Ciudad del Vaticano. - "Ha aumentado la persecución de los cristianos -dice el Papa- en algunas partes del mundo". Así, en la Conmemoración de los nuevos mártires y testigos de la fe en la Basílica de San Pablo, León XIV recuerda a quienes dan testimonio de "la fe sin utilizar nunca las armas de la fuerza y de la violencia, sino abrazando la fuerza débil y mansa del Evangelio".

Hay historias, rostros, caminos de vida marcados por la sangre pero que no terminan en una muerte violenta e injusta. Testigos de una resistencia desarmada y mansa que sobrevive y se multiplica, aunque a los ojos del mundo los mártires sean "derrotados", el Libro de la Sabiduría los define en verdad: porque "su esperanza permanece llena de inmortalidad".

Hoy, 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el Papa León ofrece una profunda y sentida reflexión en la Conmemoración de los nuevos mártires y testigos de la fe del siglo XXI, junto con representantes de las demás Iglesias y comuniones cristianas, en la Basílica de San Pablo Extramuros, en presencia de unos 4.000 fieles.

La fuerza débil y mansa del Evangelio

La esperanza llena de inmortalidad se entrelaza con la esperanza jubilar, se convierte en profecía y, subrayó el Papa, en "esperanza desarmada".

“Su martirio sigue difundiendo el Evangelio en un mundo marcado por el odio, la violencia y la guerra; es una esperanza llena de inmortalidad, porque aunque los mataron en el cuerpo, nadie podrá apagar su voz ni borrar el amor que dieron; es una esperanza llena de inmortalidad, porque su testimonio permanece como profecía de la victoria del bien sobre el mal. Sí, la suya es una esperanza desarmada. Dieron testimonio de la fe sin usar nunca las armas de la fuerza y la violencia, sino abrazando el poder débil y manso del Evangelio”.

Un amor más fuerte que la muerte

La celebración está precedida por una procesión hasta el altar de la Basílica, encabezada por el Papa junto con los Jefes y delegados de las Iglesias y Comunidades cristianas de Oriente y Occidente.

León XIV sigue a la Cruz, en la fiesta de la Exaltación de la Cruz y en memoria de su descubrimiento en Jerusalén por Santa Elena. Pensando en todos los que han perdido la vida en los últimos 25 años por fidelidad a Cristo, el Papa cita a san Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado en 1980 mientras celebraba la misa. Recuerda su confianza en un Dios "que siente el dolor de los que son torturados y asesinados. Un Dios vivo, que actúa, que obra, que conduce esta historia" y en quien se confía y se espera.

Tras la proclamación del Evangelio de las Bienaventuranzas, el Pontífice dirige en su homilía "un abrazo de paz" a todos y subraya que "estos audaces servidores del Evangelio y mártires de la fe han demostrado claramente que 'el amor es más fuerte que la muerte'", como ya había indicado san Juan Pablo II en el Jubileo del año 2000.

Mirando a la Cruz

Los mártires, subrayó el Papa, son "hermanos y hermanas con la mirada dirigida al Crucifijo", en la Cruz Jesús "nos ha mostrado el verdadero rostro de Dios, su infinita compasión por la humanidad; tomó sobre sí el odio y la violencia del mundo, para compartir la suerte de todos los humillados y oprimidos". Hoy esa opresión sigue viva "en situaciones difíciles y contextos hostiles", es ahí donde hombres y mujeres siguen cargando con la misma Cruz.

“Son mujeres y hombres, religiosos y religiosas, laicos y sacerdotes, que pagan con su vida su fidelidad al Evangelio, su compromiso por la justicia, su lucha por la libertad religiosa allí donde sigue siendo violada, su solidaridad con los más pobres”.

Sor Dorothy: la Biblia, un arma de amor

Así, el Papa León cita a algunos de los hombres y mujeres que son mártires de hoy. El primero es la hermana Dorothy Stang, monja estadounidense de la Congregación de Nuestra Señora de Namur, asesinada en 2005 en Anapu, en el Pará brasileño. El Pontífice ensalzó su "fuerza evangélica" entre los sin tierra de la Amazonia.

    “A los que iban a matarla, pidiéndole un arma, les mostró la Biblia, respondiendo: Aquí está mi única arma”

Padre Ganni: "un verdadero cristiano

De la Amazonia a Irak, León XIV recuerda al padre Ragheed Ganni, un sacerdote caldeo de Mosul "que -dice- renunció a luchar para dar testimonio de cómo se comporta un verdadero cristiano". El padre Ganni, amenazado desde hacía meses, fue asesinado después de misa el 3 de junio de 2007 por terroristas del autodenominado Estado Islámico; tres jóvenes diáconos perdieron la vida con él. En 2019 concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación; dos años antes, en la celebración en memoria de los nuevos mártires en la basílica de San Bartolomé de Roma, el Papa Francisco había llevado su estola roja.
Hermano Tofi: un hombre de paz 

En el ecumenismo de sangre que, dice el Papa, "une a los cristianos de diferentes filiaciones" porque "la unidad viene de la Cruz del Señor", León XIV recuerda también al "Hermano Francisco Tofi, anglicano y miembro de la Melanesian Brotherhood, que dio su vida por la paz en las Islas Salomón. Hombre manso, comprometido en el proceso de desarme y reconciliación entre las facciones que habían desencadenado la guerra civil en la isla de Guadalcanal, fue asesinado con otros seis hermanos el 24 de abril de 2003.

“Los ejemplos serían muchos, porque desgraciadamente, a pesar del fin de las grandes dictaduras del siglo XX, la persecución de los cristianos todavía no ha terminado, es más, ha aumentado en algunas partes del mundo”.

