Ciudad del Vaticano. - El Papa preside en la Plaza de San Pedro la celebración de este domingo, el últimos antes de Pascua. La conmemoración de la entrada festiva del Señor en Jerusalén precede a la misa cuyo pasaje evangélico narra la historia de su Pasión. Al final de la liturgia, permaneciendo en el parvis, Francisco recitó el Ángelus

En una abarrotada Plaza de San Pedro, unos 60.000 fieles, bajo un cielo en el que los rayos del sol se alternaban con las nubes, se abrió la celebración del Domingo de Ramos presidida por el Papa Francisco. Es la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén, de la que se lee el relato del evangelista Marcos, y que precede a la celebración de la Misa. El Papa bendice y asperge con agua bendita los ramos de olivo, símbolo de hoy, que los presentes sostienen en sus manos.A continuación, más de 400 portadores de palmas se dirigen en procesión desde el centro de la plaza hasta el vestíbulo. Los cardenales, obispos y sacerdotes concelebrantes ocupan sus puestos junto al altar.

“¡Bendito sea el Reino que ya viene, el Reino de nuestro padre David! ¡Hosana en las alturas!”

El cambio de escena es radical: la liturgia de la Palabra de la celebración eucarística incluye la lectura cantada de la Pasión de Jesús tomada de nuevo del Evangelio según San Marcos. A través de las palabras del evangelista, los pasajes del sufrimiento de Cristo se reviven en toda su crudeza. La representación de la Pasión va seguida de un momento de silencio. Es un sufrimiento, el de Cristo, que contiene los dolores de todos los tiempos y de toda la humanidad, y la humanidad, con sus fragilidades, es presentada al Señor en la oración universal o de los fieles que concluye la Liturgia de la Palabra. Se reza por la Iglesia, para que "busque siempre la unidad, la reconciliación y la comunión"; por los gobernantes "llamados a cultivar la paz y el bien de los pueblos"; por todos los hombres y mujeres que sufren; por los cristianos perseguidos; por cada comunidad cristiana, para que "sea testigo de su propia fe, en la oración y en la caridad".

Al final de la celebración, directamente desde el parvis de la Basílica, Francisco pronunció el Ángelus, antes de impartir su bendición y hacer un amplio recorrido en su Papamóvil para saludar a los fieles y peregrinos que le aclamaban en la plaza.

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Ciudad del Vaticano. - "En un mundo dominado por las apariencias, por los pensamientos superficiales, por la banalidad tanto del bien como del mal, la antigua lección de la prudencia merece ser recuperada". Lo dijo el Papa en su catequesis durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro reflexionando sobre la prudencia y continuando la serie de catequesis dedicadas a las virtudes

La prudencia, junto con la justicia, la fortaleza y la templanza, constituyen las virtudes que se definen "cardinales". Y a esta virtud ha estado dedicada la catequesis de la audiencia general de hoy en la Plaza de San Pedro. El Papa saludó a los fieles y peregrinos y dijo que también esta vez, debido a su dificultad con la voz, será el padre rosminiano Pierluigi Giroli, de la Secretaría de Estado, quien dé lectura al texto preparado.

Las virtudes cardinales, explicó el Papa, no son "prerrogativa exclusiva" de los cristianos, porque ya eran patrimonio de la sabiduría de los antiguos, en particular de los filósofos griegos. Jesús en los Evangelios habla de prudencia y exhorta repetidamente a sus seguidores a ser prudentes. "En un mundo dominado por las apariencias, por los pensamientos superficiales, por la banalidad tanto del bien como del mal -observó Francisco-, la antigua lección de la prudencia merece ser recuperada".

Ser prudente no significa ser temeroso

Es importante, sin embargo, aclarar el significado de la prudencia, afirmó el Papa. Sería un error, por ejemplo, creer que es la característica "de una persona temerosa", siempre titubeante ante la acción que debe emprender. “No es tampoco solamente la cautela". Y continuó:

Conceder la primacía a la prudencia significa que la acción del ser humano está en manos de su inteligencia y de su libertad. La persona prudente es creativa: razona, evalúa, trata de comprender la complejidad de la realidad. Y no se deja llevar por las emociones, la pereza, las presiones, las ilusiones.

Prudente es quien sabe elegir

Para Santo Tomás, la prudencia es "la capacidad de gobernar las acciones para dirigirlas hacia el bien", recordó Francisco, y subrayó que "prudente es quien sabe elegir" y que en la vida concreta esto no siempre es fácil, a menudo de hecho "nos sentimos inseguros y no sabemos hacia dónde ir".

Quien es prudente no elige al azar: ante todo, sabe lo que quiere, luego pondera las situaciones, se deja aconsejar y, con amplitud de miras y libertad interior, elige qué camino tomar.
 
Gobernar con prudencia es armonizar las diferencias

Siempre es posible que cometamos errores, pero con prudencia podemos evitar "grandes bandazos", precisó el Papa, señalando que, “desafortunadamente, en todos los ambientes hay quien tiende a liquidar los problemas con bromas superficiales o a suscitar siempre polémicas”.

