Mediante un comunicado circulado el pasado 30 de abril a nivel nacional en medios impresos, el Presidente Municipal de Guadalajara Enrique Alfaro Ramírez y el Jefe del Gobierno del Distrito Federal Miguel Ángel Mancera, impulsados por el foro “Salario suficiente y dignidad para el trabajo” se sumaron a la necesidad y viabilidad de que en México se construya una nueva política salarial, que fortalezca la capacidad de consumo de los trabajadores.
En el escrito, los alcaldes de las dos ciudades más importantes del país, declaran, que los bajos ingresos que percibe una amplia proporción de los trabajadores mexicanos, se ha convertido en el factor más importante que explica las causas de la persistencia de la pobreza en nuestro país.
Los salarios mínimos son insuficientes para llevar una vida digna y lanzan un mensaje abominable a la sociedad mexicana; trabajar honradamente no es suficiente para salir de la pobreza, incluso de la pobreza extrema.
Continúa el mensaje, un salario mínimo por debajo de la línea que marca la canasta alimentaria, constituye una de las más graves deformaciones no sólo de nuestra economía, sino de nuestros valores como sociedad.
Resulta inaceptable que para millones de mexicanos el trabajo formal, lejos de constituir una vía para su dignidad, su prosperidad, su desarrollo, se haya convertido en un factor que perpetúa su empobrecimiento.
A dos años de que la Ciudad de México convocó a un gran debate nacional en torno a la ineludible necesidad de aumentar los salarios mínimos, quienes suscriben el documento, hacen el llamado al gobierno federal y a las autoridades laborales para que, por mandato constitucional y usando las atribuciones que la ley les confiere, pongan en marcha una nueva estrategia para la política salarial.
En el escrito definen, que una base comienza por los que menos ganan, y la propuesta es, un incremento al salario mínimo, a un nivel que permita la adquisición de la canasta alimentaria para el trabajador y un dependiente, de forma tal, que puedan abandonar su situación de pobreza de hambre, esto es, un aumento de 16 pesos al salario mínimo, una cifra modesta pero inmediata.
Tras éste primer aumento -posible y practicable en éste mismo año- se debe construir la ruta, con medidas adicionales con el objetivo de que en el mediano plazo todos los trabajadores puedan gozar de una vida digna a la que tienen derecho.
En Puebla, el pasado Primero de Mayo, durante el desfile anual de los trabajadores, se escuchó una variedad de consignas políticas en contra de las autoridades gubernamentales, pero se olvidaron, tal vez por la costumbre de hablar al vacío al momento de exigir sus demandas laborales, de levantar la bandera por un mejor salario mínimo.