El Papa Francisco en la Audiencia General de este 23 de septiembre se refirió a la importancia de la participación activa de todos los ciudadanos en la superación de la actual crisis sanitaria y al mismo tiempo social, económica y política. “Cada uno de nosotros está llamado a asumir su parte de responsabilidad”.

Ciudad del Vaticano. - En la catequesis de la Audiencia General realizada en el patio de San Dámaso en el Vaticano, el Papa Francisco se refirió al tema de ¿cómo vamos a salir de esta crisis? En una catequesis anterior se refirió a la solidaridad como un elemento importante para enfrentar este momento de dificultad. En la catequesis de hoy afirmó: “no hay verdadera solidaridad sin participación social, sin la contribución de los cuerpos intermedios: de las familias, de las asociaciones, de las cooperativas, de las pequeñas empresas, de las expresiones de la sociedad civil”.

Más que una crisis sanitaria

Francisco se refirió a las crisis que vive la sociedad actual solo puede ser superada si cada uno asume su parte de responsabilidad: “Tenemos que responder no solo como individuos, sino también a partir de nuestro grupo de pertenencia, del rol que tenemos en la sociedad, de nuestros principios y, si somos creyentes, de la fe en Dios”. Sin embargo, hizo notar que “a menudo muchas personas no pueden participar en la reconstrucción del bien común porque son marginadas, excluidas o ignoradas; ciertos grupos sociales no logran contribuir porque están ahogados económica o políticamente”. Para participar en el cuidado y la regeneración de nuestros pueblos, afirma el Papa, “es justo que cada uno tenga los recursos adecuados para hacerlo (cfr Compendio de la doctrina social de la Iglesia [CDSC], 186)”.

El principio de subsidiariedad

El Papa cita al Papa pío XI, quien “explicó lo importante que era para una verdadera reconstrucción el principio de subsidiariedad (cfr Enc. Quadragesimo anno, 79-80). Tal principio tiene un doble dinamismo: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba” y que posibilita la participación y la acción de todos los miembros de la sociedad, no solo de los más poderosos o de los más débiles, sino, de todos. Por eso: “Cada uno debe tener la posibilidad de asumir la propia responsabilidad en los procesos de sanación de la sociedad de la que forma parte”.

Francisco subrayó la importancia de reconocer que dar participación incluye reconocer la sabiduría de aquellos que son los descartados, situados en los márgenes de las sociedades: “Lamentablemente, esta injusticia se verifica a menudo allí donde se concentran grandes intereses económicos o geopolíticos, como por ejemplo ciertas actividades extractivas en algunas zonas del planeta (cfr QA, 9.14). Las voces de los pueblos indígenas, sus culturas y visiones del mundo no se toman en consideración. Hoy, esta falta de respeto del principio de subsidiariedad se ha difundido como un virus”. El Papa insistió: “Se escucha más a las grandes compañías financieras que a la gente o aquellos que mueven la economía real. Se escucha más a las compañías multinacionales que a los movimientos sociales. Así no permitimos a las personas que sean protagonistas del propio rescate (…) Hay que dejar actuar la sabiduría del pueblo para poder salir de la crisis”.

El Obispo de Roma, refiriéndose a la importancia de la participación de todos en la solución de la crisis, declaró: “Nadie puede quedarse fuera. La injusticia provocada por intereses económicos o geopolíticos tiene que terminar, y dar paso a una participación equitativa y respetuosa”.

Mensaje del Papa a la ONU, a cinco años de su visita a Nueva York

En este contexto, Francisco puso el siguiente ejemplo: "¿Qué estás haciendo? - Voy a trabajar para los pobres... Ah, qué bien. ¿Y qué es lo que haces? - Enseño a los pobres, les digo lo que tienen que hacer... No, eso no es bueno, el primer paso es dejar que los pobres te digan cómo viven, qué necesitan..." ¡Deja que todos hablen! Y así es como funciona el principio de subsidiariedad. No podemos dejar a esta gente fuera de la participación; su sabiduría, la sabiduría de los grupos más humildes no puede ser dejada de lado”.

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Comentando el Evangelio del día, que narra la parábola del dueño de la viña que llama a los trabajadores para faenar en sus tierras a cambio de la "justa recompensa", el Papa recordó que también Dios llama a cada uno de nosotros "a trabajar para Él en su campo, que es el mundo, en su viña, que es la Iglesia y nos da como única recompensa su amor, la amistad de Jesús, que es el todo para nosotros". "Dios no excluye a nadie de su plan de amor", dijo Francisco.

Ciudad del Vaticano. -  El 20 de septiembre, XXV domingo del tiempo ordinario, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus asomado a la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano. Comentando el Evangelio del día (cfr. Mt 20,1-16) que narra la parábola de los trabajadores llamados por el dueño de una viña para trabajar a cambio del jornal, el Santo Padre explicó que a través de esta historia, "Jesús nos muestra el sorprendente modo de actuar de Dios", representado en dos actitudes del dueño: la llamada y la recompensa.

Dios llama a todos y llama siempre

En primer lugar, la llamada -dijo Francisco - destacando que el propietario de la viña sale en cinco ocasiones a la plaza y llama a trabajar para él:

"Es conmovedora la imagen de este dueño que sale varias veces a la plaza a buscar trabajadores para su viña... A las seis, a las nueve, a las doce, a las tres y a las cinco de la tarde. Ese dueño representa a Dios, que llama a todos y llama siempre", aseveró el Papa haciendo hincapié en que nuestro Padre celestial actúa así también hoy: «nos sigue llamando a cada uno, a cualquier hora, para invitarnos a trabajar en su Reino. Este es el estilo de Dios, que hemos de aceptar e imitar. Él no está encerrado en su mundo, sino que “sale” continuamente a la búsqueda de las personas, porque quiere que nadie quede excluido de su plan de amor».

