Ciudad del Vaticano. - A la hora del Ángelus dominical, en la Jornada mundial de los pobres y en el día de su Jubileo, el Papa León XIV invitó a no dejarse vencer por el miedo ante los conflictos, las calamidades y las persecuciones. Recordó asimismo que la persecución de los cristianos “no ocurre sólo con las armas y los maltratos, sino también con las palabras, es decir, a través de la mentira y de la manipulación ideológica”

    “No dejarse vencer por el miedo”

Al comentar el capítulo 21 del Evangelio de san Lucas, antes de rezar el ángelus dominical, León XIV se refirió a cómo reacciona Jesús ante la profecía de la destrucción del templo y ante las guerras, los terremotos y las persecuciones.
Cuanto más oscura es la hora, más brilla la fe

El Papa observó que el llamamiento de Cristo resulta muy “actual”, considerando las “noticias de conflictos, calamidades y persecuciones que atormentan cada día a millones de hombres y mujeres”.

    “Tanto ante estas aflicciones como ante la indiferencia que pretende ignorarlas, las palabras de Jesús anuncian que la agresión del mal no puede destruir la esperanza de quien confía en Él. Cuanto más oscura es la hora, como la noche, más brilla la fe como el sol”

Armas y manipulación ideológica, instrumentos de persecución

El testimonio se mide precisamente en la hora de la prueba. Y los relatos bíblicos están llenos de pruebas dijo el Papa. 

La persecución de los cristianos, de hecho, no ocurre solo con armas y maltratos, sino también con palabras, es decir, a través de la mentira y la manipulación ideológica. Sobre todo, cuando estamos oprimidos por estos males, físicos y morales, estamos llamados a dar testimonio de la verdad que salva al mundo, de la justicia que libera a los pueblos de la opresión y de la esperanza que señala a todos el camino de la paz.

Transfigurar la violencia en signo de redención

Resistir a las ofensas, a la violencia, a la traición. La vida de Jesús, hasta la Cruz, está continuamente marcada por esta actitud. León recuerda que “los desastres y los sufrimientos de la historia tienen un final, mientras que la alegría de quienes reconocen en Él al Salvador está destinada a durar para siempre”. Y dirige la mirada a los testigos por excelencia, los mártires:

[…] A lo largo de la historia de la Iglesia, son sobre todo los mártires quienes nos recuerdan que la gracia de Dios es capaz de transfigurar incluso la violencia en un signo de redención. Por eso, uniéndonos a nuestros hermanos y hermanas que sufren por el nombre de Jesús, busquemos con confianza la intercesión de María, Auxilio de los Cristianos. En cada prueba y dificultad, que la Virgen Santa nos consuele y nos sostenga.

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Plaza San Pedro. Ciudad del Vaticano. -  León XIV dedica la catequesis de la audiencia general en la plaza de San Pedro al diálogo interreligioso y al mensaje del documento conciliar Nostra Aetate. Recuerda las raíces judías del cristianismo y sugiere una serie de temas en los que todas las religiones pueden colaborar: la ecología, la lucha contra el extremismo religioso, la inteligencia artificial. Por último, hace un llamamiento para que "nada nos separe".

“Todos mis predecesores han condenado el antisemitismo con palabras claras. Y así también yo confirmo que la Iglesia no tolera el antisemitismo y lo combate, por el mismo Evangelio”. Son palabras claras y directas las que pronuncia el Papa León XIV en la catequesis de la audiencia general de hoy, miércoles 29 de octubre, en la Plaza de San Pedro, reiterando la total incompatibilidad entre el Evangelio, el Magisterio de la Iglesia y el antisemitismo.

La audiencia, precedida de un largo paseo en papamóvil durante el cual León XIV saludó a varios niños, matrimonios y a la multitud de fieles que llegaba hasta la plaza de Pío XII, está dedicada -como él mismo anunció- al "diálogo interreligioso". La ocasión es la celebración del 60 aniversario de la Declaración Nostra Aetate, aprobada por el Concilio Vaticano II el 28 de octubre de 1965.
Como compañeros de viaje

Recordando el diálogo entre Jesús y la Samaritana, nacido de la sed de Dios y superando las barreras de la cultura, el género y la religión, el Papa recuerda que este momento capta el núcleo mismo del diálogo interreligioso. En esta estela, recuerda que el documento conciliar redefinió las relaciones entre la Iglesia católica y las religiones no cristianas, en particular el judaísmo, y "abrió -subraya el Pontífice- un nuevo horizonte de encuentro, respeto y hospitalidad espiritual". Miró a los seguidores de otras religiones de un modo enriquecedor.

