Ciudad del Vaticano. - León XIV ha advertido que estamos absortos en muchas actividades que no siempre nos satisfacen. El hecho de hacer demasiado, “en lugar de darnos plenitud, se convierte en un vórtice que nos aturde”. En cambio, ha asegurado el Santo Padre, leer la vida bajo el signo de la Pascua, “significa encontrar el acceso a la esencia de la persona humana, a nuestro corazón”.

El Papa León XIV, durante la catequesis de la audiencia general de este miércoles 17 de diciembre, ha asegurado que el verdadero tesoro se conserva “en el corazón”, “no en las cajas fuertes de la tierra”, “no en las grandes inversiones financieras, hoy más que nunca enloquecidas e injustamente concentradas, idolatradas al precio sangriento de millones de vidas humanas y de la devastación de la creación de Dios”.
El tesoro de amar al prójimo

Asimismo, ha subrayado que el auténtico destino del corazón no consiste “en la posesión de los bienes de este mundo”, sino en “alcanzar lo que puede colmarlo plenamente, es decir, el amor de Dios, o, mejor dicho, Dios Amor”. Y este tesoro solo se encuentra “amando al prójimo que se encuentra en el camino”, es decir, “hermanos y hermanas de carne y hueso, cuya presencia interpela e interroga a nuestro corazón, llamándolo a abrirse y a donarse”. El Pontífice ha asegurado que el prójimo te pide “ralentizar, mirarlo a los ojos, a veces cambiar de planes, tal vez incluso cambiar de dirección”.

Con los fieles presentes en la plaza de San Pedro, el Santo Padre ha reflexionado sobre la Pascua como destino del corazón inquieto. De este modo, León XIV ha observado que hoy en día se exige en todas partes “rapidez para obtener resultados óptimos en los ámbitos más diversos” y se ha preguntado si, cuando participemos en la victoria de Jesús sobre la muerte, descansaremos. “La fe nos dice que sí, que descansaremos. No estaremos inactivos, sino que entraremos en el descanso de Dios, que es paz y alegría”, ha explicado.

El corazón símbolo de nuestra humanidad

Estamos absortos – ha asegurado - en muchas actividades que no siempre nos satisfacen. “Muchas de nuestras acciones tienen que ver con cosas prácticas, concretas”, ha añadido el Santo Padre. Por eso, León XIV ha recordado que también Jesús “se involucró con las personas y con la vida, sin escatimar esfuerzos, sino entregándose hasta el final”.

Sin embargo, tal y como ha señalado, sucede que a menudo percibimos que “el hecho de hacer demasiado”, “en lugar de darnos plenitud, se convierte en un vórtice que nos aturde, nos quita la serenidad, nos impide vivir mejor lo que es realmente importante para nuestra vida”. Y sintiéndonos cansados e insatisfechos, “el tiempo parece dispersarse en mil cosas prácticas que, sin embargo, no resuelven el significado último de nuestra existencia”, ha advertido.

Al respecto ha lamentado que a veces, al final de días llenos de actividades, “se sienten vacíos” porque “nosotros no somos máquinas, tenemos un ‘corazón’”, es más, podemos decir que “somos un corazón”. El corazón – ha afirmado León XIV – es el símbolo de toda nuestra humanidad, la síntesis de pensamientos, sentimientos y deseos, el centro invisible de nuestras personas.
El corazón inquieto

El Obispo de Roma ha querido subrayar la importancia de reflexionar sobre estos aspectos porque “en los numerosos compromisos que afrontamos continuamente”, aflora cada vez más “el riesgo de la dispersión, a veces de la desesperación, de la falta de sentido, incluso en personas aparentemente exitosas”. En cambio, leer la vida bajo el signo de la Pascua, “significa encontrar el acceso a la esencia de la persona humana, a nuestro corazón: cor inquietum”.

Con este adjetivo “inquieto”, san Agustín nos hace comprender “el impulso del ser humano que tiende a su plena realización”, ha aseverado el Papa.

La inquietud – ha proseguido León XIV - es la señal de que nuestro corazón no se mueve al azar, de forma desordenada, sin un fin o una meta, sino que está orientado hacia su destino último, el de “volver a casa”.

Finalmente, el Papa ha aseverado que “el secreto del movimiento del corazón humano” es “volver a la fuente de su ser, disfrutar del gozo que no termina, que no decepciona”. El corazón humano – ha precisado - no puede vivir sin esperar, sin saber que está hecho para la plenitud, no para el vacío.

De este modo, ha afirmado que Jesucristo “ha dado un fundamento sólido a esta esperanza”. Por esta razón, el corazón inquieto “no se sentirá defraudado si entra en el dinamismo del amor para el que ha sido creado”. Para concluir, el Pontífice ha subrayado que “el destino es seguro, la vida venció y en Cristo seguirá venciendo en cada muerte de lo cotidiano”.
Saludo a los enfermos en el Aula Pablo VI

Antes de salir a la plaza de San Pedro, el Papa León XIV saludó a un grupo de enfermos en el Aula Pablo VI. “Estamos ya cerca de la fiesta de Navidad y queremos pedir al Señor que la alegría de este tiempo de Navidad nos acompañe a todos: a vuestras familias, a vuestros seres queridos, y que estéis siempre en las manos del Señor con la confianza, con el amor que solo Dios nos puede dar”, ha dicho el Pontífice a los presentes, antes de darles la bendición y de saludarles uno a uno personalmente.

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Ciudad del Vaticano. - Durante el Ángelus, el Papa comenta el Evangelio de Mateo y reafirma que Jesús sigue hablándonos a través de los pobres, los últimos y los enfermos. Como Juan el Bautista en la cárcel, nos exhorta a no perder la esperanza y a mantener "una voz libre en busca de verdad y justicia".

Está el mundo de las cárceles que hoy, domingo 14 de diciembre, celebra su Jubileo; hay peregrinos de diversas nacionalidades con pancartas y banderas, y también simples turistas escuchando la reflexión del Papa León durante el Ángelus, en este tercer domingo de Adviento, basada en el Evangelio de Mateo. Juan el Bautista se encuentra justamente tras las rejas debido a su predicación, pero a pesar de sufrir la prisión no pierde la esperanza; incluso encadenado sigue siendo una voz libre en busca de verdad y justicia. Y desde esa cárcel se interroga, busca al Mesías y pregunta: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".
Los últimos en el centro

La respuesta de Jesús, afirma el Pontífice, pone la mirada en aquellos a quienes Él amó y sirvió, y que hoy siguen estando en el corazón de la Iglesia.

“Son ellos: los últimos, los pobres, los enfermos quienes hablan por Él. Cristo anuncia quién es a través de lo que hace. Y lo que hace es para todos nosotros signo de salvación. De hecho, cuando se encuentra con Jesús, la vida privada de luz, de palabra y de sentido recupera su significado: los ciegos ven, los mudos hablan, los sordos oyen. La imagen de Dios, desfigurada por la lepra, recupera integridad y salud. Incluso los muertos, totalmente insensibles, vuelven a la vida. Este es el Evangelio de Jesús, la buena noticia anunciada a los pobres: cuando Dios viene al mundo, ¡se le ve!”.

