Artículo | Compartiendo diálogos conmigo mismo

BAJAR LA CABEZA Y ALZAR EL CORAZÓN: Pongámonos en escucha, vayamos al espacio glorioso, tutelémonos en el amor y en el amar. Retornemos al Crucificado, se dejará encontrar para que podamos hallarlo en el soportal más espinoso y pesado de los clavos. Desde la cruz, nos llama y nos abraza a diario, para volvernos comunión y revolvernos contra sí; pues, si penamos con Él, coexistiremos en el poema con Él: componiendo el universo de versos, con sones que nos enternecen y eternizan.
 

I.- CUIDEMOS NUESTROS PESARES

Jesús pasa por la vida sin miedo, 
lleno de quietud y de luz relleno, 
próximo y con los ojos abiertos, 
procurando escuchar al prójimo, 
deseoso de asistencia y cercanía.

La mayor congoja es no amarse, 
olvidarse de querer y no legarse, 
tomar el horizonte de la avaricia, 
perderlo todo por abrigar vicios, 
y no hallar a nadie que te guarde.

Recojamos angustias y acojamos, 
que el que acoge siempre recoge,
y según lo labrado así recolecta; 
pues habitar, es compartir llagas, 
y repartir alegría como sanación. 

II.- ATENDAMOS A NUESTROS MALES 

Pobre de aquel que existe para sí, 
acrecienta sus males de egoísmo, 
y multiplica sus míseras miserias, 
que son las del dinero y el poder;
que no liberan, sino que oprimen.

La gloria más grande está en ser,
un ser que conjuga el amor vivo, 
la bondad con la verdad cada día, 
haciendo un buen uso del pasaje, 
pues de la codicia brota el abuso. 

Danos, Señor, aires de penitente, 
ofrendas de piedad para el andar, 
sacrificios que nos hagan revivir, 
para poder salir de este tormento,
y entrar en la dicha del regocijo. 

III.- Y VIGILEMOS NUESTROS ANDARES 

Caminar con tino y mejor pulso, 
estar vigilantes para poder vivir, 
es un modo digno de cautivarse, 
de reconocer la pureza del niño, 
que todos llevamos mar adentro.

Jamás evaporemos la inocencia, 
recojamos el derecho inviolable,
de todo ente angélico a elevarse.
Exaltemos la gracia de su mirada,  
hasta vernos relucidos en su voz.

No hay mejor latir que sentirnos, 
para reencontrarnos con el crío, 
que se estrella, cae y se levanta. 
Sin pensar en los dolores nos ríe, 
porque se alegra de vivir la vida. 

Víctor CORCOBA HERRERO
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Domingo, 28 Septiembre 2025 18:35

Con la conversión: una identidad nueva

Artículo | Compartiendo Diálogos Conmigo Mismo

LA CRUZ NOS FORTALECE: Que sea Cristo quien vive en nosotros, de manera que nadie habite en la indiferencia y descubra el amor, hasta el extremo de que ninguno viva para sí, sino para los demás. Con el bautismo, el Señor entra en nuestra existencia por la puerta del corazón, uniendo sus latidos a los nuestros, incrustándonos la llama de su pasión: la percusión perfecta. Cubiertos por este místico sigilo y recubiertos de unidad, somos uno con Él y; además, somos uno entre nosotros. 

I.- DEL DERROCHE AL COMPARTIR 

En este itinerario por aquí abajo, 
la cruz celeste nos abraza el día, 
nos sirve una mentalidad nueva, 
la de partir el pan y participarlo, 
reunirse en la mesa y repartirlo.

La hacendosa movida cotidiana, 
es tan laboriosa que pide pausa, 
para la metamorfosis fidedigna, 
de remar en la docencia del ser, 
y no caer en la indecencia cruel.

La bolsa es un verso en ofrenda, 
es la lírica creativa y recreativa, 
que todos requerimos en la vida;
mientras el despilfarro nos mata, 
porque es moledor y demoledor. 

