- Estos se suman a los más de 40.000 reportados como muertos o heridos debido a los bombardeos y ataques aéreos israelíes, según datos del fondo para la infancia. 

news.un.org.- El número de niños muertos por desnutrición y hambre en Gaza ya sobrepasa los 100. Así lo ha denunciado este miércoles el comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, refiriéndose a los datos facilitados por la ONG Save the Children International.

Esta cifra desoladora se suma, además, a los más de 40.000 niños reportados como muertos o heridos debido a los bombardeos y ataques aéreos israelíes, según datos del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF).

Hasta la fecha, hay al menos 17.000 niños no acompañados o separados de sus familias y un millón de niños “profundamente traumatizados y sin acceso a la educación”.

“Los niños son niños. Nadie debería guardar silencio cuando mueren o se les priva brutalmente de un futuro, donde sea que estén, incluyendo en Gaza” aseveró Lazzarini.

- Las muertes por inanición se han convertido en cotidianas

Según el Ministerio de Salud de Gaza, ocho personas, entre ellas tres niños, murieron por inanición en las últimas 24 horas.

“Estos informes se han convertido en algo cotidiano, lo que refleja la profundización de la crisis humanitaria y la urgente necesidad de asistencia sostenida”, declaró el portavoz del Secretario General de la ONU durante su encuentro con la prensa.

Stéphane Dujarric también reportó el establecimiento de cursos por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el hospital infantil de Rantissi “para ayudar al personal a mantenerse al día con la nueva información centrada en el tratamiento de la malnutrición”.

Ese hospital es uno de los cinco centros de estabilización nutricional de Gaza y uno de los dos únicos ubicados en la ciudad de Gaza.

“El aumento sin precedentes de casos de malnutrición entre los niños ha hecho necesario establecer y ampliar esos centros”, denunció Dujarric.

En lo que va del año, estos centros han reportado el ingreso de más de 340 niños para recibir tratamiento contra la desnutrición. Hasta el 5 de agosto, han registrado 49 muertes validadas de niños por malnutrición, incluidos 39 niños menores de cinco años.

- Trauma, ansiedad y depresión

Simultáneamente, los equipos humanitarios han recopilado datos sobre las consecuencias psicológicas del conflicto. En julio, en más de 900 hogares de Gaza reportaron un trauma continuo que conduce a problemas de salud mental, como ansiedad y depresión.

“Muchas personas viven en refugios informales hacinados, inseguros y carecen de espacio y privacidad, especialmente las mujeres y los niños”, denunció el portavoz.

Además, el propio personal de socorro está traumatizado y, en la actualidad, los socios que trabajan en la prestación de asistencia han empezado a brindar apoyo psicosocial y de salud mental a sus propios equipos en Gaza.

- Falta de materiales para refugiarse

Los trabajadores humanitarios enfatizaron que los artículos de refugio son una prioridad, ya que los suministros se han agotado, lo que deja a las personas expuestas al calor del verano y sin nada que las proteja cuando llegue el invierno.

“Es necesario reemplazar muchas carpas y lonas, ya que no podrán soportar las condiciones externas”, dijo Dujarric.

Mientras tanto, los hogares también siguen denunciando problemas de saneamiento y falta de agua potable. En el sur de Gaza, la tubería de suministro de agua suministrada por Israel lleva casi una semana dañada, lo que ha afectado al suministro de agua de miles de personas de la zona. 


Publicado en EMBAJADA
Domingo, 29 Mayo 2022 21:49

Hambre

Como una ola que crece con gran fuerza, lenta e imponente, se avizora un futuro de dolor y sufrimiento para millones de seres humanos.

El hambre viene.

La pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania, el cambio climático, impactan de frente a la producción de alimentos.

Los shocks económicos y sociales de la pandemia han sido mayúsculos.

Primero, la destrucción de empleo no tuvo antecedentes desde la gran depresión de 1929. Segundo, el confinamiento rompió las cadenas de producción y suministro. Tercero, los estímulos a la economía en las grandes potencias, combinadas con las restricciones en la producción, generaron una espiral inflacionaria. Resultado: las dos principales economías del mundo: Estados Unidos y China (combinadas suman alrededor del 40% del PIB mundial) se están desacelerando y es posible que la primera caiga en recesión.

El cambio climático hizo que China registrara su peor cosecha desde la gran hambruna de 1959, y la sequía que la India y otros países redujeran su producción.

A estos factores se suman otros vientos. Rusia y Ucrania suministran cerca del 30% del todo el trigo y la cebada que consume el mundo, el 75% del aceite de girasol y el 20% del maíz. Una buena porción del granero del mundo está en llamas.

Ese conflicto disparó, además, los precios de los energéticos. Los fertilizantes subieron de precio 50% en los últimos meses. El petróleo, dos tercios.

Por todo esto, hacer producir al campo y transportar los productos de un punto a otro del mundo se ha vuelto muy costoso.

Resultado: de acuerdo a la ONU, los precios de los alimentos han subido en 30%.

Los efectos humanos de este huracán son terribles. La FAO estima que las personas viviendo en inseguridad alimentaria grave pasaron de 135 millones a 276 millones. Inseguridad alimentaria grave significa en español que son personas que no tienen qué comer.

Quienes no están seguros de poder adquirir alimentos se dispararon de 440 millones a 1,600 millones. Un desastre humanitario.

El golpe del hambre se resentirá, por supuesto, también en México. Existían antes de esta crisis 10.8 millones de mexicanos que sobrevivían en pobreza extrema. Había 28 millones que tenían carencia alimentaria.

Las políticas de abandono al campo del gobierno actual hicieron que el 2020 se importara la mayor cantidad de granos de la historia. Esta dependencia presionará al alza los precios de la tortilla, el pan, el aceite, pero también del pollo y la carne. La balanza comercial energética fue el año pasado deficitaria en casi 25 mil millones de dólares. Importamos gas, gasolinas, fertilizantes, petroquímicos.

Más que sabotear cumbres, deberíamos ya estar pensando en soluciones globales a este reto económico, sí, pero sobre todo moral, de la humanidad.

Más que hacer pactos para no subir precios deberíamos replantear nuestros modelos de producción y las alianzas comerciales.

Más que proteger criminales tendríamos que proteger a los, esos sí, buenos mexicanos que sufren por no tener qué comer.

Literal.

Twitter | @fvazquezrig

Publicado en COLUMNAS

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