La insurgencia en Villagrande

Miércoles, 05 Febrero 2025 06:47 Escrito por Silvestre Hernando Alconedo

Era de noche, caminos estrechos, otras veces intransitables para quien no conoce estos terrenos de la mixteca baja, quien no los ha transitado no se atrevería cruzarlos, menos al caer la noche. Conforme las nubes atajan las sombras que la luna con su luz intermitente descubre, parece que las sombras que aparecen, cuando la luna encuentra sus espacios, la noche recobra vida y movimiento. Es un espectáculo único que solo quien conoce estos caminos puede apreciarlos y disfrutar. Es el caso de ese jinete misterioso que se pierde en las penumbras, que cabalga cual diestro en estos menesteres; jinete y caballo cabalgan en comunión, envueltos en un paisaje muy familiar, que por el rostro del jinete quien manifiesta solo alegría que, por su aspecto, su vestimenta, lejos tiene la apariencia de un parroquiano común, su aspecto lo delata como una persona que inspira a todas luces, confianza, amistad y respeto.

La indumentaria que portaba este jinete solitario que, solo por su simple semblante y ropa oscura que se pierde en la oscuridad, al descubrirlo en su camino, cualquier persona, sin duda, no dudaría en saludarlo con mucho respeto y postrarse frente a él; de figura erguida y la ropa que viste, lo delatan, sí, sin lugar a dudas, es un hombre dedicado a predicar la religión: es un sacerdote. Había dejado a sus feligreses con la luz del día, horas que habían consumido su transitar, dejado su iglesia y la responsabilidad que su cargo que como vicario tenía, había  tomado la decisión de realizar un periplito para volver a su lugar de origen, con su familia, con sus paisanos del pueblo de Villagrande, pero no solo eso lo hizo realizar ese  viaje, lo animaba el poder entablar comunicación, una empresa que lo tenía ocupado y comprometido: sacudirse el yugo español y ofrecer una vida digna a miles de gentes de la nueva España que, su vida les pertenecía a los potentados españoles y que encontraban en curas de pueblo su esperanza de gozar de una vida más digna. Y esos cambios se estaban gestando en la nueva España, teniendo como principales cabezas, figuras del clero, el bajo clero, como el vicario que volvía a su lugar de origen a su seno familiar, a saludarlos si, pero además sumar simpatizantes en esa noble causa.

Pronto descubrió incipientes luces de un caserío que le anunciaba la presencia de una población conocida y donde mantenía amistades que le apreciaban, lo sabía; reinaba un silencio y se dirigió a una vivienda con mucha familiaridad y el silencio se rompió al bajarse de su caballo y abrir la tranca para introducirse una vez cruzado el patio de la casa. Toco una puerta improvisada, no, fuerte, pero que quienes ahí habitaban interrumpieron su descanso para recibirlo, Padrecito pase usted, esta es su casa, - gracias José, voy para Villagrande, solo me detuve para saludarte, - dígame si le puedo servir en algo, padre, - bueno solo saber cómo andan las cosas por acá,- padre la gente ve bien lo que está pasando, y ya estamos cansados del trato que nos dan los gachupines, queremos ser libres y vivir como Dios manda y ver que nuestros hijos no crezcan con esa vida que nos tocado a nosotros,- entonces ¿crees tú que si nos rebelamos ustedes o sea el pueblo nos acompañaría?, ¡claro que si padrecito! y yo creo que hay más gente que lo haría, tengo noticias que en Villagrande hay muchos que ya están hartos, apenas juí pa´ allá y yo creo que sí es cierto, - precisamente hijo voy para allá, - no se queda a descansar, ya va a caer la noche,- voy a informarme y no quiero que los realistas me vean, ellos ya saben que existen curas que pueden rebelarse, prefiero viajar con la noche, no te preocupes conozco muy bien los caminos y la gente,  no me despido hijo, de regreso paso, - sí padrecito, lo estaremos esperando. Mientras dialogaba con José, el caballo comió pastura y él revisó sus provisiones, hecho esto, monto su caballo y prosiguió su camino, la charla sostenida lo confortó, sabía que la empresa que iba emprender era justa e igual que los tiempos, el momento estaba cerca, más cerca de lo que se pensaba.  
.., señor, señor, señor barbado, - eeeh, perdón, perdón, disculpen muchachos, me quede dormido, - descuide señor, se nos hizo extraño verlo sentado en esta silla,- así es, me quede a observar la estatua de este personaje que nació aquí en Villagrande. Pero si gustan vamos al otro extremo para platicar, - ¡claro señor barbado!

 Cholula de Rivadavía,5 de febrero de 2025

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