La Iglesia debe ser como Dios, "en salida"

En este contexto, el Pontífice indicó que igualmente nuestras comunidades están llamadas a salir de los varios tipos de “fronteras” que pueden existir, para ofrecer a todos la Palabra de salvación que Jesús vino a traer.

"Se trata de abrirse a horizontes de vida que ofrezcan esperanza a cuantos viven en las periferias existenciales y aún no han experimentado, o han perdido, la fuerza y la luz del encuentro con Cristo", puntualizó Francisco.

“La Iglesia debe ser como Dios: siempre en salida; y cuando la Iglesia no es en salida, se enferma de tantos males que tenemos en la Iglesia. ¿Y por qué estas enfermedades, en la Iglesia? Porque no es en salida. Es cierto que cuando uno sale, existe el peligro de tener un accidente. Pero es mejor una Iglesia accidentada por salir a proclamar el Evangelio, que una Iglesia que está enferma por estar cerrada. Dios sale siempre, porque es Padre, porque ama. La Iglesia debe hacer lo mismo: siempre en salida”

El dueño de la viña recompensa a todos

En segundo lugar, llama la atención la "actitud del dueño de la viña", que representa la de Dios, en su modo de recompensar a los trabajadores.

"Se pone de acuerdo con los primeros obreros, contratados por la mañana, para pagarles un denario. En cambio, a los que llegan a continuación les dice: «Os daré lo que sea justo» (v. 4). Al final de la jornada, el dueño de la viña ordena que a todos les sea dada la misma paga, es decir, un denario", explicó el Papa, observando que quienes han trabajado desde la mañana temprano "se indignan y se quejan del dueño", pero él insiste:

“Quiere dar el máximo de la recompensa a todos, incluso a quienes llegaron los últimos. Y aquí se comprende que Jesús no está hablando del trabajo y del salario justo, sino del Reino de Dios y de la bondad del Padre celestial”

Dios nos da más de lo que merecemos

Francisco insistió en que Dios se comporta así, "no mira el tiempo y los resultados, sino la disponibilidad y la generosidad con la que nos ponemos a su servicio".

"Su actuar es más que justo, en el sentido de que va más allá de la justicia y se manifiesta en la Gracia. Donándonos la Gracia, Él nos da más de lo que merecemos. Y entonces, quien razona con la lógica humana, la de los méritos adquiridos con la propia habilidad, pasa de ser el primero a ser el último. En cambio, quien se confía con humildad a la misericordia del Padre, pasa de último a primero".

Recompensa: el amor y la amistad de Jesús

Finalmente, el Papa se despidió orando para que María Santísima "nos ayude a sentir todos los días la alegría y el estupor de ser llamados por Dios a trabajar para Él en su campo, que es el mundo, en su viña, que es la Iglesia. Y de tener como única recompensa su amor, la amistad de Jesús, que es el todo para nosotros".

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Ciudad del Vaticano. - Este 15 de septiembre se celebra la memoria de Nuestra Señora de los Dolores o Dolorosa, en recuerdo de quien de pie y junto a la cruz de Jesús, su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su pasión salvadora. Ella es la nueva Eva, quien por su admirable obediencia contribuyó a la vida, al contrario de lo que hizo la primera mujer, que por su desobediencia trajo la muerte

En la celebración de la memoria de Nuestra Señora de los Dolores o Dolorosa, la nueva Eva que contribuyó tan admirablemente a la vida siendo siempre obediente a los designios de Dios, el Papa Francisco tuiteó este 15 de septiembre en su cuenta oficial de Twitter @Pontifex:

“La Virgen Dolorosa, que lloró con el corazón traspasado la muerte de Jesús, ahora se compadece del sufrimiento de los pobres crucificados y de las criaturas de este mundo exterminadas por el poder humano. #TiempoDeLaCreación”

La Dolorosa, discípula y madre

El pasado 3 de abril, Viernes de Pasión, la Iglesia recordaba asimismo los dolores de María, Nuestra Señora de los Dolores. Una veneración del pueblo de Dios que tiene siglos de historia. Así lo recordaba el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Y destacaba:

“Se han escrito himnos en honor a Nuestra Señora de los Dolores: estaba al pie de la cruz y la contemplan allí, sufriendo. La piedad cristiana ha recogido los dolores de la Virgen y habla de los ‘siete dolores’”

Siete dolores

El Santo Padre rememorando estos dolores decía: “El primero, sólo 40 días después del nacimiento de Jesús, la profecía de Simeón que habla de una espada que traspasará su corazón. El segundo dolor se refiere a  la huida a Egipto para salvar la vida de su hijo. El tercer dolor, esos tres días de angustia cuando el niño se quedó en el templo. El cuarto dolor, cuando Nuestra Señora se encuentra con Jesús en el camino al Calvario”.

“El quinto dolor de Nuestra Señora es la muerte de Jesús, ver al Hijo allí, crucificado, desnudo, muriendo”

Rezar estos siete dolores

“El sexto dolor, el descenso de Jesús de la cruz, muerto, y lo toma en sus manos como lo había tomado en sus manos más de treinta años antes en Belén. El séptimo dolor es el entierro de Jesús. Y así, la piedad cristiana sigue este camino de Nuestra Señora que acompaña a Jesús. Es bueno para mí, por la tarde, cuando rezo el Ángelus, rezar estos siete dolores como recuerdo de la Madre de la Iglesia, cómo la Madre de la Iglesia con tanto dolor nos ha dado a luz a todos”.

