• Luis Felipe Vargas Montes, egresado de la FCE, señala que detrás de este logro está la BUAP

PUEBLA, Pue. - Los logros que se obtienen no son producto de actos individuales, porque hay personas o instituciones que los impulsan; es así como Luis Felipe Vargas Montes, egresado de la Facultad de Ciencias de la Electrónica (FCE) de la BUAP, reconoce a la institución que lo formó, luego de recibir la distinción “Course Director’s Prize for The Best Work in The Fieldo of Avionics Systems Design”, por parte de la Universidad de Cranfield, en Reino Unido, donde cursó la Maestría en Diseño de Vehículos Aeroespaciales.

Ingresar a la Máxima Casa de Estudios en Puebla fue una de las primeras metas que Luis Felipe Vargas se impuso. En 2011 esto se cumplió al ser alumno de la Preparatoria Benito Juárez García, de donde egresó con Mérito Académico. Más tarde estudió Ingeniería en Mecatrónica, en la FCE: “Uno de mis objetivos era entrar a la BUAP, porque sabía de su prestigio y lo que representa a nivel nacional e internacional”.

Con un interés genuino por la electrónica, la ingeniería y las matemáticas, encontró en Mecatrónica el programa idóneo para obtener bases científicas sólidas y Matemáticas avanzadas para comprender de mejor manera la teoría de la Electrónica y la Mecánica, un aspecto que fue fundamental en los proyectos que posteriormente emprendió.

“Sabía que la BUAP preparaba a sus estudiantes, tanto para la industria, como para la investigación; que su nivel en Matemáticas era alto y eso me serviría para continuar con el posgrado”.

Tras concluir la licenciatura, Luis Felipe Vargas Montes aplicó para una beca Conahcyt para estudiar la Maestría en Diseño de Vehículos Aeroespaciales, con especialidad en Diseño de Sistemas de Aviónica, en la Universidad de Cranfield, en Reino Unido, un posgrado que se enfoca a la electrónica que compone los sistemas de un avión. Este posgrado, menciona, era compatible con sus estudios de licenciatura, además de que dicha institución tiene una destacada trayectoria en la enseñanza de la aeronáutica y cuenta con instalaciones que incluyen su propio aeropuerto.

“La maestría es difícil, pero haber estudiado en la BUAP me permitió salir adelante en este posgrado, de una manera más fluida, por las bases que me dieron en ingeniería móvil”.

Como parte de su desempeño en esa institución anglosajona, desarrolló dos proyectos o tesis: el primero, en equipo, consistió en el desarrollo de sistemas y componentes de un avión para aplicaciones específicas. Luis Vargas contribuyó en el sistema de control de vuelo. Al respecto, recordó que en el programa de Mecatrónica de la BUAP cursó materias de control de sistemas, lo que le facilitó realizar este trabajo.

El otro proyecto, individual, fue la validación de conjuntos de sensores a través de redes bayesianas, que sirven para detectar sensores defectuosos en el sistema de frenado de un tren de aterrizaje. Por su desempeño y aportaciones académicas, Luis Vargas obtuvo el premio “Course Director’s Prize for The Best Work in The Field of Avionics Systems Design”.

Cursar este posgrado en Reino Unido implicó no sólo un esfuerzo intelectual, también un proceso de adaptación cultural, pero Luis Vargas contaba con experiencia en este sentido, porque fue también en la BUAP donde participó en programas como “Jóvenes Investigadores” y de movilidad estudiantil.

En 2017 estudió un semestre de su carrera en la Universidad del País Vasco, en España, y en 2020 realizó una pasantía de investigación en la Universidad Militar Nueva Granada, en Colombia. Antes, en 2016, estuvo en “Jóvenes Investigadores”.

“Cursar mi maestría es uno de los retos académicos más importantes que he tenido, pero incluso en eso la BUAP me preparó, gracias a los intercambios que realicé. Ahí tuve mis primeras experiencias de trabajar con equipos multiculturales y conocer a mucha gente de otros lados del mundo, eso me sirvió para adquirir cierta experiencia y ver cómo trabajan en otras universidades; eso facilitó mi adaptación”.

Luis Felipe Vargas Montes concluye al dar crédito a las personas que están detrás de sus logros: “En primer lugar, mi familia que me apoya y por supuesto la BUAP, pero no puedo dejar de lado a mis maestros, tanto de la preparatoria como de la licenciatura, en especial al doctor David César Malpica Moreda, quien siempre está presente en mis proyectos con su asesoría y orientación; también al doctor Luis Armando Coria, uno de los mejores profesores que tuve a lo largo de mi carrera, como muchos otros que aunque no los mencione, los tengo presente”.

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“Es mi gran capital y lo que me nutre es el trabajo y la ilusión”, expresa el hombre que decidió estudiar una licenciatura a la edad de 79 años y hoy, a los 84, está por graduarse.

