¿Quién trajo la guerra sucia?

Domingo, 07 Abril 2019 16:54 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

            La llamada guerra sucia o guerra de lodo, como algunos la llaman, ha venido a descomponer el ambiente político de México desde el año 2000. Antes era totalmente desconocida en el país.

             En las campañas políticas había críticas al adversario, críticas por la forma en que se había utilizado el poder sin resolver problemas o creando más, por ineficiencia, por ineptitud o por mala fe de algunos políticos.

             Pero a partir del año 2000, la guerra sucia, consistente en lanzar insultos, crear rumores y chismes, meterse en la vida privada de los contendientes, inventar cosas para dañar al adversario y divulgarlas masivamente por el nuevo sistema de internet, fue importada por el panismo, que tenía como candidato a la presidencia de la república, a un empleado de meidano rango de la empresa Cocacola, Vicente Fox, que había demostrado su ineptitud para ocupar cargos políticos, desde que fue gobernador de Guanajuato y desempeñó ese cargo, como estaba acostumbrado a trabajar en la empresa transnacional en la que había laborado durante varios años, por teléfono celular.

          Como gobernador fue un fracaso y como presidente también. Baste un dato: habiendo llegado a la Presidencia de la República con una amplia mayoría que pudo haber aprovechado para hacer los cambios que se requerían para mejorar las cosas que ya empezaban a andar mal por el sistema económico neoliberal impuesto por Salinas de Gortari, no hizo nada y su popularidad bajó a tal grado, que en las elecciones intermedias perdió cincuenta diputaciones, con lo que su partido, dejó de tener la mayoría que tenía en el Congreso.

            En las elecciones federales siguientes, el PAN hubiera perdido si no es ayudado por la tecnocracia priísta y la alianza panista con la dirigente de su antes odiada enemiga, la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, que movilizando a sus operadores electorales logró que Felipe Calterón obtuviera menos de un punto porcentual arriba de la votación del candidato priísta.

            De ahí surgió la célebre frase del segundo panista presidente de la república, refiriéndose a su apretadísimo triunfo: “Haiga sido, como haiga sido”.

             Para implantar la guerra sucia en la política mexicana, el PAN, Fox y sus Amigos, importaron de España, a un experto en campañas sucias, que después enriqueció Calderón quien trajo además, a expertos sudamericanos en la materia.

             Y como ya ni eso funcionó para que el candidato panista ganara arrolladoramente, se tuvo que recurrir al fraude, en lo que eran expertos los dirigentes sindicales del priísmo tradicional, como doña Elba Esther.

             Esas guerras sucias fueron el inicio de la descomposición política que ahora sufre el país; que ha dividido a los partidos en su interior, ha enojado a muchos de los electores y que ha sido causa de enfrentamientos en pequeños y medianos pueblos, en organizaciones sindicales y que ha desprestigiado tanto a los partidos como a los políticos que los representan.

             Ahora, los dos presidentes de la república surgidos del panismo, Vicente Fox y Felipe Calderón, apenas les quitaron el resguardo del Estado Mayor Presidencial, ya están pidiendo protección al gobierno de la república, porque se sienten inseguros.

               El nuevo partido Morena, que llegó a la escena política nacional como un sunami, arrollándolo todo, está cayendo en esas perversiones desde sus inicios y si no para, tendrá más pronto que tarde, sufrir las consecuencias.

              Por fortuna hay gente sensata en las altas esferas de ese partido. El candidato a la gubernatura Luis Miguel Barbosa Huerta, acaba de decir en Huauchinango, que Morena, necesita de la presencia de quien fue su contrincante en la lucha interna, Alejandro Barbosa, quien no solo no debe salir del partido fundado por López Obrador, porque su presencia, señaló, es necesaria para ganar las elecciones.

            Ya antes Armenta Mier había señalado que si Barbosa lo consideraba necesario, el se uniría a su campaña.

             No se necesita ser un politólogo de altos vuelos, un catedrático de Harvard o un analista de esos que salen en la televisión, para avizorar el derrumbe que podría tener el nuevo partido ahora en el poder, si no toman conciencia los militantes de ese partido, de la necesidad de permanecer unidos, sin enfrentamientos internos, sin guerra sucia que lo único que provoca, es “odios y rencores” como decía el doctor Alfredo Toxqui, en su campaña por la gubernatura, cuando la sociedad poblana estaba enfrentada ideológicamente por el control de la Universidad Autónoma de Puebla, única institución de educación superior entonces existente.

              El candidato a gobernador de Morena, Barbosa Huerta, ha dicho que se siente un factor de unidad, para que Puebla supere la situación tan difícil que ha vivido en los últimos años y que trabajará en eso, en reconstruir la unidad y el respeto entre los poblanos.

              El pasado viernes estuvo en Puebla para reforzar la campaña del candidato de su partido a la gubernatura del Estado, Alberto Jiménez Merino, la dirigente nacional del PRI, Claudia Ruíz Massieus, quien afirmó que quienes por su voluntad  han abandonado las filas priístas, están totalmente identificados y sus casos serán analizados por los órganos de su partido encargados de ello.

              Los priístas leales, los que tienen convicción, los que no están ahí para conseguir un puesto, sino para que la política en México vaya por el camino adecuado a la historia y a las convicciones del pueblo mexicano, apoyan a Jiménez Merino, que es, dijo, el mejor candidato para Puebla.

               Aceptaron los priístas que las encuestas favorecen al candidato de Morena, pero señalaron que hay una clara evidencia de que la intención de voto para el candidato priísta, va en aumento y seguirá creciendo en la medida en que los militantes del partido tricolor, sigan unidos y trabajando para alcanzar el triunfo.

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