La prudencia, en cambio, es la cualidad de quienes están llamados a gobernar: saben que administrar es difícil, que hay muchos puntos de vista y que es preciso tratar de armonizarlos, que no se debe hacer el bien de algunos, sino el de todos.

La prudencia es saber conservar la memoria del pasado

El Papa observó luego que la prudencia enseña muchas cosas: que "lo perfecto es enemigo de lo bueno", que un exceso de celo, en algunas situaciones “puede generar conflictos e incomprensiones", que es necesario ser previsor y tener en cuenta el pasado:

La persona prudente sabe custodiar la memoria del pasado, no porque tenga miedo al futuro, sino porque sabe que la tradición es un patrimonio de sabiduría. La vida está hecha de una continua superposición de cosas antiguas y cosas nuevas, y no es bueno pensar siempre que el mundo empieza con nosotros, que tenemos que afrontar los problemas desde cero.

La virtud de la prudencia en el Evangelio

Jesús, afirmó el Papa Francisco, muestra su aprecio por la prudencia: dice que "es prudente quien construye su casa sobre la roca", elogia a las vírgenes prudentes que no se dejan encontrar sin aceite para sus lámparas porque "la vida cristiana es una combinación de sencillez y astucia". Y concluyó:

Al preparar a sus discípulos para la misión, Jesús les recomienda: «Yo los envío como ovejas entre lobos; sean entonces prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas». (Mt 10,16). Es como si dijera que Dios no sólo quiere que seamos santos, sino que quiere que seamos santos inteligentes, porque sin prudencia ¡equivocarse de camino es cuestión de un momento!

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Ciudad del Vaticano. - En el primer domingo de Cuaresma, Francisco invita a “entrar en el desierto” como Jesús, para reconocer las pasiones desordenadas, vicios, ansias de poder, vanidad y codicia que se posesionan del alma y vencerlas con el silencio, la oración y la escucha de la Palabra de Dios.

Fieras y ángeles los podemos encontrar cuando entramos en nuestro desierto interior, en silencio y a la escucha del corazón, así nos percatamos de su presencia y enfrentamos las tentaciones que nos desgarran, con las buenas inspiraciones divinas que devuelven al alma el orden y la paz. Es precisamente de la lucha de Jesús en el desierto, tentado por Satanás, que nos presenta el Evangelio de hoy, de donde parte la reflexión del Papa en este primer domingo de Cuaresma.

Las bestias selváticas

A mediodía, ante una Plaza de San Pedro soleada y repleta de fieles y peregrinos del mundo, Francisco, horas antes de su retiro para los Ejercicios Espirituales de esta Cuaresma, habla de las pasiones desordenadas que habitan en nuestro mundo interior, las “fieras” que dividen y tratan de poseer el corazón, que cautivan seducen y que pueden destrozarnos.

“Podemos dar nombres a estas "fieras" del alma: los diversos vicios, el ansia de riqueza, que aprisiona en el cálculo y la insatisfacción, la vanidad del placer, que condena a la inquietud y la soledad, y de nuevo la codicia de la fama, que genera inseguridad y una necesidad constante de confirmación y protagonismo, y así siguiendo. Son bestias “selváticas” y como tales, hay que domarlas y combatirlas: de lo contrario, devorarán nuestra libertad”

El sabor del Cielo

El Santo Padre insiste en la necesidad de “entrar en el desierto” para reconocer y combatir estas presencias, pero teniendo como aliados a los “ángeles”, mensajeros de Dios, que nos ayudan, nos hacen el bien, porque su característica es el servicio y no la posesión del alma.

“Los espíritus angélicos, en cambio, recuerdan los buenos pensamientos y sentimientos sugeridos por el Espíritu Santo. Mientras las tentaciones nos desgarran, las buenas inspiraciones divinas nos unifican en armonía: apagan el corazón, infunden el sabor de Cristo, “el sabor del Cielo”. Así vuelven al alma el orden y la paz, más allá de las circunstancias de la vida, sean favorables o desfavorables”.

La voz de Dios

También para captar los pensamientos sanos y buenos inspirados por Dios, advierte Francisco, hay que entrar en el silencio y en la oración. Por ello, como siempre, antes de la oración mariana, el Papa invita a reflexionar partiendo de dos preguntas que pueden acompañar el camino cuaresmal:   

“Primera: ¿cuáles son las pasiones desordenadas, las "fieras" que se agitan en mi corazón? Es bueno reconocerlas, nombrarlas, comprender sus tácticas. Y un segundo interrogante: para dejar que la voz de Dios hable a mi corazón y lo custodie en el bien, ¿pienso retirarme un poco al "desierto", es decir, dedicar un espacio al silencio, a la oración, a la adoración, a la escucha de la Palabra de Dios?”.

Dos reflexiones que el Pontífice pone en manos de la Virgen Santa, que custodió la Palabra y no se dejó tocar por las tentaciones del maligno, para que nos ayude en el camino cuaresmal hacia la Resurrección de Jesucristo.