Puebla, Pue. - Hay historias ordinarias. La suya no lo es. Hace poco más de cuatro años ingresó a la BUAP para estudiar Ingeniería en Procesos y Gestión Industrial, una carrera nueva entonces, en un campus igualmente nuevo, San José Chiapa. Tenía 79 años, hoy tiene 84. Don Felipe Espinosa Tecuapetla está a punto de graduarse y aún quiere seguir estudiando, porque, dice, el estudio fortalece, es superación.

-Nada me va a detener…claro…sólo la muerte. Velados por una tela gris, sus ojos lloran.

El hombre de 1.59 metros de estatura, andar lerdo, apoyado en un bastón, aún carga al hombro un costal con sus pertenencias, pues en los últimos cuatro años de estudio, no ha dejado el trabajo y todavía, a ratos, vende cebollas, chile, limón y tomates en la Central de Abasto y mercados de Tepeaca y Cholula.

Hoy está por graduarse; en 2016 este día parecía lejano: “Hoy ya estamos acá y no me queda más que dar gracias a todos, principalmente al Rector”. Sus pupilas grises brillan por lágrimas contenidas. La conversación no fluye, las lágrimas ganan terreno. Caen, como en cámara lenta, pero caen.

Estudiar durante cuatro años con alumnos 60 años más jóvenes que él no fue nunca un impedimento: “Para chango viejo, maromas nuevas” –dice, al fin con una sonrisa.

    -¿Qué lo motivó hace cuatro años a estudiar una licenciatura?

    -Las cosas están cambiando y nada más se vive una vez

    -¿Cuál fue su motor?

    -La superación

    -Siempre tuvo la claridad que terminaría esta carrera?

    -Sí, sí, sí

    -¿La tecnología fue un obstáculo para estudiar, realizar y entregar trabajos…

    -Nooo. Le tiene usted que echar ganas, como dicen. Si es uno chango viejo hay que hacer maromas nuevas y allí se iguala usted con los jóvenes. La superación del humano está en la mente, es una cosa muy grande la mente.

En abril de 2016, como cualquier otro, don Felipe Espinosa, entonces de 79 años, fue el aspirante de mayor edad en el Proceso de Admisión.

Oriundo de la ciudad de Puebla, de joven trabajó la tierra, fue obrero y sus inquietudes por observar de cerca la vida del Ejército lo llevaron a ingresar a este en 1962. Es padre de cinco hijos, uno de ellos ingeniero.

     -¿Cómo fue convivir con los jóvenes?

    -Es bien lindo, porque son diferentes: diferentes memorias, diferentes pensamientos…

    -¿Le costó trabajo?

    -No, no, es como si fuera usted, es una cosa inolvidable…

    -¿Qué aprendió usted de los jóvenes; ellos que aprendieron de usted?

    -Con la convivencia…su corazón…

    Su voz se quiebra…la emoción lo embarga.

El universitario de mayor edad quizá en la historia de la Máxima Casa de Estudios en Puebla es un hombre solitario, pero autosuficiente: “Veo bien, oigo bien, razono bien. Este es mi gran capital y lo que me nutre es el trabajo y la ilusión”.

Un día de clases le implicó durante cuatro años despertar a las 4:30 de la mañana, tomar dos autobuses y hacer un recorrido de una hora y media a dos horas, de ida, y otro tanto de vuelta. “Queda uno como invitado a no faltar”, además, “la vida es diaria, no hoy sí, mañana no”, expresa.

Si bien desde la muerte de su esposa, vive solo –“así me he llevado la vida: solo”-, el estudio ha sido superación, pero también un escudo que porta con orgullo: “Ya no estoy más solo, por todas partes me saludan. Ser egresado de la BUAP es un gran orgullo, hay que portarse a la altura: con respeto, siempre derecho”.

    -Usted ha roto paradigmas, con su ejemplo, siempre se puede estudiar…

    -Claro, sí se puede. Qué me detiene, oigo bien, veo bien, razono bien, no tengo la mente hueca. El estudio es grandioso: se estudia para la superación, para una vida mejor.

Perseverancia y responsabilidad son dos rasgos con los cuales sus maestros lo califican y recuerdan. Si bien no fue un estudiante de 10, durante nueve semestres cumplió con sus tareas, no obstante haber superado los 80 años.

Para don Felipe Espinosa Tecuapetla los años de estudio en la BUAP han sido “inolvidables”, por eso, repite: “Nada me va a detener, haré mi solicitud para seguir estudiando”. Hace una pausa, corrige: “Sólo la muerte”.

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Roberto Aparicio Joo, Senior Manager en Integrated Device Technology, Inc. (IDT), empresa que vende a Samsung, Apple y Nokia, es el desarrollador, con su equipo de trabajo, de circuitos integrados de alta frecuencia y alta potencia, innovación que permitió el salto tecnológico para hacer del celular una computadora portátil. Egresado de la BUAP, afirma que en esta institución se formó con el rigor científico para continuar el posgrado en Estados Unidos, a la altura de estudiantes de las mejores universidades del mundo. Hoy es un profesional a la vanguardia.