    “Como compañeros de viaje en el camino de la verdad; para honrar las diferencias afirmando nuestra común humanidad; y para discernir, en toda búsqueda religiosa sincera, un reflejo del único Misterio divino que abarca toda la creación”

La Iglesia deplora el odio, la persecución y el antisemitismo

Con este documento, continúa explicando el Pontífice, el Papa Juan XXIII pretendía restablecer la relación original con el mundo judío, dando forma, "por primera vez en la historia de la Iglesia", al tratado doctrinal sobre las raíces judías del cristianismo y que a nivel bíblico y teológico representaba "un punto de no retorno". Un reconocimiento, pues, del vínculo entre "el pueblo del Nuevo Testamento" y "el linaje de Abraham".

    “La Iglesia, consciente de la herencia que tiene en común con los judíos, e impulsada no por motivos políticos sino por la caridad religiosa evangélica, deplora los odios, las persecuciones y todas las manifestaciones de antisemitismo dirigidas contra los judíos en todo tiempo y por cualquiera”

Una amistad sólida

"Hoy -añadió el Papa- podemos mirar con gratitud todo lo que se ha logrado en el diálogo judeo-católico en estas seis décadas. Esto se debe no sólo al esfuerzo humano, sino a la asistencia de nuestro Dios que, según la convicción cristiana, está en sí mismo diálogo".

    “No podemos negar que durante este período también ha habido malentendidos, dificultades y conflictos, pero éstos nunca han impedido la continuación del diálogo. Incluso hoy, no debemos permitir que las circunstancias políticas y las injusticias de algunos nos distraigan de la amistad, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que hemos conseguido hasta ahora”

Arraigados en el amor

León XIV recuerda que el espíritu de Nostra Aetate sigue iluminando el camino de la Iglesia, reconociendo que todas las religiones pueden reflejar "un rayo de esa verdad que ilumina a todos los hombres", buscando respuestas a los misterios de la vida llevando el diálogo también al plano espiritual. De ahí la invitación a "comprometerse" reconociendo todo lo que hay de bueno, verdadero y santo en las distintas tradiciones, especialmente en el mundo de hoy "donde, a causa de la movilidad humana, nuestras diversidades y pertenencias espirituales están llamadas a encontrarse y convivir fraternalmente".

    “Nostra Aetate recuerda que el verdadero diálogo tiene sus raíces en el amor, único fundamento de la paz, la justicia y la reconciliación, al tiempo que rechaza firmemente toda forma de discriminación o persecución, afirmando la igual dignidad de todo ser humano”

Actuar juntos contra el fanatismo religioso y el extremismo

La implicación de la que habla el Papa se convierte, según sus instrucciones, en actuar juntos en un mundo que "necesita nuestra unidad, nuestra amistad y nuestra colaboración". León XIV señala los ámbitos en los que podemos trabajar juntos para aliviar el sufrimiento humano y cuidar, por ejemplo, de la casa común y más allá.

    “Nuestras respectivas tradiciones enseñan la verdad, la compasión, la reconciliación, la justicia y la paz. Debemos reafirmar el servicio a la humanidad, en todo momento. Juntos, debemos estar vigilantes contra el abuso del nombre de Dios, de la religión y del propio diálogo, y contra los peligros que plantean el fundamentalismo religioso y el extremismo”

La inteligencia artificial y sus peligros

Entre las cuestiones que hay que abordar está también la de la Inteligencia Artificial, que "si se concibe como una alternativa a lo humano, puede socavar gravemente su dignidad infinita y neutralizar sus responsabilidades fundamentales.

    “Nuestras tradiciones tienen una inmensa contribución que aportar a la humanización de la tecnología e inspirar así su regulación, para proteger los derechos humanos fundamentales.”

Esperanza en el mundo de mañana

Las religiones, prosigue el Papa, enseñan que "la paz comienza en el corazón humano" y, por tanto, pueden aportar una importante contribución para hacer posible "un mundo nuevo". "Debemos restaurar la esperanza en nuestras vidas personales, en nuestras familias, en nuestros barrios, en nuestras escuelas, en nuestros pueblos, en nuestros países y en nuestro mundo". El Pontífice recordó que Nostra Aetate, hace sesenta años, trajo esperanza al mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial.

