La escucha y el servicio

Domingo, 20 Julio 2025 17:04 Escrito por Víctor CORCOBA HERRERO / Escritor

Artículo | Compartiendo Diálogos Conmigo Mismo

EN NUESTRO OBRAR VIVE EL DESCUBRIR: Afanarse en un hacer por hacer no sirve de nada, se requiere detenerse a observar, oírse y dejarse interrogar por lo vivido. San Benito resumía el estilo de vida que indicaba a sus monjes en dos palabras: “ora et labora”, reza y trabaja. No hay mejor mirada que verse en el Señor al romper el día, para percibir su señal y recibir su aliento, siempre liberado de las opacidades del mal y nunca desorientado del bien. 

I.- A LOS PIES DE JESÚS; 
ORANDO SIEMPRE

El Maestro, que ha venido para darse 
en cuerpo entero, en el decir y obrar, 
nos llama a prestar oídos en el andar, 
a seguirle en su camino y detenernos, 
a revivir y a vivir en la paz de su voz. 

Sus estelas son de pasión y existencia,
tan sólo hay que inclinarse ante ellas, 
dejarse animar y reanimar vivamente, 
para sentir la expansión de su espíritu,
que nos infunde un gozo que no pasa. 

El eterno vocablo etéreo nos enaltece, 
nos llena de luminaria los horizontes, 
da sentido a nuestra acción cotidiana, 
la exonera de las opacidades del mal, 
glorificando el deseo de amar el bien. 

II.- EN ORACIÓN CONTINUA; 
CON JESÚS A LA VERA

En la noche oscura resplandezca la fe,
el combate de la oración nos alumbre, 
tome savia en nosotros la dulce onda,  
para sentirlo todo y hallarse con nada, 
porque el que no es, está en nosotros. 

Hay sujetos que no son, pero existen,
conviven a nuestro lado como Jesús, 
sostén nuestro y salvador del mundo; 
llamados a llevar alivio y esperanza,
a quienes están agobiados y afligidos. 

No hay otra muestra más superlativa, 
que la de existir anhelados por querer, 
con impulso suplicante y pulso beato; 
de darse orante y donarse arrodillado, 
con ayuda esencial y luna de esencia. 

III.- NADA ES SIN JESÚS; 
AL PADRE POR ÉL

Priorizar el tiempo con Dios es amor, 
es saber contemplar lo que nos anida, 
es secundar con un hálito iluminado, 
nuestro vagabundear por aquí abajo,
a la espera del hallazgo con el Padre.

Ven a mi Jesús con la cruz redentora, 
acércate a mi ruin energía en súplica, 
injértame coraje para reencontrarme;
haz que todo mi ser vuelva en unión,
y en comunión con la divina palabra.

Ofrendar el alma al olmo paradisíaco, 
para que vuelva a ser el verso celeste, 
es mi deseo cada día que reaparezco; 
confiar en la providencia es mi ansia, 
y descansar bajo su mística presencia. 

Víctor CORCOBA HERRERO
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