Un mundo mejor

Por último, el Papa recuerda a un niño pakistaní, Abish Masih, asesinado en un atentado contra la iglesia católica de Yohannabad, el 15 de marzo de 2015 en Lahore, que "había escrito en su cuaderno: Hacer del mundo un lugar mejor". Abish tenía diez años cuando murió a consecuencia de las heridas sufridas en el atentado contra la iglesia, en el que murieron otras 15 personas. Asistía a las escuelas de paz de la Comunidad de Sant'Egidio, y su cuaderno se conserva en la Basílica de San Bartolomeo all'Isola de Roma, santuario de los nuevos mártires de los siglos XX y XXI.

    “Que el sueño de este niño nos estimule a dar testimonio valiente de nuestra fe, para ser juntos fermento de una humanidad pacífica y fraterna”

Hacer memoria

A continuación, el Pontífice asegura que los mártires de hoy de todas las tradiciones cristianas no serán olvidados, por lo que reafirma el compromiso de la Iglesia católica de preservar su memoria. La Comisión para los Nuevos Mártires, en el Dicasterio para las Causas de los Santos, en colaboración con el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, cumple esta tarea.

“Que la sangre de tantos testigos acerque el día bendito en que beberemos del mismo cáliz de salvación”.

Lámparas encendidas

Durante la celebración, se recordó en diversas lenguas a varios mártires de este tiempo, como sor Leonella Sgorbati, misionera de la Consolata, asesinada in odium fidei en Mogadiscio, Somalia, el 17 de septiembre de 2006, delante del hospital pediátrico donde trabajaba. Fue beatificada el 26 de mayo de 2018, el día en que recibió el sacramento de la Confirmación en Piacenza, su tierra natal. Escribió a sus hermanas para que fueran “auténticos testigos de Cristo en nuestra vida cotidiana, aquí donde estamos”. Lo que ella, con su vida de servicio, siempre ha llevado a cabo.

También se ha recordado a los cristianos evangélicos asesinados por terroristas en la Misión de Silgadji, en Burkina Faso, el 29 de abril de 2019, el primer atentado contra fieles reunidos en un lugar de culto en el país. Un pensamiento también para los veintiún coptos ortodoxos asesinados en Libia el 15 de febrero de 2015, eran 20 egipcios y un ghanés, fueron degollados en la playa de Sirte donde trabajaban por no renegar de su fe. Los hombres del autodenominado Estado Islámico los mataron. Sus cuerpos fueron encontrados más tarde, en 2017, en una fosa común. El Papa Francisco también los incluyó en el Martirologio Romano "como signo de la comunión espiritual" que une a las Iglesias católica y copta ortodoxa.

Para recordarlos, se encendieron varias lámparas, colocadas a los pies de la cruz, porque la luz de la fe nunca muere, como no muere el amor de Cristo por quienes le siguen.

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Ciudad del Vaticano. - Este 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre presidió la celebración Eucarística con el rito de canonización de los Beatos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati. En su homilía, el Pontífice señaló que, para estos dos laicos “todo comenzó cuando, aún jóvenes, respondieron ‘sí’ a Dios y se entregaron a Él plenamente, sin guardar nada para sí”. Ambos, dijo, estaban “enamorados de Jesús y dispuestos a dar todo por Él”.

“Los santos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis son una invitación para todos nosotros, sobre todo para los jóvenes, a no malgastar la vida, sino a orientarla hacia lo alto y hacer de ella una obra maestra”, esta fue la invitación que realizó el Papa León XIV en su homilía en la Santa Misa que presidió con el rito de canonización de los Beatos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, este domingo 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.

Una hermosa fiesta para el mundo entero

Unos instantes antes del inicio de la celebración Eucarística, el Papa León XIV saludó de modo espontaneo a los más de 80 mil fieles y peregrinos que abarrotaron desde tempranas horas la Plaza de San Pedro. Especialmente, se dirigió a las familias de los dos nuevos santos, a las religiosas y religiosos, a los movimientos y delegaciones oficiales. A ellos, les agradeció por estar presentes y les recordó que todos estamos llamados a ser santos.

“Hoy es una hermosa celebración para toda Italia, para toda la Iglesia, para el mundo entero. Y antes de comenzar la solemne celebración de la canonización, quería dirigirles unas palabras a todos ustedes, porque, si bien la celebración es muy solemne, también es un día de gran alegría. Y quería saludar, especialmente, a los numerosos jóvenes que han venido a esta Santa Misa. Es una verdadera bendición del Señor: estar juntos, ustedes que han venido de diferentes países. Es un verdadero don de fe que queremos compartir”.

“¿Qué debo hacer para que nada se pierda?”

En su homilía, al comentar las lecturas de este XXIII Domingo del Tiempo Ordinario, el Santo Padre señaló que en el Libro de la Sabiduría se dirige una pregunta al joven rey Salomón, sobre quien puede conocer la voluntad del Señor, sino es Él mismo el que da la sabiduría y su santo Espíritu para conocerlo. Salomón disponía de muchas cosas, pero esta gran abundancia de medios le había hecho surgir una pregunta en su corazón: “¿Qué debo hacer para que nada se pierda?”.

“Y había entendido que el único camino para encontrar una respuesta era pedir a Dios un don aún mayor: su Sabiduría, para poder conocer sus proyectos y adherir a ellos fielmente. Se dio cuenta, en efecto, que de ese modo todas las cosas encontrarían su lugar en el gran designio del Señor. Sí, porque el riesgo más grande de la vida es desaprovecharla fuera del proyecto de Dios”.

«Quien no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo»

También Jesús, en el Evangelio, indicó el Papa León XIV, nos habla de un proyecto al que adherir hasta el final. Dice: «El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo» (Lc 14,27); y agrega: «cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo».