    “Hoy estamos llamados a refundar esa esperanza en nuestro mundo devastado por la guerra y en nuestro entorno natural degradado. Trabajemos juntos, porque si estamos unidos todo es posible. Procuremos que nada nos divida”

La base del diálogo y la oración

Es en la amistad y la cooperación donde las generaciones futuras pueden mirar para continuar el diálogo.

    “Y ahora, detengámonos un momento en oración silenciosa: la oración tiene el poder de transformar nuestras actitudes, nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones”

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Miércoles, 15 Octubre 2025 06:58

Jesús es el punto de llegada de nuestro caminar

CIUDAD DEL VATICANO. - En la catequesis de la audiencia general en la Plaza de San Pedro, León XIV inició la última parte del ciclo jubilar "Jesucristo, nuestra esperanza" y abrió el capítulo "La resurrección de Cristo y los desafíos del mundo actual" con la reflexión "El Resucitado, fuente viva de la esperanza humana". El Pontífice indicó que Jesús es el “compañero de viaje” que nos sostiene en el camino no siempre fácil de nuestra vida. “Sin su amor, el viaje de la vida se convertiría en un vagar sin meta".

Una plaza de San Pedro repleta de fieles acogió hoy al Papa León XIV para la audiencia general del este miércoles 15 de octubre. Como de costumbre, antes de iniciar su reflexión, el Papa saludó desde el papamóvil a los numerosos fieles allí reunidos. En esta ocasión, la presencia de unos 60 000 peregrinos condujo al Pontífice más allá del hemiciclo de Bernini, a lo largo de la Vía de la Conciliación, en medio de una animada multitud.

“En las catequesis del Año jubilar, hasta este momento, hemos recorrido la vida de Jesús siguiendo los Evangelios, desde el nacimiento a la muerte y resurrección. De este modo, nuestra peregrinación en la esperanza ha encontrado su fundamento firme, su camino seguro”, inició diciendo el Santo Padre en su reflexión, precisando que ahora, “en la última parte del camino, dejaremos que el misterio de Cristo, que culmina en la Resurrección, libere su luz de salvación en contacto con la realidad humana e histórica actual, con sus preguntas y sus desafíos”.

Creados para la plenitud

El Papa evidenció que en nuestra vida, llena de matices y de vivencias diferentes, experimentamos una “situación paradójica: quisiéramos ser felices, pero es muy difícil conseguirlo de forma continuada y sin sombras” y  “sentimos que siempre nos falta algo”. Pero, en verdad – aseguró – no hemos sido creados para la falta, sino para la plenitud, para disfrutar de la vida y de la vida en abundancia, según la expresión de Jesús en el Evangelio de Juan (cfr 10,10).

Este deseo grande de nuestro corazón puede encontrar su última respuesta no en los roles, no en el poder, no en el tener, sino en la certeza de que alguien se hace garante de este impulso constitutivo de nuestra humanidad; en la conciencia de que esta espera no será decepcionada o frustrada. Tal certeza coincide con la esperanza.

La esperanza cumple

El Pontífice recalcó que esto no quiere decir “pensar de forma optimista” sino que “a menudo el optimismo nos decepciona, al ver cómo nuestras expectativas implosionan, mientras la esperanza promete y cumple”.

Hermanas y hermanos, ¡Jesús Resucitado es la garantía de esta llegada! Él es la fuente que sacia nuestra sed ardiente, la sed infinita de plenitud que el Espíritu Santo infunde en nuestro corazón. La Resurrección de Cristo, de hecho, no es un simple acontecimiento de la historia humana, sino el evento que la transformó desde dentro.

El Obispo de Roma invitó además a pensar en una fuente de agua y sus características, evidenciando que sin ella “no se puede vivir”, para indicar:

El Resucitado es la fuente viva que no se seca y no sufre alteraciones. Permanece siempre pura y preparada para todo el que tenga sed. Y cuanto más saboreamos el misterio de Dios, más nos atrae, sin quedar nunca completamente saciados.

Jesús sacia nuestra vida

A continuación, aseguró que es “Jesús, con su Resurrección”, quien nos ha asegurado “una permanente fuente de vida”. Él “es capaz de ofrecernos alivio en el camino terreno y asegurarnos la quietud perfecta en la eternidad”.