La que nunca pidió para sí misma

El Papa afirmó en aquella oportunidad que la Virgen “nunca pidió nada para sí misma, nunca. Sí para los demás: pensemos en Caná, cuando va a hablar con Jesús. Nunca dijo: Soy la madre, mírenme: seré la reina madre”. Y añadió:

Nuestra Señora no quiso quitarle ningún título a Jesús; recibió el don de ser su Madre y el deber de acompañarnos como Madre, de ser nuestra Madre

El Redentor es uno solo

“No pidió para sí misma ser cuasi-redentora o una co-redentora: no. El Redentor es uno solo y este título no se duplica. Sólo discípula y madre. Y así, como madre debemos pensar en ella, debemos buscarla, debemos rezarle. Ella es la Madre. En la Iglesia Madre”.

“En la maternidad de la Virgen vemos la maternidad de la Iglesia que recibe a todos, buenos y malos: a todos”

Historia de esta advocación

La devoción a la Madre Dolorosa se desarrolló a partir de finales del siglo XI. En 1239, en la diócesis italiana de Florencia, la Orden de los Servitas u Orden de frailes Siervos de María, cuya espiritualidad estaba muy ligada a la Santa Virgen, fijó la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre.

La Virgen de los Dolores es una advocación que cuenta con gran número de devotos en países como Argentina, Colombia, Ecuador, España, Guatemala, Italia, México, Panamá y Portugal. Es la patrona de Eslovaquia. Esta devoción a la advocación de los dolores está muy arraigada también en España, donde se celebra, por ejemplo, el Viernes de Dolores durante el mes de septiembre.

Su imagen suele llevarse en procesión durante la Semana Santa en numerosas localidades del mundo. En España, por ejemplo, se destaca la iconografía establecida por los pasos de la denominada “Esperanza Macarena de Sevilla”,  y el de la Virgen de las Angustias de Juan de Juni, en Valladolid, que presenta la figura de María abatida de dolor a los pies de la cruz.

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El Pontífice habla de la corrección fraterna y asegura que es un hábito saludable “para que en nuestras comunidades se puedan establecer siempre nuevas relaciones fraternas, basadas en el perdón mutuo y, sobre todo, en la fuerza invencible de la misericordia de Dios”

Ciudad del Vaticano, Italia. - Este mediodía el Papa Francisco se ha asomado desde el balcón del Palacio Apostólico para reflexionar sobre la “corrección fraterna” de la que habla Mateo en el Evangelio de hoy, tomado del cuarto discurso de Jesús conocido como discurso "comunitario" o "eclesial". Francisco ha asegurado que nos invita a reflexionar sobre la doble dimensión de la existencia cristiana: “aquella comunitaria, que exige la protección de la comunión, y aquella personal, que requiere la atención y el respeto de cada conciencia individual”. Además ha pedido “que la Virgen María nos ayude a hacer de la corrección fraterna un hábito saludable, para que en nuestras comunidades se puedan establecer siempre nuevas relaciones fraternas, basadas en el perdón mutuo y, sobre todo, en la fuerza invencible de la misericordia de Dios”.

3 intervenciones para corregir al hermano que se ha equivocado

El Santo Padre señala que para corregir al hermano que se ha equivocado “Jesús sugiere una pedagogía de recuperación, articulada en tres pasajes”:

Repréndelo entre tú y él solo

En el primero, Jesús dice: "Repréndelo entre tú y él solo". Francisco explica que aquí lo que Jesús nos quiere decir es que “no debes poner su pecado delante de todos”. “Se trata – añade – de ir al hermano con discreción, no para juzgarlo, sino para ayudarlo a darse cuenta de lo que ha hecho”.

“Cuántas veces hemos tenido esta experiencia que alguien viene y nos dice mira en esto te has equivocado, tendrías que cambiar esto”, quizás al principio nos enfadamos – dice el Papa – pero luego agradecemos porque es un gesto de hermandad, de comunión, de ayuda y de recuperación”.

El Papa explica además que “no es fácil” poner en práctica esta enseñanza de Jesús, por varias razones: “Porque existe el temor de que el hermano o la hermana reaccione mal”, porque “a veces no hay suficiente confianza con él o ella”. Así mismo explica que, “puede suceder que a pesar de mis buenas intenciones, la primera intervención fracase” en este caso – puntualiza – “es una buena idea no desistir, sino recurrir al apoyo de algún otro hermano o hermana”.

Si no te escucha: toma contigo uno o dos testigos

En el segundo pasaje, Jesús dice: "Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos" (v. 16). El Papa señala que este es “un precepto de la Ley de Moisés” y que aunque parezca contra el acusado, “en realidad servía para protegerlo de falsos acusadores”.

“Pero Jesús va más allá – dice el Papa - los dos testigos son pedidos no para acusar y juzgar, sino para ayudar”. De hecho, añade: “Jesús considera que este enfoque con testigos también puede fracasar, a diferencia de la Ley de Moisés, para la cual el testimonio de dos o tres era suficiente para la condena”.

Si las anteriores han fracasado: díselo a la comunidad

Por último, el Pontífice indica que las anteriores intervenciones pueden fracasar porque “el amor de dos o tres hermanos puede ser insuficiente” y es por eso que en este caso, Jesús añade: “díselo a la comunidad", es decir, “a la Iglesia”.