“Es decir, nos llama a lanzarnos sin vacilar a la aventura que Él nos propone, con la inteligencia y la fuerza que vienen de su Espíritu y que podemos acoger en la medida en que nos despojamos de nosotros mismos, de las cosas y de las ideas a las que estamos apegados, para ponernos a la escucha de su palabra”.

«Señor, ¿qué quieres que haga?»

En este sentido, el Santo Padre recordó que muchos jóvenes, a lo largo de los siglos, tuvieron que afrontar este momento decisivo de la vida. Así como Salomón, también Francisco de Asís, que era joven y rico, y estaba sediento de gloria y de fama, partió a la guerra, esperando ser nombrado “caballero” y revestirse de honores. Pero Jesús se le apareció en el camino y le hizo reflexionar sobre lo que estaba haciendo. Vuelto en sí, dirigió a Dios una pregunta sencilla: «Señor, ¿qué quieres que haga?».

“Y a partir de allí, volviendo sobre sus pasos, comenzó a escribir una historia diferente: la maravillosa historia de santidad que todos conocemos, despojándose de todo para seguir al Señor, viviendo en pobreza y prefiriendo el amor a los hermanos, especialmente a los más débiles y pequeños, al oro, a la plata y a las telas preciosas de su padre”.

Dios nos da una nueva lógica

Y antes de hablar de los dos nuevos santos, ambos enamorados de Jesús y dispuestos a dar todo por Él, Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, un joven de principios del siglo XX y un adolescente de nuestros días, el Obispo de Roma puso el ejemplo de otro joven que respondió con su “si” al Señor y entregó su vida a Él, el joven Agustín de Hipona.

“A veces nosotros los representamos como grandes personajes, olvidando que para ellos todo comenzó cuando, aún jóvenes, respondieron ‘sí’ a Dios y se entregaron a Él plenamente, sin guardar nada para sí. A este respecto, san Agustín cuenta que, en el «nudo tortuosísimo y enredadísimo» de su vida, una voz, en lo profundo, le decía: «Sólo a ti quiero». Y, de esa manera, Dios le dio una nueva dirección, un nuevo camino, una nueva lógica, donde nada de su existencia estuvo perdido”.

Pier Giorgio y su alegría de vivir y de ser cristiano en la oración

Al referirse a Pier Giorgio Frassati, el Pontífice dijo que, él encontró al Señor por medio de la escuela y los grupos eclesiales y dio testimonio de ello a través de su alegría de vivir y de ser cristiano en la oración, en la amistad y en la caridad. Hasta el punto de que, a fuerza de verlo recorrer las calles de Turín con carritos repletos de ayuda para los pobres, sus amigos lo llamaban “Empresa de Transportes Frassati”.

“También hoy, la vida de Pier Giorgio representa una luz para la espiritualidad laical. Para él la fe no fue una devoción privada; impulsado por la fuerza del Evangelio y la pertenencia a asociaciones eclesiales, se comprometió generosamente en la sociedad, dio su contribución en la vida política, se desgastó con ardor al servicio de los pobres”.

Carlo encontró a Jesús en su familia y en los sacramentos

De Carlo Acutis, el Santo Padre dijo que este joven encontró a Jesús en su familia, gracias a sus padres, Andrés y Antonia y después en la escuela, también él, y sobre todo en los sacramentos, celebrados en la comunidad parroquial.

“De ese modo, creció integrando naturalmente en sus jornadas de niño y de adolescente la oración, el deporte, el estudio y la caridad”.

Cultivaron el amor a Dios a través de medios sencillos

Ambos, Pier Giorgio y Carlo, destacó el Papa, cultivaron el amor a Dios y a los hermanos a través de medios sencillos, al alcance de todos: la Santa Misa diaria, la oración, y especialmente la adoración Eucarística. Otra cosa esencial para ellos era la confesión frecuente.

“Carlo decía: «Cuando nos ponemos frente al sol, nos bronceamos. Cuando nos ponemos ante Jesús en la Eucaristía, nos convertimos en santos», y también: «La tristeza es dirigir la mirada hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no es otra cosa que desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. Basta un simple movimiento de ojos»”.

Ambos, además, tenían una gran devoción por los santos y por la Virgen María, y practicaban generosamente la caridad.

“Pier Giorgio decía: «Alrededor de los pobres y los enfermos veo una luz que nosotros no tenemos». Llamaba a la caridad “el fundamento de nuestra religión” y, como Carlo, la ejercitaba sobre todo por medio de pequeños gestos concretos, a menudo escondidos, viviendo lo que el Papa Francisco ha llamado «la santidad de la puerta de al lado»”.

La enfermedad no les impidió amar a Dios

El Papa León XIV dijo que, incluso cuando los aquejó la enfermedad y esta fue deteriorando sus jóvenes vidas, ni siquiera eso los detuvo ni les impidió amar, ofrecerse a Dios, bendecirlo y pedirle por ellos y por todos.

“Un día Pier Giorgio dijo: «El día de mi muerte será el día más bello de mi vida»; y en su última foto, que lo retrata mientras escalaba una montaña de Val di Lanzo, con el rostro dirigido a la meta, había escrito: «Hacia lo alto». Por otra parte, a Carlo, siendo aún más joven, le gustaba decir que el cielo nos espera desde siempre, y que amar el mañana es dar hoy nuestro mejor fruto”.

Nos invitan a no malgastar la vida, sino a orientarla hacia lo alto

Finalmente, el Santo Padre dijo que, los santos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis son una invitación para todos nosotros, sobre todo para los jóvenes, a no malgastar la vida, sino a orientarla hacia lo alto y hacer de ella una obra maestra.

«Nos animan con sus palabras: “No yo, sino Dios”, decía Carlo. Y Pier Giorgio: “Si tienes a Dios como centro de todas tus acciones, entonces llegarás hasta el final”. Esta es la fórmula, sencilla pero segura, de su santidad. Y es también el testimonio que estamos llamados a imitar para disfrutar la vida al máximo e ir al encuentro del Señor en la fiesta del cielo».