          Con su equipo de trabajo, ha diseñado y patentado 13 innovaciones en circuitos integrados de alta frecuencia y alta potencia que han transformado el celular en un pequeño dispositivo de cómputo y han dejado atrás el viejo modelo -grande y pesado-, cuya única función era la voz. Tales aplicaciones han revolucionado la telefonía celular, al optimizar la calidad de la comunicación inalámbrica, con buena recepción y sin interferencias, no obstante el sitio y la distancia en la que se encuentre el usuario con respecto a la estación de base.

          Se trata de innovaciones que han contribuido al éxito de IDT, una compañía que cotiza en Nasdaq -la segunda bolsa de valores electrónica y automatizada más grande de Estados Unidos-, proveedora de los componentes internos de teléfonos iPhone o Samsung Galaxy.

          De aquí la afirmación de quien fue su asesor de tesis de licenciatura, Jaime Cid Monjaraz: “Si tienes un teléfono celular de altas prestaciones, seguro tiene un diseño elaborado por un egresado de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP, el doctor Roberto Aparicio Joo, quien desarrolla, con su equipo de trabajo, el sistema para controlar la potencia del amplificador del teléfono”.

El egresado de la BUAP, un mexicano ejemplar en Estados Unidos

Roberto Aparicio Joo ingresó a la Máxima Casa de Estudios en Puebla en 1993, a la Licenciatura en Electrónica, en la entonces Escuela de Ciencias Físico Matemáticas, hoy Facultad de Ciencias Físico Matemáticas. Se graduó en 1998 con promedio de 10 y la distinción Cum Laude, con la tesis “Control por Computadora de un Brazo Robot”, en el que incluyó la parte mecánica, la interfaz electrónica y el programa de software, entre otros componentes, con la asesoría de Jaime Cid Monjaraz, investigador de la hoy Facultad de Ciencias de la Electrónica.

          Fue un estudiante brillante: durante los diez semestres de la Licenciatura en Electrónica obtuvo 10 de calificación, por lo que le otorgaron la Medalla Fénix en 1997, así como otros premios y distinciones.

           “Mi formación en la BUAP fue clave y me permitió seguir adelante. Los primeros años de la licenciatura fueron fundamentales para desarrollar aptitudes y seguir mis estudios en el extranjero, pues en la hoy Facultad de Ciencias Físico Matemáticas me enseñaron, con rigor científico, los fundamentos de la Física y las Matemáticas, necesarios para desarrollarme en la electrónica, una rama de constante cambio e innovación”, afirma.

          Hasta hace 20 años, el teléfono celular era grande, pesado y solo tenía la función de voz.  El actual, ligero y pequeño, tiene entre otras aplicaciones video, voz, imagen, música, reconocimiento de voz y de huella digital, y acceso a internet, que lo convierten en una computadora portátil, gracias a la innovación tecnológica de equipos como el del doctor Roberto Aparicio Joo.

           “¿Cómo un profesionista puede mantenerse a la vanguardia?”, cuestiona y se responde: “Tener buenos fundamentos en Física y Matemáticas, y eso es una instrucción de primera calidad en la BUAP”.

          Sus estudios de maestría y doctorado los cursó en el Instituto Tecnológico de California (Caltech), en Pasadena, California, Estados Unidos. De estos años expresa:

           “Con la formación que recibí en la BUAP me sentí al nivel de mis compañeros que venían de las mejores universidades del mundo. Trabajando con ellos me di cuenta que los conocimientos que adquirí en las facultades de Ciencias Físico Matemáticas y de la Electrónica me colocaban a la par de los otros compañeros. Yo no me sentí menos, estaba en el mismo nivel, con una educación universitaria a la altura y vanguardia”, subraya. 

          Tras obtener los grados de maestría y doctorado, en 2001 y 2004, Roberto Aparicio Joo tuvo una carrera ascendente. Obtuvo la beca Fulbright, una de investigación de IBM y una beca en el Caltech. Recibió el Premio de Logro Sobresaliente de la Fundación Walker von Brimer y el Premio Diseñador de Estudiantes Destacados de Analog Devices Inc.

          Se ha desempeñado en varias empresas, como el Centro Tecnológico para Informática (CTI, en Campinas, Brasil), IBM TJ Watson Research Center, Axiom Microdevices Inc., Mobius Semiconductor, Peregrine Semiconductor y Qualcomm.

          Hoy, Roberto Aparicio Joo es Senior Manager del Departamento de Radio Frecuencia, en IDT, cuyos principales rubros son el desarrollo de circuitos para telecomunicaciones, fibra óptica e infraestructura inalámbrica, entre otros. 

          Otras seis aplicaciones del equipo de Aparicio Joo, especialista en el diseño de circuitos integrados a muy alta frecuencia y alta potencia, están en vías de ser patentadas en el área de electrónica, una disciplina en constante innovación, en la cual el egresado de la BUAP ha mostrado su liderazgo y hace posible que hoy el mundo porte una computadora en la palma de la mano.

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