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Hartazgo

Domingo, 16 Noviembre 2025 22:30 Escrito por Fernando Vázquez Rigada.

La indignación ciudadana crece. En más de 60 ciudades del país, miles de personas salieron a manifestar su enojo, su ira, su desespero.

Llama la atención el complejo universo de agravios: corrupción, inseguridad, desapariciones, enfermedad, bancarrota.

Es un coctel que no debería tomarse a la ligera.

El régimen ha respondido de la peor forma, inflamando una y otra vez —-con soberbia y desprecio— la indignación ante la detención de las justificadas demandas de la gente. En la Ciudad de México se reprimió no sólo a vándalos infiltrados sino a manifestantes y familias pacíficas. 

Hay imágenes brutales que alertan sobre lo que puede venir.

Los gritos de exigencia para vivir en paz y con honestidad fueron recibidos con toletes y piedras de una autoridad que actúa selectivamente. 

Los partidos de oposición no han encontrado, por lo pronto, el canal para conectar con esta indignación.

El punto fino de lo que pasó el sábado, que fue la nueva cúspide de un semestre fatídico para la nomenclatura gobernante, es que la sociedad está desbordando su acción por fuera de las instituciones políticas.

Los partidos le quedan chicos a este fervor.

Morena está en los linderos de una guerra civil. Atiende a su clientela que es algo más de un 30% de la lista nominal. Una minoría.

Los demás partidos están atomizados. 

Por eso la gente tomó rumbo propio. Salió sin convocatoria clara ni liderazgos definitivos. Es una auto organización que rebasa a las instituciones. El Movimiento del Sombrero es un botón de muestra. 

La ira ciudadana quiso vulnerar los símbolos de poder: los palacios de gobierno —incluido el Nacional— intentaron ser quemados, saqueados, como antes lo fueron las sedes de poder en Culiacán y Morelia.

Fueron los gritos del hartazgo.

El poder máximo de la República se refugió tras vallas y muros: primer simbolismo. El aislamiento de la presidencia ya no es sólo un hecho político, sino también simbólico.

La respuesta a la represión en el Zócalo provino con un mensaje presidencial desde Tabasco, segundo simbolismo. En política, el azar determina muchas cosas, pero no una agenda. El sitio fue pensado con anterioridad y designado para tener un contenido emblemático.

Al poder ya no le alcanza con los viejos manuales ni con un gabinete mediocre y de alcance corto. A las oposiciones no les basta con la caída de Morena: necesitan conectar con la sociedad.

Esta sigue su curso: derribando muros. Rompiendo patrones. Tomando las calles.

Se acusó a las marchas del sábado de ser políticas.

No podría ser de otra forma. 

La política proviene de Grecia para envolver dos intereses que no pueden estar aislados: el de los ciudadanos y el de la ciudad.

Lo que vimos el sábado fue que en México ambos intereses están partidos.

Vimos, también, un nuevo signo de un proceso de cambio.

Independiente, libre, valiente.

Harto.

X | @fvazquezrig

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