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Miércoles, 03 Septiembre 2025 09:50

Nuestras fragilidades son un puente hacia el cielo

CIUDAD DEL VATICANO. - En la audiencia general en la plaza de San Pedro, el Pontífice reflexiona sobre la humanidad de Cristo en los últimos momentos antes de su muerte, cuando en la cruz dice tener sed y le ofrecen una esponja empapada en vinagre. “En la sed de Cristo podemos reconocer toda nuestra sed”. “No hay nada más humano, nada más divino, que saber decir: necesito”.

    “La medida de nuestra humanidad no la da lo que podemos conquistar, sino la capacidad de dejarnos amar y, cuando es necesario, también ayudar”

Lo afirmó el Papa León XIV en la catequesis de la audiencia general de hoy, 3 de septiembre, ante los numerosos fieles congregados en la Plaza San Pedro, a quienes saludó durante su larga vuelta en papamóvil antes del comienzo de su meditación. “En una época que premia la autosuficiencia, la eficiencia, el rendimiento” el Pontífice invita reconocer los propios límites y fragilidades para conocer el amor de Dios.

El Obispo de Roma centra su reflexión en el pasaje evangélico de Juan, que relata “el momento más luminoso y a la vez más oscuro de la vida de Jesús”, es decir, los últimos instantes antes de su muerte, en el cual dice que tiene “sed” y se le ofrece una esponja empapada en vinagre. En ese “grito silencioso”, explica el Papa, hay un Dios que “ha querido compartir todo de nuestra condición humana” y “se deja atravesar también por esta sed”.

En la sed de Cristo podemos reconocer toda nuestra sed. Y aprender que no hay nada más humano, nada más divino, que saber decir: necesito. No temamos pedir, sobre todo cuando nos parece que no lo merecemos. No nos avergoncemos de tender la mano. Es precisamente allí, en ese gesto humilde, donde se esconde la salvación.

El hombre no se realiza en el poder

“En la cruz, Jesús no aparece como un héroe victorioso, sino como un mendigo de amor. No proclama, no condena, no se defiende. Pide, humildemente, lo que por sí solo no puede darse de ninguna manera”, subraya el Papa. Y explica que Cristo, al afirmar que tiene sed, “manifiesta su humanidad y también la nuestra”, porque “ninguno de nosotros puede bastarse a sí mismo. Nadie puede salvarse por sí mismo” insiste el Santo Padre. “La vida se ‘cumple’ no cuando somos fuertes, sino cuando aprendemos a recibir”.

Esta es la paradoja cristiana: Dios salva no haciendo, sino dejándose hacer. No venciendo al mal con la fuerza, sino aceptando hasta el fondo la debilidad del amor. En la cruz, Jesús nos enseña que el ser humano no se realiza en el poder, sino en la apertura confiada a los demás, incluso cuando son hostiles y enemigos. La salvación no está en la autonomía, sino en reconocer con humildad la propia necesidad y saber expresarla libremente.

Sed de amor y justicia

El Papa evidencia además que el “cumplimiento de nuestra humanidad en el diseño de Dios no es un acto de fuerza, sino un gesto de confianza. Jesús no salva con un golpe de efecto, sino pidiendo algo que por sí solo no puede darse”.

Y aquí se abre una puerta a la verdadera esperanza: si incluso el Hijo de Dios ha elegido no bastarse a sí mismo, entonces también su sed —de amor, de sentido, de justicia— no es un signo de fracaso, sino de verdad.

Pedir no es indigno sino liberador

Una verdad simple pero difícil de aceptar, nota el Papa, observando que “vivimos en una época que premia la autosuficiencia, la eficiencia, el rendimiento”.

Sin embargo, el Evangelio nos muestra que la medida de nuestra humanidad no la da lo que podemos conquistar, sino la capacidad de dejarnos amar y, cuando es necesario, también ayudar. Jesús nos salva mostrándonos que pedir no es indigno, sino liberador. Es el camino para salir de la ocultación del pecado, para volver al espacio de la comunión. Desde el principio, el pecado ha generado vergüenza. Pero el perdón, el verdadero, nace cuando podemos mirar de frente nuestra necesidad y ya no temer ser rechazados.

En el pedir se abre un camino de libertad

“La sed de Jesús en la cruz es entonces también la nuestra” asegura León XIV. “Es el grito de la humanidad herida que sigue buscando agua viva. Y esta sed no nos aleja de Dios, sino que nos une a Él”. Y asegura que si tenemos el valor de reconocerla, podemos descubrir que también nuestra fragilidad es un puente hacia el cielo”.

Precisamente en el pedir —no en el poseer— se abre un camino de libertad, porque dejamos de pretender bastarnos a nosotros mismos. En la fraternidad, en la vida sencilla, en el arte de pedir sin vergüenza y de ofrecer sin cálculo, se esconde una alegría que el mundo no conoce. Una alegría que nos devuelve a la verdad original de nuestro ser: somos criaturas hechas para dar y recibir amor.

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CIUDAD DEL VATICANO. - En el Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Pontífice reflexiona sobre el Evangelio de Lucas, en el que Jesús almuerza con los fariseos y observa que hay "una carrera por ocupar los primeros lugares". Exhorta a la Iglesia a ser una “casa en la que siempre se es bienvenido, donde los puestos no se conquistan” y a reconocer nuestra dignidad de “hijas e hijos de Dios”.

La humildad es “ser libre de uno mismo” y nace “cuando el Reino de Dios y su justicia se han convertido verdaderamente en nuestro interés y podemos permitirnos mirar lejos: no la punta de nuestros pies, ¡sino lejos!”.