II.- DEL EGOÍSMO A LA CARIDAD 

Nos inundan los secretos sueños, 
siempre con idéntica genealogía; 
la de una desenfrenada avaricia, 
deseo de placer y egocentrismo, 
que no es la bondad ni la verdad.

Retornemos a la vereda del bien, 
activemos el espíritu de entrega, 
impulsemos el sacrificio del ser, 
la privación en nuestro breviario, 
pues la falta es lo que nos redime. 

La piedad es un deber congénito, 
la acción en la forma un derecho, 
un acto de justicia y miramiento, 
lo que implica respeto recíproco: 
sentir el amor y amar como Dios.
 
III.- DEL ODIO A LA FRATERNIDAD

La espiral del rencor nos ahorca, 
nos deja sin verbo y sin vocablo, 
nos engendra la vengativa pena,
de continuar gimiendo de rabia, 
y clamando en la ruin venganza.

Uno de los gozos es la amistad; 
dejemos que irradie el corazón, 
nuestro enorme tesoro viviente. 
No dejes que se muera el pulso.
y no hayan muerto los rencores.
 
Salgamos de cualquier discordia, 
entremos con la mano extendida, 
cultivemos la cultura del abrazo, 
y seamos fermento de concordia, 
para que los lazos se fraternicen. 

Víctor CORCOBA HERRERO
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Domingo, 21 Septiembre 2025 19:14

Abraza la verdad y vive

Artículo | Compartiendo diálogos conmigo mismo

TEMPLE Y VALENTÍA: No me importa caminar cuando no hay distancias ni seres distantes, porque todo se hace en comunión y en comunidad, con la lógica del compartir. Opuestos a la cuestión del lucro, toca decidirse entre el egoísmo y el amor, la justicia y la injustica, Dios y Satanás. Hoy, como ayer; el itinerario por aquí abajo, exige valor para ir en sentido inverso, amando como Jesús, que llegó incluso al sacrificio de sí mismo en la cruz, deseoso de abrazarnos para reunirnos.

I.- EL DINERO TODO LO FUNDE 
Y CONFUNDE

Nuestro Redentor nos deja libres, 
pero tampoco nos deja huérfanos; 
mientras el pudiente acaudalado, 
nos moldea a su interés utilitario,  
para abandonarnos en la avaricia. 

La sandez de este acopio mísero, 
no tiene acogida ni recogida fiel, 
es una compraventa que está ahí, 
reverenciada más de lo que vale, 
pues sólo en la cruz está el amor. 

El desorden radica en mercadear, 
en permutar con lo que subyuga, 
y en no captar el uso de las cosas, 
que está en el darse y en donarse,
en el conferirse y en el requerirse.  

II.- SERVIR AL PIADOSO CREADOR 
Y NO AL PECULIO 

Hoy todo se compra y se certifica, 
todo se sujeta al poder capitalista, 
sólo nos urge acopiar y consumir, 
presos de un sistema degradante, 
que nos avasalla sin miramientos.

En vista de lo cotejado, confirmo: 
Que, aunque Dios es la evidencia
invisible, todo habla del Altísimo;  
sólo hay que estar en disposición, 
para verle, percibirle y alcanzarle. 

Estamos llamados a ser creativos, 
con la sensatez y la astucia santa,   
usando los bienes de este mundo, 
no para enriquecernos y ser poder, 
sino para servir afecto y amistad. 

III.- SÓLO DIOS NOS VIVE 
Y NOS DA VALOR 

Uno requiere renovarse cada día, 
descubrirse y redescubrirse vivo, 
cultivar los vínculos y vincularse, 
amar y quererse para hermanarse, 
que es lo que da el gozo de vivir. 

Quien suple dicha por hacienda, 
no podrá suplir capital por orden, 
ni sustituir a los grandes tesoros, 
por el cultivo del abrazo fraterno, 
porque nada descansará en nadie. 