Cristo, esperanza en la hora de la prueba

La Palabra de Dios - continúa - tiene un poder de liberación y de sanación. De ahí la invitación a alegrarse porque Cristo es nuestra esperanza, “sobre todo en la hora de la prueba”, cuando la vida pierde sentido y nos cuesta escuchar al prójimo.

"Él da palabra a los oprimidos, a quienes la violencia y el odio han privado de voz; Él vence la ideología que hace sordos a la verdad; Él sana de las apariencias que deforman el cuerpo. El Verbo de la vida nos redime así del mal, que conduce el corazón a la muerte. Por eso, como discípulos del Señor, en este tiempo de Adviento estamos llamados a unir la espera del Salvador con la atención a lo que Dios hace en el mundo. Entonces podremos experimentar la alegría de la libertad que se encuentra con su Salvador…"

Llamado por la República Democrática del Congo

Al finalizar la oración mariana, después de recordar las beatificaciones en España y Francia y los muchos mártires valientes asesinados por su fe, la voz de León se eleva nuevamente a favor de la paz. El Pontífice expresa preocupación por la reanudación de los enfrentamientos en la parte oriental de la República Democrática del Congo, expresa su cercanía con la población e invita a respetar los procesos de paz en curso.

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Ciudad del Vaticano. - En su homilía durante la Santa Misa con ocasión de la Fiesta de la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe, que presidió esta tarde en la Basílica de San Pedro, el Pontífice elevó una súplica a la Virgen, encomendándole las naciones, los gobernantes, los jóvenes, los que se han alejado de la Iglesia y las familias.

“En medio de conflictos que no cesan, injusticias y dolores que buscan alivio, María de Guadalupe proclama el núcleo de su mensaje: «¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?». Es la voz que hace resonar la promesa de la fidelidad divina, la presencia que sostiene cuando la vida se vuelve insoportable”, recalcó el Papa León XIV en su homilía durante la Santa Misa con ocasión de la Fiesta de la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe, que presidió esta tarde en la Basílica de San Pedro.

El Papa subrayó que la maternidad que María declara nos hace descubrirnos hijos, pues quien escucha “yo soy tu madre” recuerda que, desde la cruz, al «aquí tienes a tu madre» corresponde el «aquí tienes a tu hijo». “Y como hijos, nos dirigiremos a ella para preguntarle: ‘Madre, ¿qué debemos hacer para ser los hijos que tu corazón desea?’”, dijo el Santo Padre, recordando que ella, fiel a su misión, con ternura nos dirá: «Hagan lo que Él les diga».

“Sí, Madre, queremos ser auténticos hijos tuyos: dinos cómo avanzar en la fe cuando las fuerzas decaen y crecen las sombras. Haznos comprender que contigo, incluso el invierno se convierte en tiempo de rosas”, pidió el Pontífice, quien elevó una súplica a la Virgen, encomendándole las naciones, los gobernantes, los jóvenes, los que se han alejado de la Iglesia y las familias.

“Como hijo te pido: Madre, enseña a las naciones que quieren ser hijas tuyas a no dividir el mundo en bandos irreconciliables, a no permitir que el odio marque su historia ni que la mentira escriba su memoria”, dijo el Papa, pidiéndole que les muestre que la autoridad “ha de ser ejercida como servicio y no como dominio”, que instruya a sus gobernantes en su “deber de custodiar la dignidad de cada persona en todas las fases de su vida” y que haga de esos pueblos “lugares donde cada persona pueda sentirse bienvenida”.

El Santo Padre también le pidió a María que acompañe a los más jóvenes, para que obtengan de Cristo la fuerza para elegir el bien y el valor para mantenerse firmes en la fe, “aunque el mundo los empuje en otra dirección”, mostrándoles que su Hijo camina a su lado, para que nada aflija su corazón y “puedan acoger sin miedo los planes de Dios”, y le rogó que aparte de ellos “las amenazas del crimen, de las adicciones y del peligro de una vida sin sentido”.

Elevando oraciones por los que se han alejado de la Iglesia, el Pontífice le pidió a la Virgen que su mirada “los alcance donde no llega la nuestra”, que derribe “los muros que nos separan” y los traiga “de vuelta a casa” con la fuerza de su amor. Y también le suplicó que incline el corazón de “quienes siembran discordia” hacia el deseo de su Hijo de que «todos sean uno» y los restaure en la caridad que hace posible la comunión: “Dentro de la Iglesia, Madre, tus hijos no podemos estar divididos”.

El Papa le rogó a María que fortalezca a las familias para que, siguiendo su ejemplo, los padres “eduquen con ternura y firmeza, de modo que cada hogar sea escuela de fe”, que inspire a quienes forman mentes y corazones para que “transmitan la verdad con la dulzura, precisión, y claridad que nace del Evangelio”, y que aliente a los que su Hijo “ha llamado a seguirlo más de cerca: “Sostén al clero y a la vida consagrada en la fidelidad diaria y renueva su amor primero. Guarda su interioridad en la oración, protégelos en la tentación, anímalos en el cansancio y socorre a los abatidos”.

“Virgen Santa, que, como tú, conservemos el Evangelio en nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que, aunque destinatarios, no somos dueños de este mensaje, sino que, como san Juan Diego, somos sus simples servidores”, le pidió León XIV, quien concluyó su homilía encomendándole su ministerio,  para que “confirme en el único camino que conduce al Fruto bendito” de su vientre, a cuantos le fueron confiados: “Recuerda a este hijo tuyo, «a quien Cristo confió las llaves del Reino de los cielos para el bien de todos», que esas llaves sirvan «para atar y desatar y para redimir toda miseria humana»”.

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Ciudad del Vaticano. - En una catequesis marcada por profundidad espiritual y un tono casi contemplativo, el Papa León XIV invitó hoy al mundo a mirar de frente aquello que más teme: la muerte. Lejos de ser un final oscuro —afirmó—, es el umbral luminoso que Cristo abrió con su Resurrección, el paso que revela lo que el corazón humano siempre ha deseado: la vida plena y eterna.

En la audiencia general de hoy, el Papa León XIV dedicó su catequesis a uno de los temas más universales y, a la vez, más evitados en la sociedad contemporánea: la muerte. En esta catequesis, el Papa ofreció una profunda meditación que busca devolver a la muerte su sentido espiritual y abrir al mundo a una visión más humana y más esperanzada del final de la vida.

Un acontecimiento natural y antinatural 

El Pontífice comenzó señalando la paradoja que este misterio representa para el ser humano: un acontecimiento natural, pero percibido como profundamente antinatural debido al deseo de eternidad presente en todo corazón humano.