El retiro espiritual de Francisco

"Esta tarde, junto con los colaboradores de la Curia, comenzaremos los Ejercicios espirituales. Invito a las comunidades y a los fieles a dedicar momentos específicos durante este tiempo de Cuaresma y durante este año de preparación al Jubileo, que es el "Año de la oración", para recogerse en la presencia del Señor."

Lo anunció el Papa al final de la oración mariana. En efecto, esta tarde comienzan los ejercicios espirituales para la Curia romana. Francisco ha invitado a los Cardenales residentes en Roma, a los jefes de Dicasterio y a los Superiores de la Curia, a vivir este período de modo personal, "suspendiendo el trabajo y recogiéndose en oración hasta el viernes 23 de febrero de 2024". Durante esta semana se suspenderán todos los compromisos del Santo Padre, incluida la Audiencia General del miércoles 21 de febrero

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Miércoles, 14 Febrero 2024 10:00

La "paciencia de la fe" nos salva: Papa Francisco

CIUDAD DEL VATICANO. - Es la acedia el vicio sobre el que el Papa invita a reflexionar en la audiencia general en el Aula Pablo VI. "Una tentación muy peligrosa" que incita casi "a desear la muerte". Cuando asalta hay que contrarrestarla con "una medida de compromiso más pequeña", pero con perseverancia "apoyándose en Jesús"

Jesús "se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: '¿Así que no has podido velar conmigo ni una hora? Velad y orad, no sea que caigáis en tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". Este es el pasaje del evangelista Mateo que introduce la reflexión del Papa Francisco en la audiencia general de este primer día de Cuaresma, dedicado al vicio de la acedia, término que a menudo se sustituye por otro: pereza.  
La acedia, una tentación muy peligrosa

Acedia del griego significa "falta de cuidado", explica el Papa, y es la causa de la pereza que hace a la persona "inoperante, indolente, apática". Y prosigue:

Esta es una tentación muy peligrosa; no bromees con ella. Quien cae víctima de ella está como aplastado por un deseo de muerte: siente asco por todo; su relación con Dios se le hace aburrida; e incluso los actos más santos, los que en el pasado le habían calentado el corazón, ahora le parecen completamente inútiles.
La pérdida del sentido

Para aclarar aún más el significado de la acedia, Francisco recuerda un escrito del monje Evagrio que describe el comportamiento de los perezosos: "... Cuando lee, el perezoso bosteza a menudo y se deja vencer fácilmente por el sueño, arruga los ojos, se frota las manos y, retirando los ojos del libro, mira fijamente a la pared; luego volviéndolos de nuevo al libro, lee un poco más (...); finalmente, inclinando la cabeza, pone el libro debajo y se duerme en un sueño ligero...". Se trata de una descripción en la que, según el Papa, es posible vislumbrar algo cercano a la depresión.

En efecto, para quien está atrapado en la acedia, la vida pierde su sentido, rezar es aburrido, cada batalla parece carente de significado. Si ya en la juventud alimentábamos pasiones, ahora parecen ilógicas, sueños que no nos hacían felices. Así que nos dejamos llevar y la distracción, el no pensar, aparecen como las únicas salidas.

Un remedio es "la paciencia de la fe"

Pero, ¿cuáles son los verdaderos remedios contra la acedia? Recurriendo a los maestros de la espiritualidad, el Papa indica el más eficaz y lo llama "la paciencia de la fe".

Aunque bajo el azote de la acedia el deseo del hombre es estar "en otra parte", escapar de la realidad, en cambio hay que tener el valor de permanecer y acoger en mi "aquí y ahora", en mi situación tal como es, la presencia de Dios.
Resistir y perseverar en la fe apoyándose en Jesús

La acedia quiere destruir la alegría sencilla del presente que se vive y quiere hacernos creer "que nada tiene sentido, que no vale la pena preocuparse por nada ni por nadie", dice el Papa. Así, por culpa de la acedia, muchos abandonan "la vida de bien" que habían emprendido. Es una tentación grave, por tanto, que incluso los santos han experimentado y que hay que vencer.

Estos santos nos enseñan a atravesar la noche de la paciencia aceptando la pobreza de la fe. Recomiendan, bajo la opresión de la acedia, mantener una medida menor de compromiso, fijarse metas más al alcance de la mano, pero al mismo tiempo resistir y perseverar apoyándose en Jesús, que nunca nos abandona en la tentación.

La fe que cree humildemente

La fe, vuelve a afirmar Francisco, no pierde su valor aunque sea tentada por la pereza, sino que demuestra su autenticidad resistiendo a pesar de todo, y concluye:

Es esa fe que permanece en el corazón, como quedan las brasas bajo las cenizas. Siempre permanece. Y si alguno de nosotros cae en este vicio o tentación de la pereza, que intente mirar en su interior y guardar las brasas de la fe. Y así seguimos.
Cuaresma: conversión y oración por la paz

Al final de la audiencia general, en su saludo a los fieles en italiano, el Papa Francisco se refiere, entre otras cosas, a la Cuaresma que comienza hoy, llamando la atención en particular sobre el sufrimiento causado por las guerras.