No pongas tus frutos en el talego, 
mas pon tu logro a buen recaudo: 
en la pobreza que será sublevada, 
cuando la riqueza sea desmedida, 
y todo se arrase con la vergüenza.

Víctor CORCOBA HERRERO
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Domingo, 14 Septiembre 2025 12:10

Mirar a Jesús crucificado

Artículo | Compartiendo Diálogos Conmigo Mismo

ESTE ES EL ORIGINAL CAMINO EXISTENCIAL: Por el horizonte de la verdad se llega al espacio de la bondad, al humilde conocimiento de uno mismo, que es lo que nos hace querernos, para poder amar a los demás. Los brazos extendidos del Crucificado, que nos acompañan y acompasan siempre, son el tierno abrazo con el que Dios quiere ampararnos. Sólo hay que cultivar el apego, que ha de costarnos, para que sea auténtico y no un pasatiempo, ni tampoco una tragedia. 

I.- LEVANTAR LOS OJOS HACIA EL ALTÍSIMO 

Aislarse en uno mismo es alejarse, 
apartarse y no confiar en el Señor, 
elevado en la cruz para acogernos, 
y protegernos de la riada de males, 
que nos inundan los días de dolor.  

Sólo Dios nos alumbra las noches
de la vida, nos ilumina las sendas,
nos provee de energía en el andar; 
esta es la infinita grandeza divina: 
jamás la coacción, sino el aprecio.

El camino de Jesús es compasivo, 
humanitario, gratuito y universal; 
asequible a cualquier figura frágil, 
a toda llamada suplicante de bien, 
postulante de esperanza y caridad. 

II.- DEL SUPLICIO BROTA LA ABSOLUCIÓN

La piedad celeste nos salvaguarda, 
signo del amor inmenso del Padre, 
recuerdo imborrable de esperanza, 
pues todos somos deudores de paz, 
y necesitamos hallar misericordia.

La maldad nos tritura cada aurora, 
solos no podemos dejar lo vicioso, 
nos hace falta la gracia venerable, 
hemos de implorarla para regocijo, 
pues es uno de los frutos más vivo.

No hay mayor indulgencia que ser, 
un ser que acoge el anuncio eterno, 
el de la luz de Cristo que nos guía,  
como signo de salvación conjunta, 
y como tránsito hacia un nuevo sol. 

III.- PROTEGIDOS POR UNA SEÑAL OMNIPOTENTE

La sana costumbre de santiguarse,
de engendrar la reliquia de la cruz, 
para que el perseverante enemigo
huya, pidiendo el auxilio de Dios, 
es un modo de recobrar la pureza. 

Ante los peligros que nos acechan,
uno debe reconocerse y conocerse, 
enmendarse en cada pisada que dé, 
fraguándola de corazón a corazón, 
que es como se transfigura la vida. 

La cruz es la divinidad del poema, 
la réplica de quien es todo perdón
y amor, ante la malicia del mundo, 
que todo lo corrompe y aprisiona, 
lo que nos demanda paciencia y fe. 

Víctor CORCOBA HERRERO
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Domingo, 31 Agosto 2025 21:35

El horizonte de todas las virtudes

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LA HUMILDAD LO ES TODO EN LA CRUZADA: Nuestro paso por aquí abajo es el de estar en guardia y en disposición para servir, no para ser servido, sino para combatir el orgullo y los delirios de grandeza. Donde no hay servidumbre, todo se convierte en un ¡ay de luchas, discordias y divisiones!, que nos amortajan. Dios nos ha dado modelo de sumisión en Jesús y María, para que sea nuestra salvación y felicidad. Y el acatamiento, es precisamente la vía, el camino hacia la liberación. 

I.- LA PUERTA DE ENTRADA: 
LA ESPERANZA ES EL CIELO 

Somos caminantes en camino, 
pulsos del níveo verso divino,
deseosos de ser poesía eterna, 
jamás poder que todo lo vicia, 
y lo envicia de depravaciones.