    “Es natural porque todo ser vivo, en la tierra, muere. Es antinatural porque el deseo de vida y de eternidad que sentimos por nosotros mismos y por las personas que amamos nos hace ver la muerte como una condena, como un “contrasentido”.”

La muerte no es un tabú 

León XIV se refirió a la tendencia actual a convertir la muerte en un tabú y a evitar los cementerios, lugares que —recordó— guardan viva la memoria de la esperanza cristiana de la resurrección.

    “Una especie de tabú, un acontecimiento que debe mantenerse lejos; algo de lo que hablar en voz baja para no perturbar nuestra sensibilidad y tranquilidad.”

Mirar la muerte sin temor

Apoyándose en san Alfonso María de Ligorio, León XIV recordó que la muerte es una “gran maestra de vida” y que meditar sobre ella ayuda a discernir qué merece la pena y qué es efímero. “El paso por la tierra nos prepara para la eternidad”, afirmó, invitando a los fieles a no huir de esta reflexión.

    “¿Qué es entonces la muerte? ¿Es realmente la última palabra sobre nuestra vida? Solo el ser humano se plantea esta pregunta, porque solo él sabe que debe morir. Pero ser consciente de ello no lo salva de la muerte, es más, en cierto sentido lo “carga” más que a cualquier otra criatura viviente.”

Cristo ha transformado la muerte para siempre 

El Papa abordó también los debates actuales sobre el transhumanismo, que promueven la idea de una posible inmortalidad tecnológica. Ante ello preguntó: “¿Puede la ciencia vencer la muerte? Y si pudiera, ¿garantizaría una vida feliz?”. Subrayó que la respuesta cristiana va más allá de cualquier promesa tecnológica.

El centro de su mensaje llegó con la referencia a la Resurrección de Cristo, que —según explicó— transforma totalmente la comprensión de la muerte. “No se opone a la vida, sino que es su paso definitivo hacia la vida eterna”, dijo. Citando al evangelista san Lucas, evocó la luz que anticipa la mañana de Pascua como símbolo de la victoria de Cristo sobre las tinieblas de la muerte.

    “la luz nueva de la Resurrección. Solo este acontecimiento puede iluminar plenamente el misterio de la muerte. A esta luz, y solo a ella, se hace verdadera la esperanza profunda del corazón humano: que la muerte no sea el final, sino el paso hacia la luz plena, hacia una eternidad feliz.”

Finalmente, León XIV invitó a los fieles a mirar la muerte con la confianza que brota de la Pascua: “Gracias al Resucitado, podemos llamarla ‘hermana’, como san Francisco. La esperanza de la resurrección nos libera del miedo a desaparecer y nos prepara para la alegría de la vida sin fin”.

Llamamiento del Papa 

El Papa ha expresado su profundo pesar por el renovado conflicto en la frontera entre Tailandia y Camboya: 

"Estoy profundamente entristecido por la noticia del renovado conflicto a lo largo de la frontera entre Tailandia y Camboya; también ha habido víctimas entre los civiles y miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Expreso mi cercanía en la oración a estas queridas poblaciones y pido a las partes que cesen inmediatamente el fuego y retomen el diálogo."

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Ciudad del Vaticano. - En el segundo domingo de Adviento, León XIV recuerda que, ante la inminencia del Reino de Dios, los fieles son llamados a una conversión auténtica y a prepararse para una novedad divina.

"Cada uno de nosotros puede ser una pequeña luz, si acoge a Jesús, brote de un mundo nuevo. Aprendamos a hacerlo como María, nuestra Madre, mujer que aguarda con confianza y esperanza".

El Papa León XIV, ante los fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, en este segundo domingo de Adviento, ofreció un mensaje profundamente esperanzador y a la vez desafiante para los creyentes. Inspirado en el Evangelio de Mateo (3,1-12), el llamado central fue claro: la llegada del Reino de Dios está cerca, y su inminencia exige preparación interior, conversión y apertura al cambio.

Conviértanse porque el Reino de Dios está cerca

Antes del inicio de la misión pública de Jesús, dijo el Papa, Juan el Bautista irrumpe como su precursor. Su voz resonó en el desierto de Judea con un anuncio contundente: “Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”. Su tono severo, lejos de repeler, atrajo multitudes porque evocaba la urgencia de tomar la vida en serio, de asumir el presente como una oportunidad de encuentro con un Dios que juzga desde las intenciones profundas y no desde las apariencias.

La oración del Padre nuestro

León XIV recordó que, cada vez que se reza el “Padre nuestro”, los cristianos imploran: “Venga tu Reino”. Una petición que, más allá de la fórmula —agregó—, orienta la existencia hacia la novedad que Dios promete. En ella se reconoce que la historia no pertenece definitivamente a los poderosos del mundo, sino a un Dios que no reina para dominar, sino para liberar. Esta visión invita a poner pensamientos y esfuerzos al servicio de ese Reino que se aproxima.

    “En la oración del “Padre nuestro”, pedimos cada día: «Venga tu reino». Jesús mismo nos lo enseñó. Y con esta invocación nos orientamos hacia lo nuevo que Dios tiene reservado para nosotros, reconocemos que el curso de la historia no está ya escrito por los poderosos de este mundo. Ponemos nuestros pensamientos y energías al servicio de un Dios que viene a reinar no para dominarnos, sino para liberarnos. Es un “evangelio”, una auténtica buena noticia, que nos motiva y nos involucra.”

Recordó, además, la imagen del profeta Isaías: un brote que surge de un tronco aparentemente muerto, símbolo de un comienzo nuevo impulsado por el Espíritu. Así obra Dios —explicó el Santo Padre—: hace florecer lo que parecía perdido y sorprende incluso a quienes esperan su llegada, como ocurrió con el propio Juan el Bautista.

Caminar hacia el Reino de Dios

En esa misma línea, el Pontífice situó la experiencia del Concilio Vaticano II, como un momento en el que la Iglesia se dejó sorprender por el Espíritu y se abrió a un renovado camino común. Cuando la comunidad camina unida hacia el Reino, añadió, lo débil florece y lo imposible se vuelve posible, como en la visión bíblica donde “el lobo habitará con el cordero”.

“El mundo necesita esta esperanza”, afirmó el Papa, invitando a acoger sin miedo el Reino que ya comienza a despuntar. Jesús, presentado como el “más pequeño”, guía a la humanidad con la luz de un nuevo amanecer que inició en la humildad de Belén y brilló definitivamente en la cruz.

El Adviento, explicó, por último, es una espiritualidad “luminosa y concreta”. Las luces que adornan las ciudades son un recordatorio de que cada persona puede convertirse en una pequeña luz para los demás si deja espacio a Cristo en su vida. Y como modelo de espera confiada, señaló a María, la mujer que supo acoger con fe paciente la novedad de Dios.