Si la primera intervención fracasa, Francisco considera que es una buena idea “no desistir y que se las arregle, me lavo las manos, no, esto no es cristiano”, sino “recurrir al apoyo de algún otro hermano o hermana”.

Francisco subraya que incluso esto “puede no ser suficiente” y tengamos que recurrir a “poner a nuestro hermano de nuevo en las manos de Dios”, de hecho Jesús dice: "Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el pagano y el publicano".

El Papa exhorta a no chismorrear de los defectos u errores de los demás

Además, pone un ejemplo: “Cuando nosotros vemos un error, un defecto, un desliz, de un hermano o una hermana, generalmente la primera cosa que hacemos es ir a contárselo a los demás, a chismosear. Y las habladurías cierran el corazón a la comunidad y cierran la unidad de la Iglesia”. Francisco se detiene para explicar que “el gran chismoso es el diablo”, “que siempre va diciendo las cosas malas de los otros, porque es el mentiroso que busca desunir a la Iglesia y de alejar a los hermanos y no hacer comunidad”. Es por eso que ha pedido por favor “que hagamos un esfuerzo para no chismosear”: “El chismorreo es una peste más fea que el Covid, peor, hagamos un esfuerzo, nada de habladurías, nada”.

Por lo tanto – concluye – “no se trata de una condena sin apelación, sino del reconocimiento de que a veces nuestros intentos humanos pueden fracasar, y que sólo estando solo ante Dios puede poner a nuestro hermano ante su propia conciencia y la responsabilidad de sus actos”. “Si la cosa no va – puntualiza – silencio y oración por el hermano y hermana que se equivoca pero jamás chismorreo”.

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Ciudad del Vaticano.- Que las obras de solidaridad no desvíen del contacto con el Señor. Es una necesidad que indicó el Papa al afirmar, a la hora del ángelus dominical, que es indispensable que la pastoral de las comunidades esté abierta a las muchas pobrezas y emergencias, pero teniendo en cuenta que “la caridad cristiana no es simple filantropía”

Al comentar el Evangelio del XXI domingo del tiempo ordinario – San Mateo, capítulo 16, versículos del 13 al 20 – y que presenta el momento en el que Pedro profesa su fe en el Señor como Mesías e Hijo de Dios, el Papa comenzó explicando que el mismo Jesús provoca esta confesión mediante un camino de educación de su fe, que comienza con una pregunta dirigida a los Apóstoles: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?”. A lo que agregó:

“Hablar de los demás no es tan exigente, aunque en este caso ya se requiere la perspectiva de la fe y no el chisme”

“¿Quién dicen que soy yo?”

Teniendo en cuenta que Jesús, básicamente, era considerado un profeta, Francisco explicó que con la segunda pregunta, el Señor los toca directamente: “¿Quién dicen que soy yo?”. De manera que cada uno de los interpelados es llamado a involucrarse, manifestando el motivo por el que sigue a Cristo; lo que incluye la legitimidad de cierta vacilación.

    “Les quita la vergüenza Simón, que con ímpetu declara: `Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo’”

El Santo Padre prosiguió explicando que esta respuesta “tan luminosa”, “es fruto de una gracia especial del Padre celestial”, tal como el mismo Jesús lo confirma al decirle:

    “No te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos”

Y al reconocer la correspondencia de Simón con la inspiración de la gracia, Jesús le responde con tono solemne: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Afirmación con la cual el Señor hace entender a Simón el sentido del nuevo nombre que le ha dado, “Pedro”:

    “La fe que acaba de manifestar es la ‘piedra’ inquebrantable sobre la cual el Hijo de Dios quiere construir su Iglesia, es decir su Comunidad”

La fe es vida: una respuesta no teórica

Francisco afirmó además que Jesús dirige hoy esta pregunta a cada uno, como a los primeros discípulos, para dar una respuesta no teórica, sino que involucra la fe, es decir la vida, “¡porque la fe es vida!”. A lo que agregó que se “trata de entender quién es Cristo para nosotros”, es decir, “si Él es el centro de nuestra vida y el fin de todo nuestro compromiso en la Iglesia y en la sociedad”.

La vía maestra de la perfección

El Santo Padre recordó: “Es indispensable y loable que la pastoral de nuestras comunidades esté abierta a las muchas pobrezas y emergencias”, porque la caridad es siempre la vía maestra de la perfección.

    “Pero es necesario que las obras de solidaridad no desvíen del contacto con el Señor Jesús”

La caridad cristiana no es simple filantropía

En efecto, como dijo el Papa al concluir, “la caridad cristiana no es simple filantropía”, sino “mirar al otro con los mismos ojos que Jesús” y “ver a Jesús en el rostro del pobre”. Antes de rezar la antífona mariana Francisco terminó diciendo:

   “Que María Santísima, bienaventurada porque ha creído, sea para nosotros guía y modelo en el camino de la fe en Cristo, y nos haga conscientes de que la confianza en Él da sentido pleno a nuestra caridad y a toda nuestra existencia”

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El Papa: “La esclavitud de hoy lleva al hombre a vivir con la dignidad pisoteada”

Este 23 de agosto se conmemora el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, de aquellos hombres y mujeres que allanaron el camino para poner fin a la esclavitud y la deshumanización.