Hagamos de este tiempo una ocasión de conversión y de renovación interior en la escucha de la Palabra de Dios, en la atención a nuestros hermanos y hermanas que necesitan, necesitan tanto. Y aquí no olvidemos nunca a la atormentada Ucrania y a Palestina e Israel que tanto sufren. Recemos por estos hermanos y hermanas que sufren la guerra. Sigamos adelante en este proceso de conversión, en la escucha de la Palabra de Dios, en la atención a nuestros hermanos y hermanas necesitados, y sigamos adelante intensificando la oración, especialmente para pedir la paz en el mundo.

En su saludo a los fieles polacos, el Papa recordó cómo la Cuaresma es una ocasión privilegiada para la solidaridad: "Con motivo del inicio de la Cuaresma, hoy se celebra en todas las iglesias de vuestro país una colecta para ayudar a Ucrania. Ante tantas guerras, no cerremos nuestro corazón a los necesitados. Que la oración, el ayuno y la limosna sean el camino para construir la paz".

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Ciudad del Vaticano. - Este domingo 11 de febrero, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes y canonización de la beata Mama Antula, en su alocución previa a la oración mariana del ángelus, el Santo Padre comentando el Evangelio dominical dijo que ante un mundo de relaciones virtuales “el amor necesita concreción, presencia, encuentro, tiempo y espacio donados”.

“El amor necesita concreción, presencia, encuentro, tiempo y espacio donados: no puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un momento o a mensajes apresurados”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del ángelus de este domingo 11 de febrero, ante los miles de files y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro y después de haber celebrado por la mañana la Santa Misa con el rito de canonización de la beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa.

El estilo de Jesús: pocas palabras y hechos concretos

Al comentar el Evangelio de este VI Domingo del Tiempo Ordinario, en el cual se narra la sanación de un leproso, el Santo Padre dijo que este pasaje bíblico nos muestra el estilo de Jesús con quien sufre, es decir, pocas palabras y hechos concretos.

“Al enfermo, que lo implora, Jesús le responde: «Quiero: queda limpio». Pronuncia una frase sencillísima, que pone inmediatamente en práctica. De hecho, «la lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio»”.

No entretenernos en discursos o interrogatorios

Esta actitud de Jesús, señaló el Papa Francisco, se ve muchas veces en el Evangelio, lo vemos comportarse así con quien sufre: sordomudos, paralíticos y otros tantos necesitados. Siempre hace así: habla poco y a las palabras les siguen enseguida las acciones: se inclina, toma de la mano, cura.

“No se entretiene en discursos o interrogatorios, y mucho menos en pietismos y sentimentalismos. Más bien demuestra el pudor delicado de quien le escucha atentamente y actúa con diligencia, preferiblemente sin llamar la atención”.

Un estilo maravilloso de amar

En este sentido, el Obispo de Roma invitó a pensar en este modo de amor maravilloso cuando nos encontramos a personas que se comportan así: sobrias en las palabras, pero generosas en la acción; reacias a exhibirse, pero dispuestas a ser útiles; eficaces en la ayuda porque están dispuestas a escuchar.

“Amigos y amigas a los que se puede preguntar: ¿Quieres ayudarme?, con la confianza de escuchar una respuesta, casi con las palabras de Jesús: ‘Sí, quiero, estoy aquí para ti’. Esta concreción es tanto más importante en un mundo, como el nuestro, en el que parece que se abre camino, cada vez más, una virtualidad evanescente de las relaciones”.

El amor necesita concreción, presencia, encuentro

Asimismo, el Papa Francisco invitó a estar atentos lo que nos dice la Palabra de Dios: «Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de ustedes les dice: “Vayan en paz, abríguense y sáciense”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2,15-16).

“El amor necesita concreción, presencia, encuentro, tiempo y espacio donados: no puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un momento o a mensajes apresurados. Son instrumentos útiles, pero no bastan en el amor, no pueden sustituir a la presencia concreta”.

Que la Virgen María nos ayude a ser solícitos a los demás

Antes de concluir su alocución, el Santo Padre pidió que la Virgen María, solícita en el cuidado, nos ayude a estar preparados y ser concretos en el amor y para ello es importante que nos preguntemos:

“¿Yo sé escuchar a las personas, estoy disponible a sus buenas peticiones? ¿O pongo escusas, postergo las cosas, me escondo detrás de palabras abstractas e inútiles? Concretamente, ¿cuándo fue la última vez que he ido a visitar a una persona sola o enferma, o que he cambiado mis planes para satisfacer las necesidades de quien me pedía ayuda?”.

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Ciudad del Vaticano. - Hay cadenas que nos hacen esclavos, nos devoran energía incluso nos empujan al consumismo y socavan nuestra autoestima, pero hay una luz al final del túnel: existe un remedio eficaz para combatirlas. En el último domingo de enero, el Papa Francisco habla de estas tentaciones y nos da las claves para afrontarlas.