En su alocución previa a la oración del Ángelus del último domingo de agosto, el Papa León XIV anima a aprender a servir como Cristo y a mirar más allá de uno mismo. Asomado desde la ventana del Palacio Apostólico, el Pontífice centra su reflexión en un pasaje del Evangelio del día, tomado del evangelista Lucas, en el que Jesús almuerza en casa de uno de los jefes de los fariseos y observa “que hay una carrera por ocupar los primeros lugares” y “mediante una parábola, describe lo que ve e invita a pensar a quienes lo observan”. El Santo Padre se dirige, en particular, a la Iglesia, diciendo:

Pidamos hoy que la Iglesia sea para todos un taller de humildad, es decir, esa casa en la que siempre se es bienvenido, donde los puestos no se conquistan, donde Jesús puede tomar todavía la Palabra y educarnos en su humildad y en su libertad.

Jesús nos llama a la libertad

Dirigiéndose a los numerosos fieles llegados a la plaza de San Pedro, el Pontífice subraya que “sentarnos juntos en torno a la mesa eucarística, en el día del Señor, significa también para nosotros darle a Jesús la palabra” porque Él, “se hace nuestro huésped y puede describir cómo nos ve”. Y señala que es muy importante “vernos a través de su mirada, repensar cómo muchas veces reducimos la vida a una competición, cómo perdemos la compostura con tal de obtener algún reconocimiento, cómo nos comparamos inútilmente unos con otros”. Por ello, observa:

Detenernos a reflexionar, dejarnos sacudir por una Palabra que cuestiona las prioridades que ocupan nuestro corazón, es una experiencia de libertad. Jesús nos llama a la libertad.

La humildad, forma plena de libertad

De hecho, León XIV subraya que el Evangelio usa la palabra “humildad para describir la forma plena de la libertad”. “Quien se engrandece, en general – evidencia - parece no haber encontrado nada más interesante que sí mismo y, en el fondo, tiene poca seguridad en sí”.

Pero quien ha comprendido que es muy valioso a los ojos de Dios, quien se siente profundamente hijo o hija de Dios, tiene cosas más grandes de las que gloriarse y posee una dignidad que brilla por sí sola. Esa se coloca en primer plano, ocupa el primer lugar sin esfuerzo y sin estrategias, cuando en vez de servirnos de las situaciones, aprendemos a servir.

Ser huéspedes cercanos como Jesús

El Papa explica además que “los comensales ‘observaban’ a Jesús y, en general, Él era mirado con cierta desconfianza por los intérpretes más rigurosos de la tradición”. “Sin embargo – subraya - el encuentro es posible porque Jesús se hace realmente cercano, no permanece ajeno a la situación” sino que “se hace huésped de verdad, con respeto y autenticidad. Renuncia a esos buenos modales que son sólo formalidades que eluden comprometerse recíprocamente”.

Tener invitados ensancha el espacio del corazón, y hacerse huésped exige la humildad de entrar en el mundo del otro. Una cultura del encuentro se nutre de estos gestos que acercan.

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Ciudad del Vaticano. - El Papa León XIV renovó su llamado a la oración por la paz al expresar su cercanía a la población de Cabo Delgado, en Mozambique, y a Ucrania, países golpeados por la violencia y la guerra. Al mismo tiempo, saludó con afecto a peregrinos, parroquias y grupos llegados a Roma, destacando el testimonio de fe y esperanza que ofrecen.

El Papa expresó su cercanía a la población de Cabo Delgado, en Mozambique, que continúa sufriendo una grave situación de violencia e inseguridad, la cual ha provocado numerosas muertes y obligado a miles de personas a desplazarse de sus hogares.

    “Invito a no olvidar a nuestros hermanos y hermanas que viven en Cabo Delgado. Rezo por ellos y expreso la esperanza de que los esfuerzos de los responsables del país logren restablecer la seguridad y la paz en ese territorio”

Oración y ayuno por la paz

El Papa recordó también que el pasado viernes 22 de agosto la Iglesia se unió en oración y ayuno por todos aquellos que sufren a causa de las guerras en el mundo.

En su mensaje, extendió además un llamado de solidaridad con el pueblo de Ucrania, destacando la iniciativa espiritual “oración mundial por Ucrania”, mediante la cual los fieles piden al Señor que conceda paz a su país martirizado por el conflicto.

Con estas palabras, el Papa reiteró su llamado a la comunidad internacional y a todos los creyentes a no acostumbrarse al sufrimiento de los pueblos golpeados por la violencia, sino a sostenerlos con la oración, la cercanía y el compromiso por la paz.

Saludos a fieles y peregrinos

Por otra parte, el Papa manifestó su alegría al acoger a la Banda Musical de Gozzano y a los grupos parroquiales de Bellagio, Vidigulfo, Carbonia, Corlo y Val Cavallina. También saludó con afecto a los fieles que llegaron en bicicleta desde Rovato y Manerbio, así como al grupo itinerante de la Via Lucis.

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CIUDAD DEL VATICANO.  - Al recibir en audiencia a una delegación del Grupo de Refugiados de Chagos, el Papa León XIV recuerda los sufrimientos y la determinación, especialmente de las mujeres chagosianas, por la reivindicación pacífica de sus derechos.

“Todos los pueblos, incluso los más pequeños y débiles, deben ser respetados por los poderosos en su identidad y en sus derechos, en particular el derecho a vivir en su propia tierra; y nadie puede obligarlos a un exilio forzado". Son palabras importantes, pronunciadas en francés, que el Papa dirigió a la delegación de la asociación Chagos Refugees Group, recibida esta mañana, 23 de agosto, en el Vaticano y comprometida con la restitución de las islas Chagos a la República de Mauricio.