 Ciudad del Vaticano.- “Aún hoy hay tantos esclavos, tantos hombres y mujeres que no son libres de trabajar: se ven obligados a trabajar, para sobrevivir, nada más. Son esclavos: trabajo forzado... son trabajos forzados, injustos, mal pagados y que llevan al hombre a vivir con la dignidad pisoteada… La esclavitud de hoy es nuestra indignidad, porque quita la dignidad al hombre, a la mujer, a todos nosotros”, con estas palabras pronunciadas por el Papa Francisco durante su homilía en la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta, este 1 de mayo de 2020, en la fiesta de San José Obrero y Día del Trabajo, el Pontífice denunciaba que, aún hoy, este flagelo afecta a los más vulnerables de la sociedad.

Una reivindicación universal de libertad

Por ello, este 23 de agosto al recordar el aniversario de la insurrección, que en 1791, los hombres y mujeres sometidos a la esclavitud en Saint-Domingue, la parte occidental de la isla de La Española que, al proclamar su independencia, recuperó su nombre amerindio original: Haití. Esta revuelta comporta una reivindicación universal de libertad, que va más allá de cualquier límite de tiempo y espacio. Apela a toda la humanidad, sin distinción de origen ni de religión, y sigue resonando hoy con la misma fuerza.

La lucha actual contra la esclavitud moderna y la trata

Mediante el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, la UNESCO desea recordar la importancia fundamental de la transmisión de la historia para poner de relieve la lucha contra todas las formas de opresión y racismo que existen en la actualidad. El efecto expansivo que provocó la revuelta de 1791 ha marcado el curso de las luchas de liberación de los pueblos y de los movimientos de defensa de los derechos humanos y civiles desde hace más de 200 años. Cristaliza los desafíos, los conceptos y los principios que es imprescindible conocer en la lucha actual contra la esclavitud moderna y la trata de personas. Creemos que la enseñanza de esta historia puede colocar a los ciudadanos de mañana en el camino de la paz y la dignidad.

Directora General UNESCO: poner fin a la deshumanización

Mensaje de la Sra. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición. "Este 23 de agosto honramos la memoria de los hombres y mujeres que, en 1791 en Santo Domingo, se  sublevaron y allanaron el camino para poner fin a la esclavitud y la deshumanización. A través de ellos, rendimos tributo a su memoria y a la de todas las demás víctimas de la esclavitud. (...) Para  extraer enseñanzas de esa historia, debemos poner al  descubierto ese sistema, deconstruir los mecanismos retóricos y pseudocientíficos utilizados para justificarlo y negarnos a aceptar cualquier concesión o apología que por sí misma conduzca a comprometer los principios. Esa lucidez es el requisito fundamental para la reconciliación de la memoria y la lucha contra todas las formas actuales de  esclavitud, que  siguen  afectando  a  millones  de  personas,  en  particular  a  mujeres y niños".

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Ciudad del Vaticano. - Después del rezo del Ángelus de este domingo 16 de agosto, el Papa Francisco expresó su cercanía y oración con el Líbano y Bielorrusia. Al mismo tiempo, exhortó a que este tiempo de vacaciones “no nos haga olvidar los problemas que hay por el Covid: tantas familias que no tienen trabajo, que lo han perdido y no tienen comida.

Después del Ángelus de este domingo 16 de agosto, el Papa Francisco expresó su cercanía y oración con el Líbano, por las consecuencias de las explosiones del pasado 4 de agostos. Al mismo tiempo, se hizo cercano con Bielorrusia, por la tensión social y las protestas contra los resultados de las elecciones del pasado domingo 9 de agosto, que reconfirmaron la presidencia de Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994.

“Sigo rezando por el Líbano, y por otras situaciones dramáticas en el mundo que causan sufrimiento a la gente. Mis pensamientos también van a la querida Bielorrusia. Sigo de cerca la situación postelectoral en este país y hago un llamamiento al diálogo, al rechazo de la violencia y al respeto de la justicia y la ley. Confío a todos los bielorrusos a la protección de Nuestra Señora, Reina de la Paz”, afirmó el Pontífice.

En referencia al período de descanso que se está viviendo en Europa, el Pontífice pidió “que sean un tiempo para restaurar el cuerpo, pero también el espíritu a través de momentos dedicados a la oración, el silencio y el contacto relajante con la belleza de la naturaleza, regalo de Dios”.

Al mismo tiempo, exhortó a que “esto no nos haga olvidar los problemas que hay por el Covid: tantas familias que no tienen trabajo, que lo han perdido y no tienen comida. Que nuestras vacaciones de verano también estén acompañadas de caridad y cercanía a estas familias”

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El Santo Padre este domingo antes de rezar a la Madre de Dios dijo que, no colabora bien con Dios quien se fija solo en los límites y los defectos de los demás, sino quien sabe reconocer el bien que crece silenciosamente en el campo de la Iglesia y de la historia.

Ciudad del Vaticano.- “La Virgen María nos ayude a comprender e imitar la paciencia de Dios, que no quiere que ninguno de sus hijos se pierda, que Él ama con amor de Padre”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus de este 19 de julio, XVI Domingo del Tiempo Ordinario.

Es necesario esperar el tiempo de la cosecha

El Santo Padre, comentando el Evangelio (cfr. Mt 13, 24-43) que la liturgia propone este Domingo, dijo que San Mateo nos presenta a Jesús hablando a la multitud en parábolas – la de la cizaña y la del grano de mostaza – sobre el Reino de los cielos. Refiriéndose a la primera parábola, la de la cizaña, Jesús nos hace conocer la paciencia de Dios, abriendo nuestro corazón a la esperanza. “Jesús cuenta que, en el campo en el que se ha sembrado la semilla buena – afirma el Pontífice – brota también la cizaña, un término que resume todas las malas hierbas, que infestan el terreno”. Los siervos, observa el Papa, quieren ir enseguida a arrancar la mala hierba. Sin embargo el amo dice que no, porque se corre el riesgo de arrancar el trigo junto a las malas hierbas.