Solo Jesús muerto y resucitado responde a las preguntas más profundas de nuestro corazón: ¿hay realmente un punto de llegada para nosotros? ¿Tiene sentido nuestra existencia? ¿Y el sufrimiento de tantos inocentes, cómo podrá ser redimido? Jesús Resucitado no deja caer una respuesta “desde arriba”, sino que se hace nuestro compañero en este viaje a menudo cansado, doloroso, misterioso. Solo Él puede llenar nuestra jarra vacía, cuando la sed se hace insoportable.

Sin Jesús, la vida es un vagar sin meta

Jesús es también “el punto de llegada de nuestro caminar, aseguró el Santo Padre. “Sin su amor, el viaje de la vida se convertiría en un vagar sin meta, un trágico error con un destino perdido”.

El Resucitado garantiza la llegada, nos conduce a casa, donde somos esperados, amados, salvados. Hacer el viaje con Él al lado significa experimentar ser sostenidos a pesar de todo, saciados y fortalecidos en las pruebas y en las fatigas que, como piedras pesadas, amenazan con bloquear o desviar nuestra historia.

La esperanza de Cristo

Finalmente, el Papa León dejó una síntesis que debemos atesorar: 

Queridos, de la Resurrección de Cristo brota la esperanza que nos hace gustar anticipadamente, no obstante las fatigas de la vida, una quietud profunda y gozosa: aquella paz que Él solo nos podrá dar al final, sin fin.

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CIUDAD DEL VATICANO. - En su catequesis durante la audiencia general de este miércoles 10 de septiembre en la plaza de San Pedro, el Papa afirmó que Jesús en la cruz nos enseña a no tener miedo del grito, mientras sea sincero, humilde, orientado al Padre. “Gritar se convierte entonces en un gesto espiritual”, aseguró. “Un grito no es nunca inútil si nace del amor”.

Desafiando las difíciles condiciones meteorológicas, con la fuerte lluvia que cayó sobre la capital romana durante la noche y toda la mañana de este segundo miércoles de septiembre, 35 000 peregrinos y fieles se congregaron en la plaza de San Pedro y siguieron con entusiasmo la audiencia general semanal del Papa.

“¡Buenos días y gracias por su presencia! Es un hermoso testimonio», dijo León XIV a los 35 000 peregrinos y fieles congregados en la plaza de San Pedro, antes de continuar su ciclo de catequesis sobre «Jesucristo, nuestra esperanza», deteniéndose, este 10 de septiembre, en los últimos momentos de Jesús en la cruz, narrados en el Evangelio de Marcos. En la cruz, explicó el Pontífice, «Jesús no muere en silencio. No se apaga lentamente, como una luz que se consume, sino que deja la vida con un grito».

«Jesús, dando un fuerte grito, expiró». Ese grito encierra todo: dolor, abandono, fe, ofrenda. No es solo la voz de un cuerpo que cede, sino la última señal de una vida que se entrega.

El grito de Jesús no es desesperación sino sinceridad

El grito de Jesús – recuerda el Papa – va precedido por una pregunta, una de las más lacerantes que se pueden pronunciar: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Es el primer versículo del Salmo 22, pero en los labios de Jesús adquiere un peso único.

El Hijo, que siempre ha vivido en íntima comunión con el Padre, experimenta ahora el silencio, la ausencia, el abismo. No se trata de una crisis de fe, sino de la última etapa de un amor que se entrega hasta el fondo. El grito de Jesús no es desesperación, sino sinceridad, verdad llevada al límite, confianza que resiste incluso cuando todo calla.

Un Dios cercano que atraviesa nuestro dolor

En ese momento, el cielo se oscurece y el velo del templo se rasga, es como si la creación participara de ese dolor y al mismo tiempo revelara algo nuevo, afirma el Pontífice, precisando:

Dios ya no habita detrás de un velo, su rostro es ahora plenamente visible en el Crucifijo. Es allí, en aquel hombre desgarrado, donde se manifiesta el amor más grande. Es allí donde podemos reconocer a un Dios que no permanece distante, sino que atraviesa hasta el fondo nuestro dolor.

Un profundo acto de humanidad

«El centurión, un pagano, lo entiende», observa el Santo Padre y no porque haya escuchado un discurso, sino porque vio morir a Jesús en ese modo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios» (Mc 15,39).