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En el vuelo de regreso del Líbano a Roma, León XIV se reúne con los periodistas y habla del papel de la Santa Sede, que trabaja «entre bastidores» en las negociaciones de paz para que las partes depongan las armas. En cuanto a Ucrania, destaca la implicación de Europa y la importancia del posible papel de Italia. Responde a una pregunta sobre cómo reaccionó ante la elección en el cónclave y sobre su espiritualidad: entregar la vida a Dios y dejar que sea Él «el jefe».

«En primer lugar, quiero dar las gracias a todos los que han trabajado tanto. Me gustaría que transmitieran este mensaje también a los demás periodistas, tanto en Turquía como en el Líbano, que han trabajado para comunicar los importantes mensajes de este viaje. Todos ustedes también merecen un fuerte aplauso por este viaje». Así saludó el Papa León XIV a los 81 periodistas presentes en el vuelo de regreso de Beirut a Roma y respondió a las preguntas de algunos de ellos, hablando en inglés, italiano y español. El viaje, Oriente Medio, la guerra en Ucrania, la presencia de Europa en las negociaciones de paz, la situación de Venezuela... Estos fueron algunos de los temas abordados por el Pontífice, que recibió como regalo de un corresponsal libanés un cuadro pintado a mano en directo por televisión, en estos mismos días, que lo retrata a él y a los lugares simbólicos visitados en el país de los cedros.

Joe Farchakh (LBC International): Usted es un Papa estadounidense que está liderando un proceso de paz. Mi pregunta es si utilizará sus contactos con el presidente Donald Trump y con el primer ministro Benjamin Netanyahu. En el avión dijo que el Vaticano es amigo de Israel. ¿Planteará la cuestión de detener la agresión de Israel contra el Líbano? ¿Es posible una paz sostenible en la región?

En primer lugar, sí, creo que es posible una paz sostenible. Creo que cuando hablamos de esperanza, cuando hablamos de paz, cuando miramos hacia el futuro, lo hacemos porque es posible que la paz vuelva a llegar a la región y llegue a su país, el Líbano. De hecho, ya he mantenido algunas conversaciones con algunos de los líderes de los países que ha mencionado y tengo la intención de seguir haciéndolo, personalmente o a través de la Santa Sede, porque el hecho es que tenemos relaciones diplomáticas con la mayoría de los países de la región y, sin duda, sería nuestro deseo seguir elevando este llamamiento a la paz del que he hablado al final de la misa de hoy.

Imad Atrach (Sky News Arabia): En su último discurso había un claro mensaje a las autoridades libanesas para que negociaran. Negociar, dialogar, construir. ¿Hará el Vaticano algo concreto en este sentido? Anoche se reunió con un representante chiíta. Antes de su viaje, Hezbolá le envió un mensaje, no sé si lo recibió, si lo leyó. ¿Qué nos puede decir al respecto? Muchas gracias por visitar el Líbano, era un sueño para nosotros.

Un aspecto de este viaje que no fue el motivo principal, porque el viaje surgió pensando en cuestiones ecuménicas, con el tema de Nicea, el encuentro con los patriarcas católicos y ortodoxos y la búsqueda de la unidad en la Iglesia. Pero, de hecho, durante este viaje también tuve encuentros personales con representantes de diferentes grupos que representan a autoridades políticas, personas o grupos que tienen algo que ver con los conflictos internos o incluso internacionales en la región. Nuestro trabajo no es principalmente algo público que declaramos en las calles, sino que se desarrolla un poco entre bastidores. Es algo que ya hemos hecho y seguiremos haciendo para convencer a las partes de que dejen las armas, la violencia, y se sienten juntas a la mesa del diálogo. Buscar respuestas y soluciones que no sean violentas, pero que puedan ser más eficaces.

(El mensaje de Hezbolá)

Sí, lo he visto, evidentemente hay una propuesta por parte de la Iglesia para que dejen las armas y busquemos el diálogo. Pero más allá de esto, prefiero no hacer comentarios en este momento.

Cindy Wooden (CNS): Santo Padre, hace unos meses dijo que hay mucho que aprender para ser Papa. Cuando llegó ayer a Harissa, con una cálida bienvenida, tenía la expresión de alguien que dice: «¡Guau!». ¿Puede decirnos qué está aprendiendo? ¿Qué es lo más difícil de aprender para ser Papa? Y usted nunca nos ha dicho nada sobre lo que sintió en el cónclave cuando quedó claro lo que estaba pasando. ¿Puede decirnos algo al respecto?

Bueno, mi primer comentario es que hace solo uno o dos años yo también pensaba en jubilarme algún día. Evidentemente, usted ha recibido este regalo, mientras que algunos de nosotros seguiremos trabajando (una broma en referencia al hecho de que su colega se jubilará en diciembre, n.d.e.). En cuanto al cónclave, creo firmemente en el secreto del cónclave, aunque sé que ha habido entrevistas públicas en las que se han revelado algunas cosas. El día antes de ser elegido, le dije a una periodista que me había parado por la calle que había ido a comer con los agustinos. Y ella me preguntó: «¡Se ha convertido en uno de los candidatos! ¿Qué opina al respecto?». Y yo simplemente respondí: «Todo está en manos de Dios». Y lo creo profundamente. Uno de ustedes, que es periodista alemán, me dijo aquí el otro día: «Dígame un libro, además de San Agustín, que podamos leer para entender quién es Prevost». Hay muchos, pero uno de ellos es un libro que se llama «La práctica de la presencia de Dios». Es un libro muy sencillo, de alguien que ni siquiera firma con su apellido, el hermano Lawrence, escrito hace muchos años. Pero describe un tipo de oración y espiritualidad en la que uno simplemente entrega su vida al Señor y permite que el Señor lo guíe. Si quieren saber algo sobre mí, sobre lo que ha sido mi espiritualidad durante muchos años, en medio de grandes desafíos, viviendo en Perú durante los años del terrorismo, siendo llamado al servicio en lugares en los que nunca pensé que sería llamado a servir. Confío en Dios y este mensaje es algo que comparto con todas las personas. Entonces, ¿cómo fue? Me rendí cuando vi cómo iban las cosas y dije que esto podría hacerse realidad. Respiré hondo y dije: aquí estamos, Señor, tú eres el jefe, tú guías el camino.

No sé si dije «guau» anoche (en Harissa). En el sentido de que mi rostro es muy expresivo, pero a menudo me divierte cómo los periodistas interpretan mi rostro. Es interesante, a veces saco grandes ideas de ustedes, porque creen que pueden leer mis pensamientos o mi rostro. No siempre tienen razón.  Estuve en el Jubileo de los jóvenes, había más de un millón de jóvenes allí. Anoche había una pequeña multitud. Para mí siempre es maravilloso. Pienso para mí mismo: «Estas personas están aquí porque quieren ver al Papa», pero luego me digo: «Están aquí porque quieren ver a Jesucristo» y quieren ver a un mensajero de paz, especialmente en este caso. Por lo tanto, solo sentir su entusiasmo y escuchar su respuesta a ese mensaje es impresionante. Solo espero no cansarme nunca de apreciar todo lo que estos jóvenes están mostrando.