Es necesario esperar el momento de la cosecha: solo entonces se separan y la cizaña será quemada

En esta parábola se puede leer una visión de la historia

En este sentido, el Santo Padre dijo que esta parábola nos presenta una visión de la historia, en la cual junto a Dios – el amo del campo – que esparce siempre y solo semilla buena, hay un adversario, que esparce la cizaña para obstaculizar el crecimiento del trigo. “El amo – subraya el Pontífice – actúa abiertamente, a la luz del sol, y su propósito es una buena cosecha; el otro, sin embargo, aprovecha la oscuridad de la noche y obra por envidia, por hostilidad, para arruinar todo”. El adversario, afirma el Papa, tiene un nombre: es el diablo, el opositor de Dios por antonomasia. Su intención es obstaculizar la obra de salvación, para que el Reino de Dios sea obstaculizado por trabajadores injustos, sembradores de escándalos. “Muchas veces, hemos oído que una familia que estaba en paz, luego comenzó las guerras, la envidia... un barrio que estaba en paz, luego comenzaron las cosas malas... Y estamos acostumbrados a decir: Eh, alguien vino allí para sembrar la lucha... Siempre está sembrando el mal que destruye. Y esto siempre lo hace el diablo o tenemos la tentación: cuando caemos en la tentación de criticar para destruir a otros”.

La buena semilla y la cizaña no representan el bien y el mal de forma abstracta, sino a nosotros los seres humanos, que podemos seguir a Dios o al diablo

Las persecuciones forman parte de la vocación cristiana

Es por ello, afirma el Papa Francisco, la intención de los siervos es la de eliminar enseguida el mal, es decir a las personas malvadas, pero el amo es más sabio, ve más lejos: estos deben saber esperar, porque soportar las persecuciones y las hostilidades forma parte de la vocación cristiana. “El mal, por supuesto, debe ser rechazado, pero los malvados son personas con las que hay que tener paciencia. No se trata de esa tolerancia hipócrita que esconde ambigüedad, sino de la justicia mitigada por la misericordia”. Si Jesús ha venido a buscar a los pecadores más que a los justos, a curar a los enfermos antes que a los sanos, también nuestra acción como sus discípulos debe estar dirigida no para suprimir a los malvados, sino para salvarlos.

No colabora bien con Dios quien se pone a la caza de los límites y de los defectos de los otros, sino más bien quien sabe reconocer el bien que crece silenciosamente en el campo de la Iglesia y de la historia, cultivándolo hasta la maduración

El Evangelio nos presenta dos modos de vivir la historia

Finalmente, el Santo Padre dijo que el Evangelio nos presenta dos modos de vivir la historia; por un lado, la mirada del amo; por otro, la mirada de los siervos. “Los criados se preocupan por un campo sin malezas, el amo por el buen trigo. El Señor nos invita a asumir su misma mirada, la que mira al buen grano, que sabe custodiarlo también en las malas hierbas”. No colabora bien con Dios quien se pone a la caza de los límites y de los defectos de los otros, sino más bien quien sabe reconocer el bien que crece silenciosamente en el campo de la Iglesia y de la historia, cultivándolo hasta la maduración. Y entonces será Dios, y solo Él, quien premie a los buenos y castigue a los malvados.

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Este domingo 28 de junio el Papa Francisco ha rezado la oración del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico que da a la Plaza de San Pedro. “Jesús pide a sus discípulos que tomen en serio las exigencias del Evangelio, incluso cuando esto requiere sacrificio y esfuerzo” ha dicho el Obispo de Roma.

Ciudad del Vaticano. - El verano ya se ha instalado en la ciudad de Roma. El Papa Francisco se ha dirigido a varios centeneras de personas diseminadas por la amplia Plaza de San Pedro, respetando así la normativa sanitaria para enfrentar el Covid-19.

El Papa Francisco retomando el Evangelio de Mateo 10, 37-42 afirmó que “Jesús pide a sus discípulos que tomen en serio las exigencias del Evangelio, incluso cuando esto requiere sacrificio y esfuerzo”. De esta afirmación se desprenden tres planteamientos para aquellos que quieren seguirle: situar el amor a Jesús por encima del amor familiar; seguir a Jesús implica cargar con la propia cruz y la libertad que surge la renuncia a sí mismo, permite experimentar la generosidad y gratitud de Dios.

El amor a Jesús por encima del amor familiar

El Papa al referirse al texto del versículo 37, «El que ama a su padre o a su madre, […] a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí», explica que “Jesús ciertamente no pretende subestimar el amor a los padres y a los hijos, pero sabe que los lazos de parentesco, si se ponen en primer lugar, pueden desviarse del verdadero bien. Lo vemos: algunas corrupciones en los gobiernos, vienen precisamente porque el amor al parentesco es mayor que el amor al país y ponen a los familiares a cargo.

El Papa plantea una posible situación de contraste e insiste: “Cuando, por el contrario, el amor a los padres y a los hijos está animado y purificado por el amor del Señor, entonces se hace plenamente fecundo y produce frutos de bien en la propia familia y mucho más allá de ella”.

En este contexto, el Papa nos invita a tener presente un detalle importante que ya aparece en el Evangelio: “Recordemos también cómo Jesús reprocha a los doctores de la ley que hacen que a los padres les falte lo que necesitan con el pretexto de darlo al altar, de darlo a la Iglesia. ¡Él les reprocha! [...] El verdadero amor a Jesús requiere el verdadero amor a los padres, a los hijos, pero si desde el principio buscamos el interés de la familia, esto siempre nos lleva por el camino equivocado”.