Es la primera profesión de fe después de la muerte de Jesús. Es el fruto de un grito que no se dispersó en el viento, sino que tocó un corazón. A veces, lo que no somos capaces de decir con palabras lo expresamos con la voz. Cuando el corazón está lleno grita. Y esto no siempre es una señal de debilidad, puede ser un profundo acto de humanidad.

La esperanza que no se resigna

El Papa observa a continuación que el Evangelio confiere a nuestro grito un valor inmenso, recordándonos que puede ser una invocación, una protesta, un deseo, una entrega. “Es más, puede ser la forma extrema de la oración, cuando ya no nos quedan palabras en ese grito, Jesús puso todo lo que le quedaba: todo su amor, toda su esperanza”.

En este grito – señala – «hay una esperanza que no se resigna. Se grita cuando se cree que alguien todavía puede escuchar. Se grita no por desesperación, sino por deseo. Jesús no gritó contra el Padre, sino hacia Él».

Incluso en el silencio, estaba convencido de que el Padre estaba allí. Y así nos mostró que nuestra esperanza puede gritar, incluso cuando todo parece perdido. Gritar se convierte entonces en un gesto espiritual.

No tener miedo, Dios nos escucha

El Papa León afirma además que «se grita cuando se sufre, pero también cuando se ama, se llama, se invoca” y es una forma para que estamos, que no queremos apagarnos en silencio, que tenemos todavía algo que ofrecer» porque en el viaje de la vida, «hay momentos en los que guardar todo dentro puede consumirnos lentamente».

Jesús nos enseña a no tener miedo del grito, mientras sea sincero, humilde, orientado al Padre. Un grito no es nunca inútil si nace del amor. Y nunca es ignorado si se entrega a Dios. Es una vía para no ceder al cinismo, para continuar creyendo que otro mundo es posible.

Una fuente de esperanza

Antes de concluir su reflexión, la invitación del Santo Padre a aprender de Jesús:

Aprendamos el grito de la esperanza cuando llega la hora de la prueba extrema. No para herir, sino para encomendarnos. No para gritar contra alguien, sino para abrir el corazón. Si nuestro grito es verdadero, podrá ser el umbral de una nueva luz, de un nuevo nacimiento. Como para Jesús: cuando todo parece acabado, en realidad, la salvación estaba a punto de iniciar. Si se manifiesta con la confianza y la libertad de los hijos de Dios, la voz sufriente de nuestra humanidad, unida a la voz de Cristo, se puede convertir en fuente de esperanza para nosotros y para quien está a nuestro lado.

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Ciudad del Vaticano. - El Papa lanzó un urgente llamado a la comunidad internacional para que se ponga fin a los conflictos en Medio Oriente, con especial preocupación por la situación en Irán, Israel y Palestina. En su mensaje, advirtió que el sufrimiento de la población civil, particularmente en Gaza y en otros territorios afectados, corre el riesgo de ser olvidado en medio de la escalada bélica

En sus saludos después del rezo mariano del Ángelus, el Papa León XIV hizo un apremiante llamamiento a la paz: que el grito de la humanidad no sea sofocado por las armas, clamó y lanzó un urgente llamado a la comunidad internacional para que se ponga fin a los conflictos en Medio Oriente, con especial preocupación por la situación en Irán, Israel y Palestina.

“Se suceden noticias alarmantes desde Medio Oriente, especialmente desde Irán”, comenzó diciendo el Pontífice. En su mensaje, advirtió que el sufrimiento de la población civil, particularmente en Gaza y en otros territorios afectados, corre el riesgo de ser olvidado en medio de la escalada bélica y la tensión geopolítica. La urgencia de un apoyo humanitario adecuado, subrayó, es cada vez más apremiante.

En la Solemnidad del Corpus Domini, el Evangelio de hoy nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen cuanto más se comparten. El Papa en el Ángelus ...

    “Hoy más que nunca, la humanidad clama e invoca la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por palabras retóricas que incitan al conflicto.”

León XIV recordó que no existen conflictos “lejanos” cuando la dignidad humana está en juego. “Cada miembro de la comunidad internacional tiene una responsabilidad moral: detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en un abismo irreparable”, dijo. El Pontífice también condenó la idea de que la guerra pueda ser una solución:

    “La guerra no resuelve los problemas, al contrario, los agrava y causa heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado.”

