Villagrande es un pueblo enclavado en la parte suroeste de su estado de pertenencia y su grandeza no deviene precisamente de su extensión territorial, porque en ese sentido, resulta ser efectivamente el más grande. Su grandeza reside en una serie de epopeyas que escribieron sus hombres y mujeres, momentos que tienen que ver con la legítima defensa de su pueblo; son sus raíces y costumbres que le han dado su identidad. Se cuenta que antes de la llegada de los españoles, en estas tierras de la mixteca baja fueron ocupadas por diferentes etnias como los tlapanecos, tlahuicas, nahuas y los mismos mixtecos, todo ello sucedió en diferentes tiempos siempre lejos, muy lejos de la gran Tenochtitlan, capital del imperio azteca. En este lugar, a diferencia  de los pueblos españoles que eran custodiados por castillos medievales amurallados, este pueblo se encuentra rodeado o mejor dicho, custodiado por enormes cerros y colinas que lo abrazan, para protegerlo ante los embates ya naturales o del enemigo en su caso, como pasó en momentos trágicos vividos en el pasado, que valga decir que, en ningún momento estos residentes se amilanaron ante el peligro, así se constata en la memoria de sus pobladores que se contaban sus ancestros y, por eso se mantiene en el recuerdo. La historia relata del gran valor del pueblo mixteco que siempre mostraron su valentía, fue una etnia que no se dejó doblegar por nadie y menos por los aztecas de quien se dice más de una vez quisieron someterlos, fue un pueblo donde sus hombres siempre amaron la libertad y así continuo por mucho tiempo, así lo constata su historia.

Ese conjunto de orografía y una diversa flora propia de estas tierras, que a veces deja de ser un lugar árido e inhabitable, para pasar a otra temporada, donde se convierte en un lugar lleno de colores vivos que se asemejan en todo a la parte norte del estado. Un sol candente que define el carácter de sus habitantes; unas noches que te invitan a cobijarte con un cielo lleno de miles de estrellas placenteras que se iluminan primero y luego, desaparecen al amanecer. Y después, un enorme silencio que acompaña el día a día, noche tras noche, la espera del ansiado momento de reposo de los hijos de Villagrande, pero llegarían nuevos tiempos que cambiarían sustancialmente el bienestar de sus pobladores.

El pueblo es reconocido no solo por su historia, su gente dedicada a la agricultura, propia de esta parte de la mixteca baja, también existieron en un tiempo no muy lejano gente dedicada a la talabartería, herrería, carpintería, ebanistas, panaderos, entre otros muchos oficios. Sus campos fueron benignos en la pastura, de ahí su fama en su ganadería, una actividad muy importante que floreció durante mucho tiempo, actividad que tuvo sus frutos en la Exposición Universal Internacional, que se realizó en París, Francia en el año de 1900 y le fue otorgada la medalla de oro a su queso que cobro fama en toda la región y que pervive, así como su ganadería. Se cuenta que un gobernador del estado mando a un grupo de súbditos para comprar una manada de becerros en una cantidad importante y, al consultar a los ganaderos, éstos les contestaron a sus emisarios que no se preocupara, ahí tenían para responder la compra, únicamente les dijeran de qué color los quería el señor gobernador.  

Y es este místico lugar, con su clima caliente y una orografía variopinta, que unas veces parece a punto de morir y de pronto, al caer las primeras lluvias muestra una belleza que enamora la vista de los ojos más exigentes, para deleitarse de unos paisajes que afloran de pronto, son cambios mágicos que ofrece la naturaleza de estas tierras candentes. Y es su clima sin duda, el que ha forjado el carácter de sus hombres. Aquí en este lugar de origen rural, el campesino labra su tierra con amor, es un apasionado de su trabajo, se da una comunión campesino- tierra, existe una verdadera veneración al suelo que lo vio crecer.

Buena parte de su gente por tradición y formación dentro del seno familiar, son proclives a la lectura y acrecientan su conocimiento en diversas áreas del saber. Sí bien su gente es feliz, también es cierto que parte de su población fue analfabeta en buen número en el pasado durante muchos años, debido a la falta de escuelas y maestros. La educación estuvo a cargo en un principio por los padres de familia, que además les inculcaron a los hijos no solo el respeto a los mayores, también los formaron con los más elementales principios morales y su fe a la religión católica. Fueron éstos los principios rectores de la gente y familias de Villagrande.

El tiempo pasó, pero su historia fue conservada de generación a generación, sin embargo, más adelante desgraciadamente son cada vez menos los que los que la van manteniendo viva. Los vestigios de aquellas epopeyas históricas han sido barrados desgraciadamente, ergo, el primer consistorio construido con traza semejante a las principales ciudades de la Nueva España se abandonó, para después ser ocupado por una escuela para albergar a la niñez; espacios históricos fueron alterados para darles otra utilidad y los monumentos fueron removidos, ocultando la historia, información muy importante para los pueblos. Y de todo ello, solo quedan como testimonio documentos fotográficos que señalan una evidencia que solo la recuerda una generación la que también fue desapareciendo.  

Villagrande, su nombre lo dice, es grande y se desconoce su extensión. Comentaban sus lugareños que donde la vista alcanza a distinguir, no es suficiente, es más extenso su terreno; que este lugar no aparece en mapa alguno; pero que existen testimonios que dicen que, hablan de un lugar lleno de historia y que su significado es, dicen algunos “lugar donde se respiran aires de libertad” y, no es casual dicho significado. Contaban sus ancestros que en tiempos pasados antes de la llegada de los españoles y de las congregaciones religiosas, aquí se reunían ciertos grupos étnicos y celebraban encuentros o reuniones para llevar a cabo planes de estrategias de combate; y después con la conquista por los españoles estas tierras fueron caminos por donde fueron trasladados los productos que llegaban de la Nao China al puerto de Acapulco, eran productos que venían de lugares lejanos. Pudo haber sido un lugar utilizado primero como centro ceremonial y después convertirse como un centro de acopio de mercancías, porque se decía que, así como llegaban, desaparecían para retornar a diversos lugares de la mixteca baja o tomaban otro rumbo y, con el tiempo así se mantuvo.

Cholula de Rivadavia, 2 de mayo de 2025

Publicado en CULTURA

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