No hay amor verdadero sin una cruz

En segundo lugar, Francisco, citando el versículo 38, «El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí» afirma: “Se trata de seguirlo por el camino que Él mismo ha recorrido, sin buscar atajos. No hay amor verdadero sin una cruz, es decir, sin un precio a pagar en persona. Llevada con Jesús, la cruz no da miedo, porque Él siempre está a nuestro lado para apoyarnos en la hora de la prueba más dura”.

El Papa nos advierte de las posibles actitudes temerosas y egoístas que buscan preservar la vida propia por sobre todas las cosas y cita el verso 39: «El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará». Seguidamente plantea: “La plenitud de la vida y la alegría se encuentra al entregarse por el Evangelio y por los hermanos, con apertura, aceptación y benevolencia”.

La generosidad y gratitud de Dios

En este momento, el Papa cita los versículos 40 y 42: «Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, […]. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños […] no perderá su recompensa». Dios es generoso: La generosa gratitud de Dios Padre tiene en cuenta hasta el más pequeño gesto de amor y servicio a nuestros hermanos y hermanas. Es una gratitud contagiosa que nos ayuda a cada uno de nosotros a mostrar gratitud hacia aquellos que se preocupan por nuestras necesidades”.

El Papa enfatizó la donación generosa de sí mismo afirmando: “Muchos servicios se hacen gratis. Piensa en el voluntariado, que es una de las cosas más grandes que tiene la sociedad italiana. Los voluntarios... Y cuántos de ellos han dejado sus vidas en esta pandemia. Se hace por amor, simplemente por servicio”.

El Obispo de Roma concluyó la reflexión afirmando: “La gratitud, el reconocimiento, es en primer lugar un signo de buenos modales, pero también es una insignia del cristiano. Es un simple pero genuino signo del reino de Dios, que es el reino del amor gratuito y generoso”.

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El Papa Francisco en la audiencia de este 24 de junio continuó desarrollando el tema de la oración. En esta ocasión se centró en la figura del rey David, como pastor, poeta y soñador. “David tiene un sueño: el de ser un buen pastor”. La oración es la que asegura la relación con Dios y le permite ser “Compañero en medio de las travesías de la vida”.

Ciudad del vaticano, Italia. - El Papa Francisco desarrolló en la catequesis de la Audiencia General, el tema de la oración, centrándose en la figura del rey David. De la descendencia de este personaje bíblico se dirá que Jesús es heredero, porque, dice el Papa: “De la descendencia de David, según las promesas, viene el Mesías: un Rey totalmente según el corazón de Dios, en perfecta obediencia al Padre, cuya acción realiza fielmente su plan de salvación”.

David, ante todo un pastor

En la catequesis, Francisco describe el itinerario de la vida del rey David: “El episodio de David comienza en las colinas entorno a Belén, donde pastorea el rebaño del padre, Jesé. Es todavía un muchacho, el último de muchos hermanos”. Y citando 1 Samuel 16,1-13 nos recuerda que David “es ante todo un pastor: un hombre que cuida de los animales, que los defiende cuando llega el peligro, que les proporciona sustento. Cuando David, por voluntad de Dios, deberá preocuparse del pueblo, no llevará a cabo acciones muy diferentes respecto a estas”.

Francisco continúa y muestra que la imagen del pastor también se utiliza con Jesús a quien se define como ‘buen pastor’ y de él se dice: “Él ofrece si vida a favor de las ovejas, las guía, conoce el nombre de cada una de ellas (cf. Juan 10,11-18)”.

No todo fue positivo en la vida de David, por eso el Papa cita el pasaje en el que el profeta Natán le recrimina su pecado: “David entenderá inmediatamente que ha sido un mal pastor, que ha depredado a otro hombre de la única oveja que él amaba, que ya no era un humilde servidor sino un enfermo de poder, un furtivo que mata y saquea (2 Samuel 12,1-15)”.

David, su alma de poeta

El obispo de Roma plantea que un segundo aspecto presente en la vocación de David es su alma de poeta y lo describe como “una persona sensible, que ama la música y el canto. La cítara lo acompañará siempre: a veces para elevar a Dios un himno de alegría (cf. 2 Samuel 6,16), otras veces para expresar un lamento o para confesar su propio pecado (cf. Salmos 51,3)”.

“Su mirada acoge, detrás del desarrollo de las cosas, un misterio más grande”, afirma el Papa e insiste: “La oración nace precisamente de allí: de la convicción de que la vida no es algo que se desliza a nuestro lado, sino que es un misterio asombroso, que en nosotros provoca la poesía, la música, la gratitud, la alabanza o el lamento, la súplica. La tradición quiere por ello que David sea el gran artífice de la composición de los salmos”.

El sueño de ser buen pastor

La vida de David, afirma Francisco muestra como “David tiene un sueño: el de ser un buen pastor. Alguna vez será capaz de estar a la altura de esta tarea, otras veces, menos; pero lo que importa, en el contexto de la historia de la salvación, es que sea profecía de otro Rey, del que él es solo anuncio y prefiguración”.

En medio de una vida llena de contrastes e incoherencias, se puede dibujar a David como “Santo y pecador, perseguido y perseguidor, víctima y verdugo. David fue todo esto”, afirma el Papa. Sin embargo, prosigue, “Hay un solo hilo rojo, en la vida de David, que da unidad a todo lo que sucede: su oración”.