Gian Guido Vecchi (Corriere della Sera): Son horas de gran tensión entre la OTAN y Rusia, se habla de guerra híbrida, perspectivas de ciberataques y cosas por el estilo. ¿Ve usted el riesgo de una escalada, de un conflicto llevado a cabo con nuevos medios como lo denunciado por los líderes de la OTAN? Y, en este clima, ¿puede haber una negociación para una paz justa sin Europa, que ha sido sistemáticamente excluida por la presidencia estadounidense en estos meses?

Este es un tema evidentemente importante para la paz en el mundo, pero la Santa Sede no participa directamente porque no somos miembros de la OTAN, ni de todos los diálogos mantenidos hasta ahora. Aunque muchas veces hemos pedido el alto el fuego, el diálogo y no la guerra. Y una guerra con muchos aspectos, ahora incluso con el aumento de las armas, toda la producción que hay, los ciberataques, la energía. Ahora que llega el invierno, hay un problema grave allí. Es evidente que, por un lado, el presidente de los Estados Unidos cree que puede promover un plan de paz que le gustaría llevar a cabo y que, al menos en un primer momento, no cuenta con Europa. Sin embargo, la presencia de Europa es importante y esa primera propuesta se modificó también por lo que Europa estaba diciendo. Concretamente, creo que el papel de Italia podría ser muy importante. Cultural e históricamente, Italia tiene la capacidad de actuar como mediadora en un conflicto entre diferentes partes. También Ucrania, Rusia, Estados Unidos... En este sentido, podría sugerir que la Santa Sede fomente este tipo de mediación y que busquemos juntos una solución que realmente pueda ofrecer paz, una paz justa, en este caso en Ucrania.

Elisabetta Piqué (La Nación): Gracias, Santo Padre, por este primer viaje internacional, ante todo. Después, bueno, la bandera del Líbano tiene los mismos colores de la bandera del Perú. ¿Es una señal de, se va a hacer este viaje a América Latina, teóricamente en la segunda mitad del año próximo junto a Argentina y Uruguay que quedaron pendientes? No, fuera de broma, queríamos preguntarle qué viajes está preparando para el año que viene realmente. Y después, hablando de América Latina, está preocupando muchísimo, hay muchísima tensión por lo que está pasando en Venezuela. Hay un ultimátum del Presidente Trump a Maduro para que se vaya, para que deje el poder, y una amenaza a derrocarlo con una operación militar. Queríamos preguntarle qué piensa al respecto. Gracias.

En cuanto a los viajes, no hay nada seguro, espero hacer un viaje a África. Posiblemente sea el próximo viaje.

¿A dónde?

África, África. Personalmente, espero ir a Argelia para visitar los lugares de San Agustín, pero también para poder continuar el diálogo, la construcción de puentes entre el mundo cristiano y el mundo musulmán. Ya en el pasado, en otra ocasión, tuve la oportunidad de hablar sobre este tema. Es interesante, la figura de San Agustín ayuda mucho como puente porque en Argelia es muy respetado como hijo de la patria. Ese es uno. Luego, hay algún otro país, pero estamos trabajando en ello. Evidentemente, me gustaría mucho visitar América Latina, Argentina y Uruguay, que están esperando la visita del Papa. Perú, creo que me recibirán, y si voy a Perú también muchos países vecinos, pero el proyecto aún no está definido.

Sobre Venezuela, a nivel de la Conferencia Episcopal, con el nuncio, estamos buscando maneras para calmar la situación, buscar sobre todo el bien del pueblo porque, muchas veces, quien sufre en estas situaciones es el pueblo, no son las autoridades. Las voces que vienen de Estados Unidos cambian y con cierta frecuencia, a veces, hay que ver. Por un lado, parece que ha habido una conversación por teléfono de los dos presidentes. De otro lado, hay ese peligro, esa posibilidad de que haya alguna actividad, alguna operación, incluso invadiendo territorio de Venezuela. Yo no sé más, yo de nuevo creo que es, digamos, mejor buscar maneras de diálogo, quizás presión, incluso presión económica, pero buscando otra manera para cambiar, si es lo que decide hacer Estados Unidos.

Mikail Corre (La Croix): Gracias por este interesante viaje. Usted ha dicho que hay que seguir tendiendo puentes entre mundos diferentes. Me gustaría preguntarle: algunos católicos de Europa creen que el Islam es una amenaza para la identidad cristiana de Occidente. ¿Tienen razón o qué les diría usted?

Todas las conversaciones que he mantenido estos días, tanto en Turquía como en el Líbano, incluidas las que he tenido con varios musulmanes, se han centrado en el tema de la paz y el respeto por las personas de diferentes religiones. Sé que no siempre ha sido así. Sé que en Europa hay muchos miedos, pero la mayoría de las veces son generados por personas que están en contra de la inmigración y que intentan mantener fuera a las personas que pueden venir de otro país, de otra religión, de otra raza. Y en este sentido, me gustaría decir que todos necesitamos trabajar juntos. Una de las cosas positivas de este viaje es haber llamado la atención del mundo sobre la posibilidad de que el diálogo y la amistad entre musulmanes y cristianos sean posibles. Creo que una de las grandes lecciones que el Líbano puede enseñar al mundo es precisamente mostrar una tierra en la que el islam y el cristianismo están presentes y se respetan mutuamente, y en la que existe la posibilidad de convivir y ser amigos. Las historias y los testimonios que hemos escuchado en estos dos últimos días son de personas que se ayudan unas a otras. Cristianos y musulmanes, ambos han visto destruidas sus aldeas, por ejemplo, y nos decían que podemos estar juntos y trabajar juntos. Creo que esta es una lección importante que debemos escuchar en Europa y Norteamérica. Quizás deberíamos tener un poco menos de miedo y buscar formas de promover un diálogo auténtico y el respeto.

Anna Giordano (Ard Radio): La Iglesia en el Líbano también cuenta con el apoyo de la Iglesia en Alemania. Por ejemplo, hay algunas agencias de ayuda alemanas activas en el Líbano. Desde este punto de vista, es importante que la Iglesia en Alemania siga siendo una Iglesia fuerte. Como seguramente sabe, hay un camino sinodal, Synodaler Weg, un proceso de cambio de la Iglesia en Alemania, que está avanzando. ¿Cree que este proceso puede ser una forma de fortalecer la Iglesia o es al contrario? ¿Y por qué?