En lo celeste está nuestra vida, 
un vivir desvivido por venerar, 
y un querer por querer ser loa, 
en perpetua palma de aleluya,
con la bondad de las virtudes. 

No hay mejor partida que ser, 
el ser despojado de avaricias, 
que supo ser ofrenda de amor, 
abrazando a la cruz de Cristo, 
la abertura de ingreso al cielo. 

II.- EL PÓRTICO INTERMEDIO: 
LA ENMIENDA NOS AGUARDA 

Vivamos el don de la oración,
hospedemos el espíritu orante, 
realicémoslo con la reverencia 
debida, con el ánimo purgante,
y el deseo vivo de conversión.
 
Lo misericordioso es acogerse, 
y recogerse, activar el carácter
penitencial, con el deseo vivo
de cambio y la firmeza de ser:  
para los demás, unido a Jesús.

Con la llaneza, como proceder
familiar del discípulo querido,
y la generosidad como dicción 
concreta, del amor evangélico,
más invencible que la muerte.

III.- LA VISTA EMBELLECEDORA: 
SÓLO LOS MANSOS DAN SOPLO

Cristo Jesús, es el maravilloso
símbolo de la gloria del Padre,
es el más hermoso de los hijos 
del linaje humano, el Salvador
de todos nosotros, en la tierra. 

Sólo Él tiene la plenitud bella, 
la rectitud de la gracia divina, 
mediante la cual Dios redime, 
a las personas de sus miserias, 
alejando las tinieblas del mal.

Son las obras de amor el gozo, 
el deleite de un tañer perfecto, 
el palpitar de una sana caricia, 
que nunca deja de seducirnos,  
para que podamos transcender.

Víctor CORCOBA HERRERO
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Artículo | Compartiendo Diálogos Conmigo Mismo

EL VIRTUOSO COMBATE DE LA LEALTAD: Todo requiere compromiso; aún más, esfuerzo. La dejadez es el atajo a la ociosidad, génesis de los vicios y germen de los vacíos, que debemos abandonar con voluntad firme y perseverante para vivir según la prueba revelada. El claustro del corazón divino, no se desespera y nos espera, con una llamada exigente, pero abierta a todos nosotros. Responder es reencontrarse, rehacerse y renacerse, a la evidencia invisible. 

I.- PROCURAR ENTRAR; 
POR EL ÍNFIMO HUECO 

La cruz es un pórtico celestial, 
cuyos ínfimos huecos se abren, 
para abrazarnos y sublimarnos, 
para crecernos y glorificarnos,
como hijos de Dios que somos.

Acogidos y recogidos en Jesús; 
para establecerse en su palabra,
hay que vivirla a corazón vivo, 
y desvivirse por vivir a sus pies, 
que son bondad, verdad y vida. 

Hacer revisión de movimientos, 
con el ahínco de la conversión, 
y la fuerza de la fe como soplo, 
es unirse a su trayecto revelado; 
¡es rebelarse contra uno mismo!
 
II.- TRABAJAR POR VIVIR; 
SIRVIENDO A LOS DEMÁS

Ser de Cristo significa seguirle,
engancharse al amor y al amar, 
comprometerse con el servicio, 
yendo como centinela en vela, 
vigilando itinerarios y andares. 

Porque el Redentor nos anima,
ilumina nuestros pasos de paz, 
con un entrante de avenencia, 
reconciliando pulsos y pausas, 
aviniendo el auxilio a la cesión. 

Somos gente en labor perenne, 
necesitados de apego donante, 
ansiosos de percusiones ágiles, 
que nos reviertan en caridades;
¡volcándonos en humanidades!

III.- LA UNIVERSALIDAD; 
COMO INVITACIÓN A LA MESA

El cielo está accesible a todos, 
no encierra distinción alguna, 
únicamente hay que requerirlo, 
asistir a su mesa conciliadora, 
abrazarnos entre sí con afecto. 