“Debemos cuidarnos de las "cadenas" que sofocan nuestra libertad” ha sido la advertencia del Papa Francisco este domingo, antes de rezar la oración mariana del Ángelus: “Pienso en las adicciones, que nos hacen esclavos, siempre insatisfechos y devoran energía, bienes y afectos; otra cadena: pienso en las modas dominantes, que nos empujan al perfeccionismo imposible, al consumismo y al hedonismo, que mercantilizan a las personas y desvirtúan sus relaciones”.

¿Cuáles son las cadenas que sofocan nuestra libertad?

Las “adicciones” y las “modas” son para el Papa las dos cadenas más fuertes que pueden apresar nuestro corazón, pero no las únicas. El Papa este mediodía, asomado desde el balcón pontificio, también ha agregado a la lista de estas cadenas que atentan contra nuestra libertad, las “tentaciones”, el “miedo”, la “intolerancia” y la “idolatría del poder”: “También están las tentaciones y los condicionamientos que socavan la autoestima, la serenidad y la capacidad de elegir y amar la vida; otra cadena: el miedo, que hace mirar al futuro con pesimismo, y la intolerancia, que siempre echa la culpa a los demás; y luego está una cadena muy fea, la idolatría del poder, que genera conflictos y recurre a las armas que matan o se sirve de la injusticia económica y de la manipulación del pensamiento. Tantas cadenas, tantas están en nuestra vida”.

Si entráis en diálogo con el diablo, él gana, siempre

Francisco ha basado su reflexión de hoy en el Evangelio hodierno según San Marcos, que presenta a Jesús liberando a una persona poseída por un "espíritu maligno" que la destrozaba y la hacía gritar sin cesar, para confirmar que “Jesús vino a liberarnos de todas estas cadenas”: “Jesús tiene el poder de echar al diablo. Jesús libera del poder del mal, pero -tengamos cuidado- ¡expulsa al diablo, pero no conversa con él!”.

Por tanto, otra advertencia de Papa en este último domingo de enero es “no dialogar con el diablo”: “Tened cuidado: con el diablo no se dialoga, porque si entráis en diálogo con él, él gana, siempre”.

¿Qué hacer cuando nos sentimos tentados?

“Invocar a Jesús: invocarlo allí, donde sentimos que las cadenas del mal y del miedo aprietan con más intensidad”

Para Francisco, la manera más eficaz de liberarnos de estas cadenas es “no dialogar con el diablo” pero sobre todo “invocando a Jesús”, pues es Él quien, con la fuerza de su Espíritu, quiere repetir al maligno también hoy: "Vete, deja en paz ese corazón, no dividas el mundo, las familias, nuestras comunidades; déjalas vivir en paz, para que florezcan allí los frutos de mi Espíritu, no los del tuyo. Para que reine entre ellos el amor, la alegría, la mansedumbre, y en lugar de la violencia y los gritos de odio, haya libertad y paz, respeto y cuidado hacia todos".

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CIUDAD DEL VATICANO. - En su alocución antes de rezar la oración mariana del ángelus, el Santo Padre dijo que el Evangelio de este II Domingo del Tiempo Ordinario “nos invita a hacer memoria de nuestro primer encuentro con Jesús y a renovar la alegría de seguirlo”. Además, pidió que “María Santísima, la primera discípula de Jesús, nos conceda el deseo de buscarlo, el deseo de estar con Él y el deseo de anunciarlo”.

“¿Qué significa ser discípulos del Señor?”. Esta fue la pregunta que estuvo al centro de la reflexión del Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del ángelus, de este domingo 14 de enero de 2024.

Al comentar el Evangelio (cf. Jn 1,35-42) que la liturgia presenta este II Domingo del Tiempo Ordinario, el Santo Padre señaló que el evangelista Juan nos narra “el encuentro de Jesús con los primeros discípulos”. Esta escena, indicó, nos invita a hacer memoria de nuestro primer encuentro con Jesús y a renovar la alegría de seguirlo, seguir a Jesús significa ser su discípulo. Para ello, el Evangelio nos ayuda sugiriéndonos tres palabras: buscar a Jesús, vivir con Jesús, anunciar a Jesús.
Para ser discípulos de Jesús es necesario ante todo buscarlo

Al explicar el primer verbo: buscar, el Papa Francisco destacó que, gracias al testimonio del Bautista, dos discípulos comenzaron a seguir a Jesús y Él, «al ver que lo seguían, les pregunta: “¿Qué buscan?”». Son las primeras palabras que Jesús les dirige: ante todo les invita a mirar en su interior, a interrogarse sobre los deseos que llevan en el corazón.