Un asunto que terminó en mayo de 2025 con la firma por parte del Reino Unido de un tratado que preveía la cesión del archipiélago al país africano y el mantenimiento de una base militar estadounidense en la isla de Diego García, en el océano Índico. Para el Pontífice, se trata de "una señal alentadora" que tiene "fuerza simbólica en la escena internacional".
Un paso significativo

León XIV recuerda a continuación los esfuerzos del Papa Francisco para avanzar en las negociaciones, durante un encuentro en junio de 2023, y expresa su satisfacción por el acuerdo alcanzado, "un paso significativo", dice, "hacia su regreso a casa".

"Doy las gracias a todas las personas de las partes implicadas que, abriendo sus corazones, comprendieron el sufrimiento de su pueblo y llegaron a este acuerdo". Diálogo y respeto a las decisiones del derecho internacional, ya reclamadas por Francisco a su regreso de Mauricio, que han "podido finalmente reparar una grave injusticia".

    “Rindo homenaje a la determinación del pueblo chagosiano, y en particular a la de las mujeres, en la reivindicación pacífica de sus derechos.”

Curar las heridas

La esperanza del Papa es que el regreso "se produzca en las mejores condiciones posibles", asegurando el compromiso y la contribución, sobre todo espiritual, de la Iglesia local, presente incluso "en los días de prueba".

    “Estos años de exilio les han causado mucho sufrimiento. Han conocido la pobreza, el desprecio y la exclusión. Que el Señor, en la perspectiva de un futuro mejor, cure sus heridas y les conceda la gracia del perdón hacia quienes les han hecho daño. Los invito a mirar resueltamente hacia el futuro.”

Una larga historia

El archipiélago de las islas Chagos, situado en el océano Índico, es territorio británico de ultramar desde 1965, cuando Mauricio aceptó separarse de él a cambio de la independencia. Se convirtió en un puesto estratégico cuando, unos años más tarde, se estableció la base estadounidense de Diego García, implicada en la década de 1970 en operaciones militares en Vietnam y, más tarde, en Afganistán e Irak.

En total, unas dos mil personas se vieron obligadas a exiliarse para permitir la construcción de la base militar. Con el tiempo, el asunto llegó a muchos tribunales británicos, y en 2019 una sentencia no vinculante de la Corte Internacional de Justicia calificó de "ilegal" la retención de soberanía del Reino Unido sobre el archipiélago. Ese mismo año, la Asamblea General de la ONU aprobó por abrumadora mayoría una petición al Reino Unido para que devolviera el archipiélago a Mauricio, y en 2021, el Tribunal Marítimo de la ONU también falló a favor de la restitución. Las negociaciones comenzaron en 2022, y la firma de un tratado este año puso fin a la cuestión.

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Ciudad del Vaticano. - El Papa, en el rezo del Ángelus, exhortó a invertir el verdadero tesoro de la vida —los dones recibidos de Dios— en el amor y el servicio a los demás, recordando que las obras de misericordia son la inversión más segura y fecunda para alcanzar la plenitud.

Durante el rezo del Ángelus de este domingo, el Papa recordó a los fieles que el Evangelio invita a reflexionar sobre cómo invertir el verdadero tesoro de nuestra vida. Inspirado en el pasaje de Lucas 12,32-48, el Santo Padre destacó la importancia de no guardar para uno mismo los dones recibidos de Dios, sino ponerlos al servicio de los demás con generosidad.

Todo lo que somos es un capital vivo por compartir

«Vendan sus bienes y denlos como limosna» (Lc 12,33) fue la exhortación de Jesús que centró la meditación. El Papa explicó que esta llamada no se limita a los bienes materiales, sino que incluye nuestras capacidades, tiempo, afecto, presencia y empatía. “Todo lo que somos y tenemos —dijo— es un capital vivo que, si no se cultiva y comparte, se seca, se devalúa o acaba en manos de quienes lo reducen a mero consumo”.

    “En resumen, todo aquello que hace de cada uno de nosotros, en los designios de Dios, un bien único, inapreciable, un capital vivo, palpitante, que para crecer requiere ser cultivado y empleado, porque si no se seca y se devalúa. O bien termina perdido, a merced de quienes, como ladrones, se apropian de él para convertirlo simplemente en un objeto de consumo.”

El Pontífice subrayó que la vida es un don que necesita espacio, libertad, relaciones y, sobre todo, amor para desarrollarse plenamente. Recordó que Cristo pronunció estas palabras mientras se dirigía a Jerusalén para entregarse en la cruz, un ejemplo supremo de amor y generosidad.

Las obras de misericordia son el banco más seguro y rentable

Refiriéndose a las obras de misericordia como “el banco más seguro y rentable” para depositar el tesoro de la existencia, citó a san Agustín: «Lo que das se transformará, porque te transformarás tú». Ilustró esta enseñanza con imágenes cotidianas: una madre abrazando a sus hijos, dos novios que se sienten rey y reina, y otras escenas donde el amor convierte lo ordinario en riqueza auténtica.

El Papa invitó a los presentes a practicar una vigilancia activa, atentos y sensibles a las necesidades de los demás en cada espacio de la vida: familia, parroquia, escuela o trabajo.

    “Esta es la vigilancia que nos pide Jesús, habituarnos a estar atentos, dispuestos, sensibles los unos con los otros, como Él lo está con nosotros en cada instante.”

Concluyó confiando este compromiso a María, “Estrella de la mañana”, para que ayude a todos a ser centinelas de la misericordia y la paz en un mundo marcado por divisiones.

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Ciudad del Vaticano. - En su audiencia general del miércoles, el Papa León reflexiona sobre la palabra «preparar» y cómo cada uno de nosotros está invitado a prepararse para la Eucaristía en los momentos cotidianos de la vida.

Durante su primera audiencia general del miércoles de agosto, el Papa León XIV reflexionó sobre el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Para comenzar, invitó a todos a meditar sobre la palabra «preparar», que «parece sencilla, pero encierra un precioso secreto de la vida cristiana».  