El Papa concluyó urgiendo la acción diplomática:

    “¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, y no con violencia y conflictos sangrientos!”

Situación actual en Oriente Medio:

Estados Unidos entró abruptamente en la guerra entre Israel e Irán con un bombardeo a las tres principales instalaciones nucleares iraníes: Fordó, Natanz e Isfahán. El presidente Donald Trump advirtió a Irán que habrá más ofensivas si no se opta por la paz.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirmó que “no se ha registrado” por el momento ningún aumento en los niveles de radiación fuera de las tres instalaciones nucleares atacadas por Estados Unidos en suelo iraní.

El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo sentirse "gravemente alarmado por el uso de la fuerza de Estados Unidos contra Irán", y advirtió de que "no hay solución militar" que sustituya a la diplomacia. Por ello, llamó a todos los estados miembros de la ONU a obrar por la desescalada y "respetar sus obligaciones bajo la carta fundacional de la ONU y las demás reglas de la ley internacional".

Los ataques israelíes han matado a más de 200 personas y han causado más de un millar de heridos en la Franja de Gaza en las últimas 48 horas, según el último recuento del Ministerio de Sanidad del enclave. Así, el total de gazatíes muertos asciende ya a 55.908 y el de heridos a 131.138, desde el inicio de la ofensiva israelí contra la devastada Franja que lleva activa más de 20 meses y con las negociaciones para un alto el fuego totalmente congeladas.

Jubileo de los gobernantes

Además del mensaje de paz, el Papa extendió saludos a los peregrinos y fieles presentes en la Plaza de San Pedro, incluyendo a parlamentarios y alcaldes que acudieron al evento jubilar. También tuvo palabras de bendición para quienes participan en la festividad del Corpus Christi, destacando el valor de la oración, la música, las procesiones, las alfombras florales y el arte como expresiones de fe y comunidad.

Queridos hermanos y hermanas, es hermoso estar con Jesús. El Evangelio que acabamos de escuchar lo atestigua, narrando que las multitudes permanecían horas y horas con Él, que hablaba del Reino de Dios y curaba a los enfermos (cf. Lc 9,11).

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Ciudad del Vaticano. - En la Misa conclusiva del Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos León XIV destacó que ellas forjan el futuro de los pueblos y pidió a los esposos ser ejemplo de coherencia y amor que educa en libertad.

"Son las familias las que generan el futuro de los pueblos", proclamó con fuerza el Papa León XIV desde el corazón de una abarrotada Plaza San Pedro, ante más de 45.000 personas —padres, hijos, abuelos y niños— que desde las primeras horas del día se congregaron para celebrar el Jubileo dedicado a las Familias. Bajo un cielo radiante y un clima de profunda emoción este domingo 1 de junio de 2025, Solemnidad de la Ascensión del Señor y 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Pontífice saludó con gestos de ternura desde la papamóvil: besó a los más pequeños, bendijo a madres y padres, y acarició a los ancianos que conmovidos extendían sus manos. Fue un signo concreto de la comunión que predicó más tarde en su homilía: una unidad tejida en el amor, real y transformadora.

A las familias, el Papa les confió el precioso mandato del Evangelio del día: vivir una "unión universal" que refleje el amor mismo de Dios. "Todos hemos recibido la vida antes de quererla", recordó. Y añadió que especialmente los más pequeños necesitan de los demás para vivir, porque "nadie puede hacerlo solo". Vivimos —dijo— "gracias a una relación, es decir, a un vínculo libre y liberador de humanidad y cuidado mutuo".

Santa misa presidida por el Papa León XIV durante el Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos, domingo 1 de junio de 2025.

Santa misa presidida por el Papa León XIV durante el Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos, domingo 1 de junio de 2025.   (@Vatican Media)

Desde esa visión profundamente relacional del ser humano, León XIV se sumergió en el Evangelio de San Juan para destacar la oración de Jesús en la Última Cena, donde el Señor pide al Padre que “todos sean uno”. No se trata de una fusión impersonal, aclaró el Santo Padre, sino de una comunión viva que nace del amor con que Dios ama: un amor que une sin aplastar, que salva sin imponer, que construye comunidad sin borrar la diferencia.

"La unidad por la que Jesús ora es un don", precisó, "y es desde su corazón humano que el Hijo de Dios se dirige al Padre diciendo: ‘Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno’". Ese amor divino, aseguró León XIV, es más fuerte que cualquier herida, incluso las provocadas cuando la libertad se invoca para quitar vida o dividir.