El camino sinodal no es el único en Alemania, toda la Iglesia ha celebrado un sínodo y la sinodalidad en los últimos años. Hay grandes similitudes, pero también algunas diferencias marcadas entre cómo se ha llevado a cabo el Synodaler Weg en Alemania y cómo podría continuar mejor en la Iglesia Universal. Por un lado, me gustaría decir que hay espacio para el respeto de la inculturación. El hecho de que en un lugar la sinodalidad se viva de una manera y en otro se viva de otra manera no significa que tenga que haber una ruptura o una fractura. Creo que es muy importante recordar esto. Al mismo tiempo, me temo que muchos católicos en Alemania creen que ciertos aspectos del camino sinodal celebrados hasta ahora en Alemania no representan sus esperanzas para la Iglesia o su forma de vivir la Iglesia. 

Por lo tanto, es necesario un mayor diálogo y escucha dentro de la propia Alemania, para que ninguna voz quede excluida, para que la voz de los más poderosos no silencie la voz de aquellos que pueden ser muy numerosos, pero que no tienen un lugar donde hablar y ser escuchados. De este modo, se garantizará que sus propias voces y expresiones de participación en la Iglesia sean escuchadas.

Al mismo tiempo, como seguramente saben, el grupo de obispos alemanes se ha reunido en los últimos años con un grupo de cardenales de la Curia romana. También allí se está llevando a cabo un proceso para tratar de garantizar que el Camino sinodal alemán no se aleje, por así decirlo, de lo que debe considerarse un camino de la Iglesia universal. Estoy seguro de que continuará. Creo que habrá algunos ajustes por ambas partes en Alemania, pero espero sinceramente que las cosas se resuelvan de manera positiva.

Rita El-Mounayer (Sat-7 International): Somos cuatro canales cristianos diferentes de radiodifusión en Oriente Medio y el norte de África, dos en árabe, uno en farsi y otro en turco. En primer lugar, me gustaría darle las gracias por dedicar su tiempo al pueblo libanés. Yo misma soy hija de la guerra y sé lo que significa recibir un abrazo de Su Santidad, una palmada en la espalda y que te digan que todo irá bien. Lo que me ha impresionado es su lema «In Illo Uno Unum». Este lema habla de tender puentes entre las diferentes confesiones cristianas, entre las religiones e incluso entre vecinos, lo que a veces puede resultar un poco difícil. Desde su punto de vista, ¿qué don único puede ofrecer la Iglesia en Oriente Medio —con todas sus lágrimas, sus heridas, sus desafíos y su historia pasada— a la Iglesia en Occidente y al mundo?

Me gustaría empezar diciendo que hoy en día las personas han crecido en una sociedad muy individualista. Los jóvenes, que han pasado mucho tiempo (ante el ordenador, n.d.e.) durante la pandemia del Covid y que a menudo tienen relaciones personales muy aisladas, porque solo se comunican a través de pantallas de ordenador o teléfonos inteligentes, a veces se preguntan: «¿Por qué deberíamos querer ser uno? Yo soy un individuo y no me interesan los demás». Y creo que aquí hay un mensaje muy importante que transmitir a todas las personas: la unidad, la amistad, las relaciones humanas, la comunión son extremadamente importantes y extremadamente valiosas. Si no por otra cosa, por el ejemplo que usted ha citado de alguien que ha vivido la guerra o ha sufrido y está sufriendo, lo que puede significar para él un abrazo. Esa expresión muy humana, real y sana de cuidado personal para sanar el corazón de otra persona. A nivel personal, esto puede convertirse en un nivel comunitario que nos une a todos y nos ayuda a comprendernos y respetarnos mutuamente, yendo mucho más allá del simple: «Tú mantente alejado, yo me quedo aquí, tú quédate allí y no interactuemos». Significa, en cambio, construir relaciones que enriquezcan a todas las personas. Con este mensaje, sin duda, mi lema es gracias a Cristo «in Illo» es «en Cristo, que es uno, todos somos uno». Pero no es solo para los cristianos. En realidad, es una invitación a todos nosotros y a los demás a decir que cuanto más logremos promover la auténtica unidad y comprensión, el respeto y las relaciones humanas de amistad y diálogo en el mundo, mayor será la posibilidad de que dejemos a un lado las armas de la guerra, que dejemos a un lado la desconfianza, el odio y la animosidad que tan a menudo se han desarrollado, y que encontraremos la manera de unirnos y promover la auténtica paz y justicia en todo el mundo. Buen viaje a todos y gracias a todos.

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TURQUÍA. - El Papa celebra la Eucaristía en Turquía antes de partir rumbo al Líbano con la Divina Liturgia de rito bizantino en la Iglesia Patriarcal de San Jorge en Estambul. En su último discurso antes de abandonar el país, León XIV ha enumerado los tres desafíos comunes a los que se enfrentan las iglesias actualmente.

El Santo Padre ha concluido hoy, primer domingo de Adviento, su peregrinación a los lugares donde se celebró el primer Concilio ecuménico de la historia de la Iglesia; su primer viaje apostólico a Turquía en el que se encuentra desde el pasado jueves 27 de noviembre. Antes de abandonar el país, León XIV ha estado presente en una solemne Divina Liturgia en la Catedral Patriarcal de San Jorge en Estambul, equivalente a la Santa Misa en los ritos latinos, en la que ha pedido a todos los cristianos que siempre se comprometan por la unidad y nunca dejen de considerarse hermanos: “Ha habido muchos malentendidos e incluso conflictos entre cristianos de distintas Iglesias en el pasado, y aún sigue habiendo obstáculos que nos impiden estar en plena comunión, pero no debemos retroceder en el compromiso por la unidad y no podemos dejar de considerarnos hermanos y hermanas en Cristo y de amarnos como tales”.
Borrar el año 1054 para avanzar en la unidad

El Papa recuerda también que, hace 60 años, Pablo VI y el Patriarca Atenágoras decidieron borrar de la memoria de la Iglesia las excomuniones mutuas del año 1054, que habían dividido a católicos y ortodoxos. Ese gesto fue un paso histórico que abrió un camino de unidad, paz y diálogo entre ambas Iglesias. “Hoy estamos llamados a comprometernos más hacia la restauración de la plena comunión” ha asegurado el Pontífice.
La prioridad del Pontífice y de toda la Iglesia

Durante la Divina Liturgia celebrada en Estambul, el Papa ha destacado que la búsqueda de la plena comunión entre todos los bautizados sigue siendo una prioridad fundamental para la Iglesia católica. Además, recuerda que esta tarea forma parte esencial de su misión como Obispo de Roma, “cuyo papel específico a nivel de Iglesia universal consiste en estar al servicio de todos para construir y preservar la comunión y la unidad” ha recalcado.