El vínculo del aprecio no tiene 
precio, incluso cuando supone
tormentos, que nos atormentan, 
pues tras el ahogo viene la luz, 
y con el albor el alma se place. 

Un espíritu movido en el caos, 
lleva en su tropiezo el castigo; 
el dolor se repara con el llanto, 
y deja de sollozar con la purga; 
¡volviéndose universo de gozo! 

Víctor CORCOBA HERRERO
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Domingo, 17 Agosto 2025 20:27

La llama divina

Artículo | Compartiendo diálogos conmigo mismo

UN CAMINO LUMINOSO: En Cristo habita la plenitud omnipotente. Es una flama que ilumina y nos transforma, hasta consumir las escorias que nos corrompen, alejándonos del Creador y del prójimo, que hemos de sentirlos próximos. ¡Qué diferente este místico fogonazo, del de las guerras y las bombas, que todo lo destruyen! Un níveo destello alienta los corazones, renueva la faz de la tierra y restaura nuestro propio pulso interior, con el llamamiento a la verdad y a la bondad.
  
I.- ACEPTAR AL REDENTOR;
ES ACEPTAR SU CRUZ LIBERADORA

Seguir al afligido es rehacerse, 
hacerse con su cruz y florecer, 
pues el bautismo es la pasión, 
para cercar una vida renovada, 
y abrazarse al fuego liberador. 

Explorar en mí al crucificado, 
es reconocer la senda efectiva, 
y conocer que nada puedo ser, 
sin vivir desvivido en su voz, 
porque es la que nos renueva.

Contemplarse es reconducirse, 
ver que todo puede orientarse; 
pero esto requiere reprenderse, 
pulirse a corazón desprendido, 
con Jesús siempre en el pasaje. 

II.- ACEPTAR EL EVANGELIO; 
ES ACEPTAR SU EXIGENCIA CLARA 

El verbo glorioso es razonable;
y, como tal, su evangelio recto, 
justo y riguroso en su palabra. 
Nos eleva y lleva a lo celestial, 
con la fuerza sigilosa del Señor.

Lo sustancial, es no abandonar
nunca la mesa del amor etéreo; 
pues, aunque pueda crear duda, 
y generar una riada de pugnas,
amar es nuestro pan cotidiano. 

Venerable sea el antagonismo,
la parte que nos aparta del mal,   
y nos coloca en la vía del bien,
que es lo que nos imprime luz, 
para poner las caídas en orden. 

III.- ACEPTAR EL ARDOR PURO; 
ES ACEPTAR EL SUEÑO DE DIOS

Retornemos al apego del verso, 
regresemos al afecto caritativo, 
revolvamos inercias terrenales, 
que nos hunden y nos oprimen,
con el virus del abuso en vena. 

No tener otros dioses frívolos, 
es contemplar la luz espiritual, 
crecerse y recrearse en habitar,  
en el don de la pasión donante, 
que es lo que nos imprime paz. 

El amor es el verdadero motor
de la vida, vivimos para amar, 
para dejarnos querer por Dios; 
lejos de ídolos que nos apenan, 
y sin vínculos que nos apresen. 

Víctor CORCOBA HERRERO
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Lunes, 11 Agosto 2025 07:15

Estad atentos y vigilantes

Artículo | Compartiendo diálogos conmigo mismo

NUESTRA HISTORIA ESTÁ FIRMEMENTE EN LAS MANOS DE DIOS: Con el alma en vela y en verso, estamos siempre dispuestos para el Padre, en una espera que no ha de desesperarnos; puesto que, nos acompaña con su providencia, cuidando de cada uno de nosotros. Jamás perdamos la recta orientación; que la crónica es un partir y un compartir, un donarse y darse, ofreciéndose a los demás. Al fin, uno es lo que es, gracias a Jesús; y, así: ¡Bebiendo de su venerable pulso, nos avenimos!

