Merecido reconocimiento a Pacheco Pulido

Domingo, 23 Junio 2019 19:53 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | P U L S O  P O L I T I C O

              El sábado pasado en San Martín Texmelucan, ante una gran multitud, el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, hizo un público reconocimiento al trabajo que durante poco más de seis meses, ha venido realizando el gobernador interino Guillermo Pacheco Pulido, “quien en circunstancias difíciles supo llevar el proceso electoral,  y garantizó en Puebla la libertad de los ciudadanos y no hubo conflicto electoral, es un ejemplo lo que sucedió aquí en Puebla: señaló.

             Afirmó que la Cuarta Transformación implica también que no haya más fraudes electorales, que con los recursos públicos no se finance a ningún partido o candidato y la Administración Pública, no debe ejercer el poder en fracciones, para una minoría, ni beneficiar a grupos, porque ya pasó la elección, y ahora se debe actuar como gobierno y no como partido.

             “Nada de que tú eres de este partido y a ti no te voy a dar, tú perdiste; no, eso nos lo hacían a nosotros y nos dolía mucho, no lo vamos a hacer nosotros nunca, además una cosa es partido, como su nombre lo indica, es una parte, gobierno es todo”.

           Guillermo Pacheco Pulido es un jurista reconocido: dos sexenios fue Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, es autor de varios libros sobre temas jurídicos de actualidad; ha sido catedrático de Derecho en la Universidad Autónoma de Puebla, pero además, tiene una gran trayectoria política: ha sido dirigente estatal del sector Popular del PRI, dirigente municipal de ese partido, dirigente estatal del mismo, diputado local, diputado federal dos veces, presidente municipal de Puebla capital, y más.

             Toda esa carrera le valió para ser considerado en varios sexenios, como el candidato ideal para la gubernatura, en competencia con otros dos políticos poblanos de trayectoria muy semejante: Marco Antonio Rojas Flores y el recién fallecido Miguel Quirós Pérez. Ninguno pudo alcanzar la nominación priísta, pero ha sido Pacheco Pulido, el único de los tres, que cerró su carrera política con un interinato de casi siete meses y el primer mandatario del Estado, que ha sido reconocido públicamente por un Presidente de la República.

            Y es que después del sexenio panista de 2010-2016, la entidad poblana quedó destrozada políticamente hablando: los partidos políticos casi desaparecieron o estaban muy confrontados internamente: el PRI dividido, pero además acarreando un desprestigio demoledor, que ya lo había llevado a la pérdida de la Presidencia de la República en dos ocasiones; un PAN, que en Puebla, no había despegado, excepción en algunos municipios, por circunstancias especiales. Muchos priístas emigraron hacia el PAN, pero ya en ese partido, hicieron lo que según los cánones panistas, nunca debería hacerse y sin embargo se permitió: la creación de una corriente muy personalizada en su interior y se le dejó hacer y deshacer, a esa corriente interna, a su antojo. De hecho había dos partidos en uno y el grupo que tenía el poder, golpeaba y humillaba al grupo que no lo tenía y que en vez de pelear por los ideales de su partido, se achicaron y desaparecieron por seis años, excepto el dirigente municipal Pablo Rodríguez Regordoza, que fue el único que logró un puesto más o menos decoroso en ese gobierno.

            El PRD un partido supuestamente de izquierda, aliado con el partido representante de la derecha, tuvo una crisis interna, sobre todo, porque fue el patito feo de la alianza. Solo los Chuchos, que eran quienes realmente mandaban en ese partido a través de la corriente “Nueva Izquierda”, eran los que partían el pastel.

            Surgió el Movimiento de Renovación Nacional “Morena” y el PRD, quedó como una entelequia.

             El gobierno surgido de esa destrozada alianza, entró en conflicto con los empresarios de la construcción, que nunca fueron tomados en cuenta por el gobierno local, para la realización de obras públicas; con los maestros de todas las corrientes que existen en ese gremio, con importantes medios de comunicación; con los transportistas, con las juntas auxiliares que son casi 700; con los burócratas de los que casi 10 mil fueron dados de baja sin el pago que por ley les correspondía.

               Pero además, una elección federal y local, cuyos resultados fueron por lo menos “muy” sospechosos: Arrolla Morena, en la votación para la Presidencia de la República; gana la mayoría de los diputados federales poblanos; arrasa en la votación de los diputados locales; gana las dos senadurías de mayoría y obtiene la victoria en los 39 principales municipios del estado, excepción de Atlixco.

                Ah, pero gana la gubernatura del estado.

                Morena alega fraude y se inicia una serie de situaciones que se resuelven con una votación muy cuestionada del Tribunal Federal Electoral, que da el triunfo a la candidata panista, que solo gobierna diez días, pues ocurre el fatal accidente donde fallecen ella, su esposo el ex gobernador y senador de la república y otras tres personas.

                  En esas circunstancias inicia su trabajo Pacheco Pulido, que gracias a la prudencia y al conocimiento del Derecho y de los recovecos de la política, puede hacer un gobierno de diálogo con los diferentes sectores de la sociedad poblana, evitar confrontaciones y lograr unas elecciones limpias, en la que no hay absolutamente nada que indique alguna intervención gubernamental. El elogio del presidente pues, fue muy merecido.

           Ya se hizo el registro de los aspirantes a dirigir nacionalmente al PRI: Alejandro Moreno Cárdenas, el ex gobernador de Campeche; Ivonne Ortega, ex gobernadora de Yucatán y ex secretaria general del comité nacional priísta y Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca, son los candidatos.

            El que va a resultar electo, porque el PRI es un partido muy predecible, es Moreno Cárdenas. Cuenta con el apoyo de los tres sectores tradicionales del partido tricolor; con el apoyo de los gobernadores de los estados gobernados por priístas; de la mayor parte de los diputados federales y de los senadores y con el apoyo también de los comités estatales y de la mayoría de los comités municipales.

            Es difícil cambiar “usos y costumbres” en una institución política que desde sus inicios, hace noventa años, repetimos, noventa años, ha venido practicando ese sistema al que se da el nombre de “la cargada”. Es un sistema antidemocrático, pero nunca ha dicho nadie, que el PRI sea un partido democrático. Ha sido un partido eficaz, con gente capaz en el servicio público, creador de instituciones gubernamentales que todavía subsisten. Pero el neoliberalismo se le impuso hace poco más de 30 años, y todo ha cambiado, al grado de que ya van tres veces, desde entonces, que pierde la presidencia de la república. Ojalá y que este cambio de dirigencia le permita a ese partido surgido de la Revolución, recobrar el rumbo y volver a ser un partido revolucionario y nacionalista.

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