“El Señor no quiere prosélitos, no quiere ‘seguidores’ superficiales, sino el Señor quiere personas que se interroguen y se dejen interpelar por su Palabra. Por lo tanto, para ser discípulos de Jesús es necesario ante todo buscarlo, luego tener un corazón abierto, en búsqueda, no un corazón saciado ni conforme”.
La fe es ir a ver dónde vive el Señor y vivir con Él

La segunda palabra: vivir, indicó el Santo Padre, nos puede ayudar a ver lo que buscaban los primeros discípulos. Ellos no buscaban noticias o informaciones sobre Dios, o señales o milagros, sino que deseaban encontrar al Mesías, hablar con Él, estar con Él, escucharlo. Por eso le preguntan inmediatamente a Jesús: «¿Dónde vives?». Y Cristo les invita a estar con Él: «Vengan y lo verán».

“Estar con Él, quedarse con Él, esto es lo más importante para el discípulo del Señor. La fe, en suma, no es una teoría, no, es un encuentro, es ir a ver dónde vive el Señor y habitar con Él. Encontrar al Señor y habitar con Él”.
La alegría del Evangelio es extrovertida hay que anunciarla

Finalmente, la tercera palabra: anunciar, subrayó el Santo Padre, nos ayuda a ver la fuerte experiencia del primer encuentro con Jesús, tan fuerte que los discípulos recordaron para siempre la hora: «era como la hora décima». Y sus corazones estaban tan llenos de alegría que sintieron inmediatamente la necesidad de comunicar el don recibido.

“De hecho, uno de los dos, Andrés, se apresura a compartirlo con su hermano Pedro y lo conduce a Jesús. Buscar al Señor, estar con Él”.
Que la Virgen nos conceda el don de buscar, vivir, anunciar a Jesús

Antes de concluir, el Papa Francisco pidió que, María Santísima, la primera discípula de Jesús, nos conceda el deseo de buscarlo, el deseo de estar con Él y deseo de anunciarlo. Además, invitó a todos a hacer memoria de nuestro primer encuentro con el Señor y a preguntarnos:

“¿Somos todavía discípulos enamorados, buscamos al Señor o nos hemos acomodado en una fe hecha de costumbres? ¿Vivimos con El en la oración, sabemos estar en silencio con Él? Y finalmente, ¿sentimos la necesidad de compartir nuestra alegría del encuentro con Él?”.

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Ciudad del Vaticano. - "El Evangelio pide abrir el corazón". La catequesis de la audiencia general de hoy concluye el ciclo de reflexiones sobre la pasión por la evangelización. Comentando el milagro de Jesús que devuelve el habla y la audición a un sordomudo, Francisco dice que la palabra "ábrete" dirigida a aquel hombre es repetida por Cristo a todo creyente: "Preguntémonos, ¿queremos ser testigos o nos contentamos con ser discípulos?"

"La pasión por el anuncio del Evangelio afecta a todo cristiano": este es el mensaje central de la catequesis del Papa Francisco en la audiencia general de este miércoles en el Aula Pablo VI, que concluye la larga serie de reflexiones sobre la pasión por la evangelización o celo apostólico. El pasaje evangélico escuchado narra cómo Jesús cura a un sordomudo pronunciando sobre él la palabra "efatá". El milagro tiene lugar en una zona habitada principalmente por paganos.

    “Lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y dijo: Efatá", que significa "¡Ábrete!". Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. (Mc 7, 33-35)”

El Evangelio necesita de cada uno de nosotros

El Papa recordó que en la Biblia el mutismo y la sordera indican "cerrazón a las llamadas de Dios", que hay una sordera física, pero que "en la Biblia lo que es sordo a la Palabra de Dios es mudo, porque no habla la Palabra de Dios". La invitación del Maestro a abrirse se dirige a sus discípulos en arameo, pero la repite a los discípulos de todos los tiempos, y también a cada uno de nosotros "que hemos recibido la efatá del Espíritu en el Bautismo". Continúa el Papa:

"Ábrete", dice Jesús a cada creyente y a su Iglesia: ¡ábrete porque el mensaje del Evangelio tiene necesidad de ti para ser testimoniado y anunciado! Y esto nos hace pensar también en la actitud del cristiano: el cristiano debe estar abierto a la Palabra de Dios y al servicio de los demás. Los cristianos cerrados acaban mal, siempre, porque no son cristianos, son ideólogos, ideólogos de la cerrazón. El cristiano debe estar abierto: en el anuncio de la Palabra, en la acogida a los hermanos. Y por esto, esta "efatá", este "abrirse", a abrirse, es una invitación a todos nosotros.

¿Realmente amamos tanto al Señor que queremos anunciarlo?

El Papa ha recordado que Jesús, al final de los Evangelios, nos entrega "su deseo misionero: vayan más allá, vayan a pastorear, vayan a predicar el Evangelio". Y concluyó su reflexión invitando a todos a sentirse llamados a testimoniar y anunciar el Evangelio y a interrogarse sobre la propia disponibilidad para hacerlo.

Hagámonos también nosotros esta pregunta, que cada uno de nosotros se haga esta pregunta: ¿amo realmente al Señor, hasta el punto de querer anunciarlo? ¿Quiero convertirme en su testigo o me contento con ser su discípulo? ¿Tomo en el corazón a las personas que encuentro, las llevo a Jesús en la oración? ¿Quiero hacer algo para que la alegría del Evangelio, que ha transformado mi vida, haga también más bella la suya?