I.- DONDE HAY MIEDO; 
HAY OSCURIDAD 

Con el Salvador nada es temible, 
sólo hay que dejarse acompañar, 
despojarse de mundo pernicioso,
y reintegrarse al espíritu celeste, 
para acompasar de amor el obrar. 

Junto a la cruz de Cristo, el amar;
con el amar, la pasión por el ser; 
con el ser, la alegría del convidar;
con el convidar, el gozo por vivir; 
y con el vivir, la paz en el pecho.

Bajo esta concordia omnipotente,
no cabe el desaliento ni el temor;
lo cardinal es escucharse y oírse, 
habitar despiertos y no dormirse,
pues el que rastrea siempre halla.

II.- DONDE HAY VIGILANCIA; 
HAY SABIDURÍA 

Vigilar el corazón es encauzarse, 
dirigirse a un espacio de llaneza, 
guiarse hacia un confín de culto, 
que  nos lleva a ser compasivos, 
para poder crecer en humanidad.

Si falta la vigilancia, se arriesga
todo, se expone a que se esfume, 
a que se desvanezca lo generoso, 
y se vigorice el impulso egoísta, 
que todo lo alienta de maldades.

Lo ventajoso es sentirse alertado, 
no estar ido, ni distraído consigo; 
sino asistido y vuelto a la virtud 
de la esperanza, con el Redentor, 
como verdad y vida llena de luz.

III.- DONDE HAY CREENCIA, 
HAY CERTEZA
 
Navegar sin fe es como negarse, 
es hundirse y en la nada sumirse, 
sin un patrimonio que preservar, 
y sin un horizonte para combatir, 
pues la existencia es un combate.

En ese ataque místico moramos, 
porque existir es una ciclo regio,
una rio de pruebas y tentaciones, 
con sus oleadas desconcertantes, 
que hemos de purgar y corregir.

Salvaguardar la claridad interior
es vivificante, para no destruirse, 
para elegir el ritmo de la certeza, 
fluyendo como siervos del Señor, 
para hace aquello que nos suplica.

Víctor CORCOBA HERRERO
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Lunes, 04 Agosto 2025 21:10

Ser ricos ante Dios

Artículo | Compartiendo Diálogos Conmigo Mismo

GUARDAOS DE TODA CLASE DE CODICIA, EL ORIGEN DE TODOS LOS MALES: No te afanes ni te desveles por aumentar tus bienes, que la vida no depende de lo que se posee, sino de lo que se parte y reparte entre análogos. La confianza está en el Señor, no en la necedad humana de la riqueza, que todo lo comercializa para sí mismo, en lugar de reconocer nuestras miserias, confesando precisamente la debilidad y la pobreza ante Dios.  

I.- RICOS EN CONVICCIÓN: 
CURAR EL HUMANO SER QUE SOY 

Miremos a Jesús, observémosle,
sigamos sus huellas cada aurora, 
pongamos el alma en sus bienes, 
y el corazón en su benevolencia, 
que todo en la tierra se entierra.

Así, cuando se manifieste Cristo, 
la vida en cada uno de nosotros; 
entonces hallaremos el camino, 
veremos la luz de nuestro Señor, 
y todos nos abriremos gloriosos. 

Nuestros pasos son los del amor, 
el camino de la entrega perenne, 
que no está en dar sino en darse,
que es lo que nos llena de vigor, 
para volver al Padre con su Hijo. 

II.- RICOS EN GRACIA: 
SANAR EL MUNDO QUE VIVO

La gracia de la filiación divina, 
vive en nosotros y nos hermana, 
como consanguíneos en familia, 
que buscan y rebuscan el ardor, 
la energía mística de la acogida.

Percibirse y advertirse de Dios, 
es reflejar su rostro en nosotros.
No hay más guardia, que aquel 
que aguarda acogerse y hallarse, 
para sentirse fuerte y cambiado. 