El amor no es un impulso repentino

En el Evangelio de Marcos, en preparación para la Pascua, los doce apóstoles le hacen a Jesús una pregunta muy práctica: «¿Dónde quieres que vayamos a preparar la Pascua?». El Papa León señaló que ellos eran conscientes de que algo importante iba a suceder y, a su vez, recibieron una respuesta muy simbólica de Jesús: «Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un jarro de agua».

Un hombre con un jarro, una habitación ya preparada y un anfitrión desconocido: todo está preparado de antemano. Jesús ya lo había dispuesto todo para sus discípulos. Esto nos muestra, explicó el Papa, que el amor verdadero «no es fruto del azar, sino de una elección consciente». El amor exige preparación. La decisión de Jesús de soportar su pasión es un ejemplo de esta elección de amar libremente.

El Papa León subrayó que esto debería ser una fuente de consuelo para nosotros: «saber que el don de su vida proviene de una intención consciente, no de un impulso repentino».

Dios ha preparado un lugar para nosotros

Siguiendo con el simbolismo del pasaje del Evangelio, la habitación que ya ha sido preparada revela el hecho de que Dios nos allana el camino. Antes de que «nos demos cuenta de que necesitamos ser acogidos, el Señor ya ha preparado un espacio para nosotros donde podemos reconocernos y sentirnos sus amigos».

Cada uno de nosotros puede encontrar en nuestro corazón ese espacio creado especialmente para cada persona, que simplemente espera ser visto, llenado y amado.

Aunque Jesús ya había dispuesto todo para la Pascua en el Evangelio, pidió a los apóstoles que hicieran su parte. Esto, argumentó el Papa, nos enseña una lección esencial para nuestra vida espiritual: «la gracia no elimina nuestra libertad, sino que la despierta».

Los preparativos no son lo mismo que las ilusiones

El Papa León recordó a los peregrinos en la Plaza de San Pedro que nosotros también tenemos «una cena que preparar». Más allá de la liturgia, la Eucaristía tiene un lugar en nuestra vida cotidiana. Y debemos dejar espacio para experimentar todo como una acción de gracias.

Para ello, el Papa instó a todos a eliminar de sus vidas aquello que les impide avanzar. Pero también advirtió contra la confusión entre los preparativos y las ilusiones, o contra la creencia de que estar preparados significa estar engañados. Las ilusiones distraen, mientras que los preparativos nos guían. Jesús nos dio un ejemplo de ello cuando preparó «una cena de comunión» para sus discípulos a lo largo de su ministerio, incluso cuando ellos no lo entendían y uno de ellos planeaba traicionarlo.

Nosotros también estamos llamados a «preparar la Pascua». Como recordó el Papa León a todos los presentes en la plaza, esto no solo significa prepararse para la misa, sino también para los momentos de nuestra vida cotidiana. Esto puede significar estar dispuestos a dar el primer paso, a escuchar más o a dejar de esperar a que los demás cambien.

Y cuando decidimos aceptar el llamado de Dios para prepararnos para la comunión con Él, no estaremos solos, subrayó el Papa. «Descubriremos que estamos rodeados de signos, encuentros y palabras que nos guían hacia esa sala, espaciosa y ya preparada, en la que se celebra sin cesar el misterio de un amor infinito, que nos sostiene y siempre nos precede».

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El Papa retorna a la Ciudad del Vaticano luego de 16 días de estancia en las Villas Pontificias de Castel Gandolfo: unas vacaciones de trabajo, no he dejado de seguir la actualidad.

El Papa León XIV regresó la tarde de este martes 22 de julio a la Ciudad del Vaticano, luego de algunos días de estancia en las Villas Pontificias en Castel Gandolfo, allí permaneció desde el pasado 6 de julio. Consultado por los periodistas sobre la situación en Gaza, insistió en la urgencia de “dejar las armas” para encontrar la paz.

"En realidad hay muchos lugares donde a mí personalmente también me gustaría ir, pero esta no es necesariamente la fórmula para encontrar una respuesta”, dijo el Papa a los periodistas que preguntaron sobre ir a lugares de sufrimiento como Gaza.

“Tenemos que animar a todo el mundo a dejar las armas, a dejar todo el comercio que hay detrás de cada guerra, muchas veces con el tráfico de armas las personas se convierten en simples instrumentos sin valores -dijo el Papa León XIV-. Sobre esto hay que insistir muchas veces, sobre la dignidad de cada ser humano, cristiano, musulmán, de cualquier religión…, todos somos hijos de Dios, creados a imagen de Dios. Así que continuaremos con este esfuerzo".

Durante los días de convivencia en Castel Gandolfo, el Pontífice agregó a su agenda algunos eventos públicos de trabajo, audiencias, encuentros, y eucaristías. Envió algunos mensajes y telegramas. De manera especial, se mantuvo atento a la situación de la guerra en Ucrania y en el Medio Oriente.

La estancia en Castel Gandolfo transcurrió muy bien, el Papa dijo que volvería, que estaba muy contento de la acogida que recibió: “He podido cambiar un poco de aires" pero han sido “unas vacaciones de trabajo, no he dejado de seguir” la actualidad. "Gracias a Dios la voz de la Iglesia sigue siendo importante, seguimos promoviendo la paz”.

El siguiente gran evento jubilar del Año Santo en el cual participará el Papa León XIV será en el Jubileo de los Jóvenes, que se desarrollará del 28 de julio al 3 de agosto en Roma.

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Ciudad del Vaticano. - Tras la santa misa en la Catedral de Albano este domingo 20 de julio, el Santo Padre dirigió la oración mariana del Ángelus delante del Palacio Apostólico en Castel Gandolfo. En su reflexión, invitó a aprovechar el verano para bajar el ritmo y abrirse al encuentro con Dios, con los demás y con uno mismo. A partir del Evangelio de Marta y María, alertó sobre el riesgo de vivir en automático, sin saborear lo esencial.