Hoy, como el pasado miércoles, al término de la audiencia general, el Papa Francisco se dirigió a la Plaza de San Pedro, a través del Arco de las Campanas, para contemplar de cerca el árbol de Navidad y el belén instalados en la plaza y cuya inauguración tuvo lugar el pasado sábado.

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CIUDAD DEL VATICANO. - El desierto y la voz son las imágenes que Francisco resalta en el Ángelus de este segundo Domingo de Adviento invitando, nuevamente desde la Plaza de San Pedro, a despojarse de lo que sobra en las palabras, de las cosas inútiles, de los medios y de las redes, para excavar dentro de sí mismo, para escuchar a Dios.

El desierto, lugar vacío, donde no se comunica, y la voz, medio para hablar, las imágenes “contradictorias” con las que el Evangelio en este segundo domingo de Adviento describen a Juan el Bautista, son las que inspiran la reflexión del Papa antes del Ángelus, que nuevamente vuelve a la Plaza de San Pedro, con el Pontífice asomado en la ventana de su estudio y ya recuperado de la infección pulmonar que lo mantuvo apartado o limitado en sus actividades públicas de los últimos días.

Liberarse de las cosas inútiles

A orillas del río Jordán, lugar escogido por Juan el Bautista, precursor de Jesús, para predicar, explica el Papa, es el lugar donde su pueblo siglos antes había entrado a la tierra prometida después de atravesar el desierto, allí donde Dios los acompañó, protegió y educó. “El lugar del silencio y de la esencialidad – subraya Francisco - donde uno no puede permitirse entretenerse con cosas inútiles, sino que es necesario concentrarse en lo que es indispensable para vivir”. Y esto, para el Papa es lo que reclama la actualidad.

“Para proceder en el camino de la vida es necesario despojarse del “de más”, porque vivir bien no quiere decir llenarse de cosas inútiles, sino liberarse de lo superfluo, para excavar en profundidad dentro de uno mismo, para captar lo que es verdaderamente importante ante Dios”

Solo a través del silencio y la oración- insiste el Santo Padre – nos acercamos a Jesús, “que es la Palabra del Padre”, para “liberarnos de la contaminación de las palabras vanas y de la palabrería”.

“El silencio y la sobriedad – en las palabras, en el uso de las cosas, de los medios y de las redes – no son solo “adornos” o virtudes, sino elementos esenciales de la vida cristiana”.
Si no se sabe callar…

La voz, segunda imagen que el Papa propone en su reflexión, el “instrumento” que nos sirve para manifestar los pensamientos y los sentimientos, se vincula al silencio porque con ella se expresa lo que madura en lo interior, expresa también la escucha, lo que “sugiere” el Espíritu.

“Si no se sabe callar, es difícil que se tenga algo bueno que decir; en cambio, cuanto más atento es el silencio, más fuerte es la palabra”.

No es casualidad, observa Francisco, que Juan el Bautista comience su misión después de haber vivido en el desierto, pues la potencia profética de su voz “está ligada a la autenticidad de su experiencia y a la limpidez de su corazón”, una voz que no pasa desapercibida, sino que es capaz de incidir en las vidas de los demás. Y esto, para el Pontífice, es algo que cada quien puede experimentar para sí mismo y con sus palabras.

Una vida sobria o superflua

Como siempre, Francisco interpela a los fieles en una invitación para reflexionar sobre qué lugar ocupa el silencio en nuestras vidas; cómo es ese silencio, si es opresivo y vacío o deja espacio a la escucha y a la oración.“ ¿Mi vida es sobria o llena de cosas superfluas?”, pregunta el Papa.  

"Incluso si quiere decir ir a contracorriente, valoremos el silencio, la sobriedad y la escucha"

Antes de iniciar el rezo mariano junto a los miles de fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, Francisco invoca a María, Virgen del silencio, para que “nos ayude a amar el desierto, para convertirnos en voces creíbles que anuncian a su Hijo que viene”.

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Domingo, 26 Noviembre 2023 15:05

Ángelus desde la Casa Santa Marta

CIUDAD DEL VATICANO. - Según la Oficina de Prensa del Vaticano, la oración será retransmitida en directo por televisión y en las pantallas gigantes de la Plaza de San Pedro. Ayer, la noticia del leve estado gripal del Papa y el TAC negativo al que se sometió para descartar complicaciones pulmonares

No aparecerá desde su estudio en la Plaza de San Pedro, como es su tradición pluridecenal. Por una vez, será la ventana mediática abierta en la capilla de la Casa Santa Marta la "ventana" desde la que Francisco aparecerá idealmente para el rezo del Ángelus a mediodía. La novedad para este domingo, 26 de noviembre, fue anunciada hace poco a través de Telegram por la Sala de Prensa del Vaticano, que precisó que la oración mariana presidida por Francisco "será transmitida en directo por televisión y en las pantallas de la Plaza de San Pedro por Vatican Media y retransmitida en streaming en el sitio web Vatican News".