Redimidos por la misma piedad, 
con esa libertad que nos emerge,
de sabernos amados y queridos, 
llevemos al mundo esa quietud, 
la gloria del Resucitado en paz. 

III.- RICOS EN ESPERANZA: 
LIBRAR LA CERTEZA QUE DESEO

Ser ricos en anhelos nos ensalza, 
nos enaltece nuestro mar interno, 
nos hace discernir y nos renueva, 
pues lo vital no está en el poseer, 
¿acaso el tener nos torna eternos?

La ilusión no está en el bienestar, 
en la ansia del caudal monetario,
en la apuesta por el consumismo,  
pues lo válido no está en el gozar, 
¿acaso el vicio nos llena o vacía?

No cuestiones, sólo ten consuelo,  
que no hay mejor soplo que la fe, 
resguardada en la cruz redentora, 
sostenida por la roca de la virtud, 
y apoyada en el sol de la verdad. 

Víctor CORCOBA HERRERO
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Domingo, 13 Julio 2025 20:36

La llamada a la compasión

Artículo | Compartiendo Diálogos Conmigo Mismo

ESCUCHA LA VOZ DEL SEÑOR: Revierte tus ojos al Creador e invierte tu tiempo en ofrenda, observa sus pautas y cumple sus mandatos. Deja que renazca el buen propósito, la voluntad de ayudar a otros y que nazca con fervor. Fórjese la comunidad reconciliadora con la unidad conciliadora. Acompañemos en el dolor a los doloridos, partiendo y repartiendo cargas, asistiendo con la efectiva mano alentadora en la dolencia y resistiendo en comunión afectiva.

I.- MENOS PALABRAS, MÁS HECHOS

El Señor nos pide residir en su pasión, 
persistir en lo auténtico de la entrega, 
en un hacer justo y en un relato noble,
para atesorar la decencia como medio, 
por la que nos enaltecemos de alegría.
  
Vivir en el gozo del querer es revivir, 
es volver a renacer y a nacer cada día; 
es percibirse acompañado y socorrido, 
sentirse más del cielo que de la tierra, 
hasta descubrirse más luz que sombra.  

Como hijos del eterno bien que somos, 
precisamos que este medio nos irradie,
nos transmita su sístole en los hechos, 
su convulsión de realidades donantes, 
ese júbilo que el mundo no puede dar. 

II.- MÁS SERVICIO, MENOS DOMINIO 

El apego franco de Jesús nos custodia, 
nos ha llevado a la sanación del alma, 
transfigurándonos en un corazón puro,  
tan transparente en sus níveos latidos, 
que nos vivifica al esclarecer la noche.

Pulsación a pulsación todo se hermana, 
se estimula el caminar con los andares, 
se realza el afán de crear y de recrearse, 
desposeído de todo poder que esclaviza,  
pues sólo la virtud fecunda las ilusiones. 

Además, seguir al Salvador nos levanta; 
nos alienta a mostrar el abrazo piadoso; 
sobre todo, hacia quien sufre la soledad;
nos enseña a tener compasión de todos; 
a no pasar de largo, sino a movilizarse.

III.- MÁS CERCANÍA, MENOS DISTANCIA 

Adorar a Dios es inclinarse en la cruz, 
trabajar la mente y laborar el espíritu, 
cultivar el culto con todas las fuerzas, 
amándolo sin reserva y queriéndonos, 
en cada momento existencial viviente. 

Bajo el amor de amar amor se resucita, 
y sobre la relación se reencarna el sol;
aurora que se requiere para ser tronco, 
para no estar alejados sino coaligados, 
que es como se anida en verso la vida. 

Que el Señor nos abra los ojos internos,
y nos de también la aptitud y el coraje, 
de un vivir desposeído de patrimonios, 
perennemente desvivido por los demás, 
haciendo nuestras sus penas en poema.

Víctor CORCOBA HERRERO
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