Primer desafío: Construir la paz en tiempos de conflicto

En el que ha sido su último discurso antes de abandonar Turquía y partir rumbo al Líbano, León XIV ha enumerado los tres desafíos comunes a los que se enfrentan las iglesias actualmente. Ante el escenario de conflictos mundial, la exhortación del Papa es clara y directa: católicos y ortodoxos están llamados a ser constructores de paz. Esto significa actuar, tomar decisiones y realizar signos que construyan la paz, pero sin olvidar – puntualiza el Papa – “que esta paz no es sólo fruto de un esfuerzo humano, sino don de Dios”. De hecho, ha señalado Su Santidad: "La paz se implora con la oración, con la penitencia, con la contemplación, con esa relación viva con el Señor que nos ayuda a discernir las palabras, los gestos y las acciones que debemos emprender, para que estén verdaderamente al servicio de la paz."
Segundo desafío: crisis ecológica

Otro desafío que nuestras Iglesias deben afrontar – señala León XIV – es la amenazadora crisis ecológica que requiere una conversión espiritual, personal y comunitaria, para cambiar de rumbo y salvaguardar la creación: “Católicos y ortodoxos estamos llamados a colaborar para promover una nueva mentalidad, en la que todos se sientan custodios de la creación que Dios nos ha confiado” asegura el Papa.
Tercer desafío común: uso de las nuevas tecnologías

Por último, su preocupación se extiende hacia “el uso responsable” de las nuevas tecnologías, siendo consciente de las enormes ventajas que pueden ofrecer a la humanidad: “católicos y ortodoxos deben trabajar juntos para promover un uso responsable de ellas, al servicio del desarrollo integral de las personas, y una accesibilidad universal, para que tales beneficios no queden reservados a un pequeño número de personas y a los intereses de unos pocos privilegiados”.

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Ciudad del Vaticano. - Decidir de qué lado estar, seguir ese fuego que Dios ha traído al mundo. El Papa, en la audiencia jubilar en la Plaza de San Pedro, precedida por un recorrido en el papamóvil, recuerda a Dorothy Day, activista estadounidense que cambió su vida tras su encuentro con el catolicismo, dedicándose por completo a los marginados de principios del siglo XX y convirtiéndose en promotora de la reconciliación.

Un fuego que, al encenderse, transforma el corazón y la vida, exhorta a «tomar posición», a esperar un cambio, a modificar la realidad transformando «la indignación en comunión y en acción» para convertirse así en operadores de paz como la periodista Dorothy Day. Es el camino que el Papa León, tras dar una vuelta en el papamóvil entre los fieles, traza en la catequesis de la audiencia jubilar de hoy, 22 de noviembre, en la Plaza de San Pedro, Jubileo de los Coros y Corales. El fuego del que habla es el del amor de Dios que Jesús trae a la tierra y que enciende «el fuego del deseo en nuestros corazones». «En cierto modo —explica el Pontífice—, Jesús nos quita la paz, si pensamos en la paz como una calma inerte». Pero esa «no es la paz de Dios».

    “La paz que Jesús trae es como un fuego y nos exige mucho. Nos pide, sobre todo, que tomemos posición. Ante las injusticias, las desigualdades, donde se pisotea la dignidad humana, donde se silencia a los más frágiles: tomar posición. Esperar es tomar posición. Esperar es comprender en el corazón y demostrar con hechos que las cosas no deben seguir como antes. También este es el fuego bueno del Evangelio.”

Unir la mente, el corazón y las manos

El Papa concreta sus palabras señalando a la «pequeña gran mujer americana» Dorothy Day como ejemplo de alguien que «tenía fuego dentro» y que tomó posición como cristiana ante las injusticias de los trabajadores, los migrantes, los «descartados por una economía que mata», comprendiendo que «el modelo de desarrollo de su país no creaba las mismas oportunidades para todos». Nacida en Nueva York en 1897, se convirtió al catolicismo en 1928 y, unos años más tarde, fundó la revista mensual «The Catholic Worker», que dio lugar al nacimiento de muchas casas de acogida.

    “Escribía y servía: es importante unir la mente, el corazón y las manos. Esto es tomar posición. Escribía como periodista, es decir, pensaba y hacía pensar. Escribir es importante. Y también leer, hoy más que nunca. Y luego Dorothy servía las comidas, daba ropa, se vestía y comía como aquellos a quienes servía: unía la mente, el corazón y las manos. De esta manera, esperar es tomar posición.”

Dorothy Day, trabajadora por la paz

«Dorothy Day —continúa el Pontífice— involucró a miles de personas», a partir de su experiencia se abrieron casas en muchas ciudades, en muchos barrios: «no grandes centros de servicios, sino puntos de caridad y justicia en los que llamarse por su nombre, conocerse uno a uno y transformar la indignación en comunión y acción».

    “Así son los operadores de paz: toman posición y asumen las consecuencias, pero siguen adelante. Esperar es tomar posición, como Jesús, con Jesús. Su fuego es nuestro fuego. ¡Que el Jubileo lo reavive en nosotros y en toda la Iglesia!”

Una Iglesia, «comunidad con límites humanos», que ha recibido tanto y sigue recibiendo de Jesús, que espera mucho de nosotros, «es un signo de confianza, un signo de amistad». «Espera mucho —dice el Papa— porque nos conoce y sabe que podemos».
Los mártires que enseñan a sembrar la paz

Dirigiéndose a los fieles portugueses, el Papa exhorta a no dejarse arrastrar «por la globalización de la indiferencia, que parece no tener fin en el mundo de hoy» e invita a sacar fuerza de la Palabra de Dios, uniendo «la mente, el corazón y las manos para marcar la diferencia en la sociedad».

En su saludo a los peregrinos polacos, León XIV recuerda que entre su pueblo hay muchos mártires que tomaron partido, como la beata familia Ulma, todos ellos elevados a los honores de los altares, incluido el niño que la madre llevaba en su vientre. Fueron exterminados por haber escondido a ocho judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

El Papa también menciona a la joven voluntaria, la Sierva de Dios Helena Kmieć, misionera asesinada en enero de 2017 durante un ataque contra el orfanato en el que trabajaba en Cochabamba, Bolivia.

    “Encendidos por el fuego de Jesús y edificados por su ejemplo, sembrad la paz de Dios allí donde vivís y trabajáis cada día.”

Santa Cecilia, música y oración

El Pontífice, en sus saludos en italiano, recuerda el Jubileo de los Coros y Corales, agradeciéndoles su «precioso servicio» en sus comunidades.

    “La música y el canto vinculados al ámbito litúrgico son una forma de oración, una percepción de la atracción, de la belleza que eleva hacia Dios y une los corazones en la alabanza. Santa Cecilia, patrona de la música y del canto, cuya memoria celebramos hoy, sostenga vuestro compromiso y vuestra misión.”

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Ciudad del Vaticano. - En los saludos finales de la Audiencia General, el Pontífice se refirió a la celebración de la segunda edición de la Jornada Mundial de los Niños, que se llevará a cabo del 25 al 27 de septiembre de 2026. Además, recordó la Jornada de la Pesca, la inminente solemnidad de Cristo Rey y pidió apoyo para la vida contemplativa.