Más adelante, el Papa insiste en esta imagen: “El santo David, reza; David pecador, reza; David perseguido, reza; David perseguidor, reza; David víctima, reza. También David el verdugo, reza. Este es el hilo rojo de su vida. Un hombre de oración. Esa es la voz que nunca se apaga: ya sea que tome los tonos del júbilo, o los del lamento, es siempre la misma oración, sólo cambia la melodía”.

El diálogo con Dios

“David nos enseña a hacer entrar todo en el diálogo con Dios: tanto la alegría como la culpa, el amor como el sufrimiento, la amistad o una enfermedad. Todo puede convertirse en una palabra dirigida al “Tú” que siempre nos escucha”, subraya Francisco.

La oración tiene una fuerza particular en todos aquellos que le dan espacio en su vida, afirma Francisco, porque “es capaz de asegurar la relación con Dios, que es el verdadero Compañero de camino del hombre, en medio a las miles de travesías de la vida”.

“La oración nos da nobleza: es capaz de asegurar la relación con Dios, que es el verdadero compañero de viaje del hombre, en medio de las mil dificultades de la vida, buenas o malas: pero siempre la oración. Gracias, Señor. Tengo miedo, Señor. Ayúdame, Señor. Perdóname, Señor. Es tanta la confianza de David que, cuando fue perseguido y tuvo que huir, no dejó que nadie lo defendiera: "Si mi Dios me humilla así, Él lo sabe", porque la nobleza de la oración nos deja en manos de Dios. Esas manos plagadas de amor: las únicas manos seguras que tenemos”, concluye el Papa.

El Papa Francisco saludó a diversas comunidades lingüísticas, a los de lengua española y recordó la memoria de san Juan Bautista, “La memoria de san Juan Bautista, el profeta precursor del Mesías”, también recordó a la comunidad polaca a quienes invitó a seguir cuidando de la salud de todos, a disfrutar en este tiempo de verano de las bellezas de la creación reforzando los lazos con los hombres y con Dios.

El Papa Cercano al pueblo mexicano

Al finalizar su mensaje, el Papa Francisco tuvo presente al pueblo de México: Ayer un violento terremoto azotó el sur de México, causando algunas víctimas, heridos y enormes daños. Rezamos por todos ellos. Que la ayuda de Dios y de los hermanos les dé fuerza y apoyo. Hermanos y hermanas les estoy muy cercano.

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“La fiesta de Pentecostés renueva la conciencia de que la presencia vivificante del Espíritu Santo habita en nosotros”, dijo el Papa Francisco en la alocución previa al Regina Coeli. Y nos da la valentía de salir de los muros protectores de nuestros "cenáculos", sin descansar en la vida tranquila o encerrarnos en hábitos o costumbres, estériles.

Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco en su alocución previa al Regina Coeli, nos recuerda que esta celebración de hoy, la Solemnidad del Pentecostés, memoria de la efusión del Espíritu Santo sobre la primera comunidad cristiana, es la fiesta que renueva la conciencia de la presencia vivificante del Espíritu Santo, que habita en nosotros.

El Espíritu Santo nos da la valentía de salir de los muros protectores de nuestros "cenáculos", sin descansar en la vida tranquila o encerrarnos en hábitos o costumbres, estériles.  Es la misión de cada uno de nosotros. El Papa le pidió a la Virgen María, “protagonista con la primera Comunidad de la admirable experiencia de Pentecostés”, que obtenga para la Iglesia el ardiente espíritu misionero.

Paz a ustedes

Jesús resucitado se le aparece a los discípulos, en el Cenáculo, y les dijo: Paz a ustedes. Palabras que expresan el perdón concedido a los apóstoles que lo habían abandonado.

“Son palabras de reconciliación y perdón. Jesús ofrece su paz precisamente a estos discípulos que tienen miedo, que les cuesta creer lo que han visto, es decir, la tumba vacía, y que subestiman el testimonio de María de Magdala y otras mujeres. Jesús perdona y ofrece su paz a sus amigos”.

Perdonando a sus discípulos y reunirlos en torno a él, Jesús los hace su Iglesia: una comunidad reconciliada y lista para la misión. Los convierte en valientes testigos. Los Apóstoles son enviados a prolongar la misma misión que el Padre ha confiado a Jesús. Es hora de activarse, de ir en misión, no es hora de quedarse encerrado, ni de arrepentirse de los "buenos momentos" pasados con el Maestro, dijo el Papa.

Fortalecer nuestra fe

Durante los domingos de Pascua escuchamos primero este mismo episodio, añadió Francisco, luego el encuentro con los discípulos de Emaús, luego el del Buen Pastor, los discursos de despedida y la promesa del Espíritu Santo: todo está orientado a fortalecer la fe de los discípulos - y también la nuestra – ante la misión.

Y Jesús para animar la misión, les entrega a los Apóstoles su Espíritu: "Sopló sobre ellos y dijo: "Recibid el Espíritu Santo"". El Espíritu Santo es fuego que quema los pecados y crea hombres y mujeres nuevos; es fuego de amor con el que los discípulos pueden "incendiar el mundo", ese amor de ternura que prefiere a los pequeños, a los pobres, a los excluidos, recordó por último el Pntífice, y dijo que en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación hemos recibido el Espíritu Santo con sus dones: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, conocimiento, piedad, temor de Dios. Pero este último don, afirmó Francisco, es lo contrario del miedo que antes paralizaba a los discípulos: es el amor al Señor, es la certeza de su misericordia y bondad, es la confianza de que podemos avanzar en la dirección indicada por él, sin perder nunca su presencia y su apoyo.

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