Desde Castel Gandolfo, este domingo 20 de julio de 2025, el Papa León XIV centró su alocución previa al rezo del Ángelus en el valor de la hospitalidad, a partir de las lecturas del día: el pasaje del Libro del Génesis en el que Abraham y Sara reciben a tres misteriosos visitantes (Gn 18,1-10), y el Evangelio según san Lucas que narra la visita de Jesús a las hermanas Marta y María (Lc 10,38-42). Ante una Plaza de la Libertad colmada de fieles entusiastas, bajo un sol esplendoroso, el Pontífice animó a vivir el tiempo estival como una oportunidad para redescubrir el sentido profundo del encuentro y de la apertura interior.

“Cada vez que aceptamos la invitación a la Cena del Señor y participamos en la mesa eucarística, es Dios mismo quien ‘pasa a servirnos’ (cf. Lc 12,37)”, afirmó. Y añadió: “Nuestro Dios supo hacerse huésped primero, y también hoy está a nuestra puerta y llama (cf. Ap 3,20)”. Destacó, además, que en italiano la palabra ospite designa tanto a quien acoge como a quien es acogido, una ambivalencia que —dijo— encierra una enseñanza espiritual: “Fuera del juego de la acogida recíproca, nuestra vida se empobrece”.

“Es necesaria la humildad tanto para acoger como para ser acogido. Requiere delicadeza, atención, apertura”.

Comentando el Evangelio dominical, el Papa observó que Marta, aunque generosa, se deja absorber por el ajetreo de las tareas, lo cual la aleja del sentido profundo de la visita de Jesús. “Está tan concentrada en lo que tiene que hacer para acoger a Jesús, que corre el riesgo de arruinar un momento de encuentro inolvidable”, señaló. Y puntualizó: “Marta es una persona generosa, pero Dios la llama a algo aún más hermoso que la propia generosidad. La llama a salir de sí misma”.

En contraste, María “pareciera que ha perdido el sentido del tiempo, conquistada por la palabra de Jesús”. El Papa aclaró que no se trata de una actitud pasiva ni evasiva: “No es que sea menos concreta que su hermana, ni menos generosa, sino que ha aprovechado la oportunidad”. Por eso, Jesús reprende a Marta: porque se ha quedado fuera de una intimidad que también a ella le daría una gran alegría (cf. vv. 41-42)".

León XIV propuso que el verano sea un tiempo para “bajar el ritmo” y adoptar una actitud más parecida a la de María. “A veces no nos permitimos los mejores momentos”, lamentó. “Necesitamos gozar de tener un poco de descanso, con el deseo de aprender más sobre el arte de la hospitalidad”. En ese sentido, criticó las promesas de la industria del turismo, que busca “vendernos todo tipo de experiencias, pero quizá no lo que buscamos”. Y subrayó: “Todo encuentro verdadero no se puede comprar, es gratuito: sea el que se tiene con Dios, como el que se tiene con los demás, o incluso con la naturaleza”.

A modo de ejemplo, recordó cómo Abraham y Sara, a pesar de su edad avanzada, recibieron la promesa de una nueva vida al acoger al Señor mismo en tres viajeros: “También para nosotros, aún hay tanta vida por acoger”.

El Santo Padre concluyó su reflexión invocando la intercesión de la Virgen María, “la Madre hospitalaria, que acogió al Señor en su seno y junto con José le dio un hogar”. En ella, dijo, “resplandece nuestra vocación, la vocación de la Iglesia de seguir siendo una casa abierta a todos, para continuar acogiendo a su Señor, que pide permiso para entrar”.
Saludos del Papa a grupos jóvenes y comunidades locales en Castel Gandolfo

Tras finalizar la oración mariana del Ángelus, el Papa León XIV dirigió unas palabras de saludo a diversos grupos presentes en la Plaza de la Libertad, entre ellos, a los jóvenes participantes en la peregrinación organizada por la Catholic Worldview Fellowship, que se encuentran en Roma tras varias semanas dedicadas a la oración y la formación. También expresó su cercanía a quienes participan en la Escuela Internacional de Familias Nuevas del Movimiento de los Focolares, que se celebra en Loppiano. “Rezo —dijo el Pontífice— para que esta experiencia de espiritualidad y fraternidad los haga firmes en la fe y alegres en el acompañamiento espiritual de otras familias”.

Asimismo, agradeció al Foro Internacional de Acción Católica por promover la “Maratón de oración por los Gobernantes”, que invita a cada persona, entre las 10 de la mañana y las 10 de la noche de este domingo, a detenerse al menos un minuto para orar, pidiendo al Señor que ilumine a quienes están al frente de los pueblos e inspire en ellos proyectos de paz.

El Papa también tuvo un recuerdo especial para el Catholic Institute of Technology, con sede en Castel Gandolfo; al grupo scout Agesci Gela 3, que está realizando una peregrinación jubilar con destino final en la tumba del Beato Carlo Acutis; a los jóvenes de Castello di Godego, involucrados en una experiencia de servicio junto a Cáritas Roma; a los integrantes del grupo folclórico ‘O Stazzo y a la Banda Musicale di Alba de Tormes.

Finalmente, expresó su agradecimiento a la comunidad de Castel Gandolfo por su cálida acogida durante este tiempo de descanso veraniego:

“Dentro de unos días regresaré al Vaticano, tras haber pasado estas dos semanas aquí en Castel Gandolfo. Quiero agradecerles a todos por la cálida acogida y desearles un feliz domingo”, afirmó con tono cercano y agradecido. En efecto, el Pontífice permanecerá allí hasta el próximo martes 22, cuando retornará al Vaticano por la tarde, según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

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