"Deseo recordar a los pescadores, con ocasión de la Jornada Mundial de la Pesca, que se celebrará el próximo viernes: María, Estrella del Mar, proteja a los pescadores y a sus familias. Mi pensamiento se dirige también a los niños, a quienes tendré la alegría de encontrar en la Jornada dedicada a ellos, programada del 25 al 27 de septiembre de 2026". Con estas palabras el Papa León XIV se dirigió a los fieles italianos al final de la Audiencia General de este miércoles 19 de noviembre de 2025 en la Plaza de San Pedro. 

De acuerdo con un comunicado de la organización, este acontecimiento, promovido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, será un momento de encuentro, oración y fiesta que involucrará a los más pequeños junto con sus familias, provenientes de todas partes del mundo. Dicho evento seguirá a la primera edición efectuada en Roma del 25 al 26 de mayo de 2024 por iniciativa del Papa Francisco. En aquella instancia, participaron unos 100.000 niños procedentes de 101 países.

Al final de la audiencia, el pequeño MajdBernard, de 7 años, procedente de Gaza, y el padre Enzo Fortunato presentaron y mostraron al Papa la bandera con el logo oficial de la próxima edición del Día Mundial de los Niños. El Santo Padre ha bendecido y firmado la bandera, que se ha convertido en símbolo del camino que conducirá a la cita de 2026.

La belleza de la paz

«En la próxima Jornada Mundial de los Niños la Iglesia quiere prestar una atención especial al mundo de la infancia y al ambiente natural en el que viven y crecen los niños, es decir la familia - ha declarado el Prefecto del Dicasterio para Cardenal Kevin Farrell -. A los niños se les debe mostrar la belleza de la paz, la paz vivida ante todo en sus familias, en los ambientes que frecuentan y en el mundo entero. Los niños comprenden bien el valor de la paz y sufren mucho cuando perciben tensiones y conflictos a su alrededor, desde sus padres o en su entorno. Esperamos, por tanto, que la próxima GMB sea una buena ocasión para que la Iglesia se muestre cercana a los niños y a sus familias, dándoles esperanza y alegría».

«Agradezco al Santo Padre y al Cardenal Kevin Farrell por la atención y el cariño hacia este día tan importante para la Iglesia y la sociedad. Los niños con sus familias vivirán días llenos de escucha y compartir. Junto con el Papa León - dijo el padre Enzo Fortunato - diremos que un futuro mejor es posible. Los datos de las organizaciones internacionales hablan claro: en el mundo viven más de dos mil millones de niños, cada día cerca de 13 mil menores de cinco años pierden la vida por causas prevenibles y millones viven en zonas de conflicto, donde la guerra impide construir un futuro».
El logo

Las huellas en el centro del logo recuerdan los gestos sencillos y auténticos de la infancia, signo de la universalidad y la pureza de los más pequeños. Los diferentes colores representan la multiplicidad de las culturas que, unidas, componen una armonía capaz de acoger y valorizar las diferencias. Las siete huellas remiten a los siete continentes, mientras que la Cúpula de San Pedro, símbolo de la sede permanente de la Jornada, aparece como un abrazo que acoge y protege a los niños de todo el mundo, con la cruz que recuerda la pasión y la resurrección de Cristo.

Jornada Mundial de la Pesca y Jornada "Pro Orantibus"

Asimismo, el Papa acogió con afecto a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Recordó que el domingo 23 se celebrará la solemnidad de Cristo Rey del Universo, que marcará también la XL Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares.

"Queridos jóvenes -expresó el Pontífice-, pongan a Jesús en el centro de vuestra vida. Cristo, que ha hecho de la Cruz un trono real, les enseñe a ustedes, queridos enfermos, a comprender el valor redentor del sufrimiento vivido en unión con Él. Los invito a ustedes, queridos recién casados, a poner a Jesús en el centro de vuestro camino matrimonial".

A su vez, el Obispo de Roma se refirió a la memoria de la Presentación de la Santísima Virgen María, el 21 de noviembre, día en el que en toda Italia se celebrará la Jornada Pro Orantibus. "Que no falte a todos los hermanos y hermanas de vida contemplativa -manifestó el Sucesor de Pedro- la solidaridad concreta y la ayuda eficaz de la comunidad eclesiástica para asegurarles la supervivencia y la continuidad de su silencioso, fecundo e insustituible apostolado".

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Ciudad del Vaticano. - A la hora del Ángelus dominical, en la Jornada mundial de los pobres y en el día de su Jubileo, el Papa León XIV invitó a no dejarse vencer por el miedo ante los conflictos, las calamidades y las persecuciones. Recordó asimismo que la persecución de los cristianos “no ocurre sólo con las armas y los maltratos, sino también con las palabras, es decir, a través de la mentira y de la manipulación ideológica”

    “No dejarse vencer por el miedo”

Al comentar el capítulo 21 del Evangelio de san Lucas, antes de rezar el ángelus dominical, León XIV se refirió a cómo reacciona Jesús ante la profecía de la destrucción del templo y ante las guerras, los terremotos y las persecuciones.
Cuanto más oscura es la hora, más brilla la fe

El Papa observó que el llamamiento de Cristo resulta muy “actual”, considerando las “noticias de conflictos, calamidades y persecuciones que atormentan cada día a millones de hombres y mujeres”.

    “Tanto ante estas aflicciones como ante la indiferencia que pretende ignorarlas, las palabras de Jesús anuncian que la agresión del mal no puede destruir la esperanza de quien confía en Él. Cuanto más oscura es la hora, como la noche, más brilla la fe como el sol”

Armas y manipulación ideológica, instrumentos de persecución

El testimonio se mide precisamente en la hora de la prueba. Y los relatos bíblicos están llenos de pruebas dijo el Papa. 

La persecución de los cristianos, de hecho, no ocurre solo con armas y maltratos, sino también con palabras, es decir, a través de la mentira y la manipulación ideológica. Sobre todo, cuando estamos oprimidos por estos males, físicos y morales, estamos llamados a dar testimonio de la verdad que salva al mundo, de la justicia que libera a los pueblos de la opresión y de la esperanza que señala a todos el camino de la paz.

Transfigurar la violencia en signo de redención

Resistir a las ofensas, a la violencia, a la traición. La vida de Jesús, hasta la Cruz, está continuamente marcada por esta actitud. León recuerda que “los desastres y los sufrimientos de la historia tienen un final, mientras que la alegría de quienes reconocen en Él al Salvador está destinada a durar para siempre”. Y dirige la mirada a los testigos por excelencia, los mártires:

[…] A lo largo de la historia de la Iglesia, son sobre todo los mártires quienes nos recuerdan que la gracia de Dios es capaz de transfigurar incluso la violencia en un signo de redención. Por eso, uniéndonos a nuestros hermanos y hermanas que sufren por el nombre de Jesús, busquemos con confianza la intercesión de María, Auxilio de los Cristianos. En cada prueba y dificultad, que la Virgen Santa nos consuele y nos sostenga.

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