La gripe leve y el examen de los pulmones

Un inédito -distinto también del encierro pandémico, durante el cual se había rezado el Ángelus desde el Palacio Apostólico sin comparecer- aconsejado evidentemente por precaución por lo que había sucedido ayer, cuando en dos comunicaciones entre la mañana y la tarde, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede Matteo Bruni había informado a los medios sobre la cancelación de las audiencias del sábado en la agenda papal debido al "ligero estado gripal" que se había apoderado de Francisco.

A primera hora de la tarde Bruni había actualizado entonces sobre el TAC al que se había sometido el Papa en el Hospital Gemelli Isola de Roma, "para excluir el riesgo de complicaciones pulmonares", precisando que el examen había dado "resultados negativos".

¿Me siento personalmente implicado en las necesidades de los que sufren?

En la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, el Papa nos cuestiona si creemos que la verdadera realeza consiste en la misericordia, si creemos en el poder del amor. Si creemos que la caridad es la manifestación más noble del hombre y una exigencia indispensable para el cristiano. Por su estado de salud, el Papa presidió el Ángelus desde la Capilla de Santa Marta, y por la inflamación de su pulmón, leyó Mons. Paolo Braida, de la oficina que se encarga de los documentos papales

No apareció desde su estudio en la Plaza de San Pedro, como es su tradición.  La ventana mediática abierta fue en la capilla de la Casa Santa Marta la "ventana" desde la que Francisco apareció idealmente para el rezo del Ángelus a mediodía. Por la inflamación de su pulmón a causa de esta gripe, leyó por él, el Angelus y Post Angelus, Mons. paolo Braida, encargado de los documentos papales en la Secretería de Estado.

El Papa explica que la escena que narra el Evangelio y que se nos presenta es la de una sala real, en la que Jesús, "el Hijo del hombre", está sentado en un trono. Todos los pueblos están reunidos a sus pies y entre ellos están "los bienaventurados" (v. 34), los amigos del Rey. Pero, ¿quiénes son? nos pregunta el Santo Padre  ¿Qué tienen de especial estos amigos a los ojos de su Señor?

El Pontífice nos recuerda que "según los criterios del mundo, los amigos del rey deberían ser aquellos que le han dado riqueza y poder, que le han ayudado a conquistar territorios, a ganar batallas, a engrandecerse entre otros gobernantes, tal vez a aparecer como estrella en las primeras páginas de los periódicos o en las redes sociales, y a ellos les debería decir: "Gracias, porque me han hecho rico y famoso, envidiado y temido". Esto según los criterios del mundo", dijo.

La Corte de nuestro Rey, el Hijo del Hombre

En cambio, afirma Francisco, los criterios de Jesús, sus amigos son aquellos que han servido a los más débiles, porque "el Hijo del hombre es un Rey completamente distinto, que llama "hermanos" a los pobres, que se identifica con los hambrientos, los sedientos, los forasteros, los enfermos, los encarcelados, y dice: "Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo" (v. 40)".

Es un Rey sensible al problema del hambre, de la necesidad de un hogar, de la enfermedad y del aprisionamiento (cf. vv. 35-36): todas realidades desgraciadamente siempre muy actuales, agregó el Pontífice, hoy día nuestras calles siguen "abarrotadas" de personas que padecen hambre, sin hogar, vestidas como pueden.  Y cada uno de nosotros sabe lo que significa la enfermedad y la cárcel. Estar enfermo y pagar las cosecuencias en prisión por errores cometidos.

Bienaventurado quien responde al necesitado con amor

El Santo Padre recuerda que el Evangelio dice que si uno responde a estas necesidades con amor, con servicio, es  "bienaventurado". Si como cristianos, no nos apartamos del necesitado, le damos de comer, de beber, vistiendo, acogiendo, visitando, en una palabra, dijo el Papa, estando cerca de los necesitados. Y esto porque Jesús, nuestro Rey, que se llama a sí mismo Hijo del Hombre, agregó el Santo Padre, tiene sus hermanas y hermanos predilectos en las mujeres y hombres más frágiles.

"Su 'sala real' está instalada donde hay quienes sufren y necesitan ayuda. Esta es la "corte" de nuestro Rey. Y el estilo con el que sus amigos, los que tienen a Jesús por Señor, están llamados a distinguirse es su propio estilo: compasión, misericordia, ternura. Estas ennoblecen el corazón y descienden como aceite sobre las heridas de cuantos están heridos por la vida".

De allí la invitación de Francisco a cada uno a preguntarnos: ¿creemos que la verdadera realeza consiste en la misericordia? ¿Creemos en el poder del amor? ¿Creemos que la caridad es la manifestación más noble del hombre y una exigencia indispensable para el cristiano? Y, por último, una pregunta particular: ¿soy yo amigo del Rey, es decir, me siento personalmente implicado en las necesidades de las personas que sufren y que encuentro en mi camino? Y concluye pidiendo a María, Reina del Cielo y de la Tierra, que nos ayude a amar a Jesús, nuestro Rey, en sus hermanos más pequeños.

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