En este contexto, el Papa hizo un llamado urgente a redescubrir la vocación de la familia como santuario del amor fiel y fecundo. Citó con entusiasmo a matrimonios canonizados juntos, como los santos Luis y Celia Martin o los mártires polacos Ulma, para sostener que “el matrimonio no es un ideal inalcanzable, sino el modelo concreto del amor entre el hombre y la mujer”. Y subrayó: "Ese amor, al hacerlos ‘una sola carne’, los capacita para dar vida, a imagen de Dios".

A los esposos, el Papa les pidió ser ejemplo de coherencia para sus hijos; a los niños, gratitud hacia quienes les dieron la vida; y a los abuelos y ancianos, una vigilia amorosa llena de sabiduría. "En la familia, la fe se transmite como el pan en la mesa y los afectos del corazón", dijo.

Finalmente, el Obispo de Roma alzó la mirada hacia el horizonte eterno, recordando que un día seremos todos "uno" (In illo uno unum), una sola cosa en Dios. "No sólo nosotros —afirmó—, sino también los que ya nos han precedido en la luz de su Pascua". Su mensaje concluyó con un gesto de esperanza y un eco profético: que las familias, unidas en su diversidad, sean el signo de paz que el mundo necesita.

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Ciudad del Vaticano. - El cuerpo del difunto Papa Francisco será trasladado a la Basílica de San Pedro el miércoles a las 9:00 a. m. para estar en el estado hasta su funeral el sábado por la mañana a las 10:00 a.m.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede anunció el martes que el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio de Cardenales, presidirá la misa fúnebre, que será celebrada por patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes de todo el mundo.

La celebración eucarística concluirá con el Ultima encomiendatio y la Valedictio, marcando el inicio de los Novemdiales, o nueve días de luto y Misas por el reposo del alma del Papa Francisco.

El cuerpo del difunto Papa será llevado a la Basílica de San Pedro y luego a la Basílico de Santa María Mayor para su sepultura.

Antes, el miércoles, el ataúd que contiene el cuerpo del Papa será llevado desde la capilla de la Casa Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro.

El cardenal Kevin Farrell, Camerlengo de la Sagrada Iglesia Romana, presidirá el rito de traducción el 23 de abril, que comenzará a las 9:00 a. m. con un momento de oración.

La procesión pasará por la Plaza de Santa Marta y la Plaza de los Protomártires Romanos, según la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

La procesión saldrá a través del Arco de las Campanas hacia la Plaza de San Pedro y entrará en la Basílica del Vaticano por la puerta central.

En el Altar de la Confesión, el Cardenal Camerlengo presidirá la Liturgia de la Palabra, en cuya conclusión comenzarán las visitas al cuerpo del Romano Pontífice.

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Ciudad del Vaticano. - El anuncio del cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Romana Iglesia desde la Casa Santa Marta: «A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de la Iglesia».

Hace poco, el cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Romana Iglesia, anunció con tristeza el fallecimiento del Papa Francisco, con estas palabras:

«Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre.

Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados.

Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino».

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Ciudad del Vaticano. - Al final de la celebración eucarística jubilar, dirigiéndose a los militares de todo el mundo, el Papa hace otra recomendación citando la «Gaudium et spes»: observar siempre las convenciones internacionales sobre los conflictos, guardar «sagrado respeto por la vida de la Creación». Luego su pensamiento se dirige a Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar, Kivu, Sudán: «Que callen las armas en todas partes y que se escuche el grito de los pueblos que piden la paz».

Al final de la Misa por el Jubileo de las Fuerzas Armadas, de Policía y de Seguridad, presidida por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, el Pontífice renueva su recomendación a la luz de la Constitución Pastoral Gaudium et spes, que en el párrafo n. 79 especifica precisamente el deber de mitigar la inhumanidad de la guerra.

El servicio armado sólo debe ejercerse en legítima defensa

La puntualización de la doctrina de la Iglesia se hace antes de la oración mariana dominical, al tiempo que se da las gracias a las autoridades civiles presentes en el Vaticano por su peregrinación, «por su servicio pastoral» y a los ordinarios y capellanes castrenses. A los militares esparcidos por el mundo, el Pontífice recuerda uno de los principales documentos del Concilio Vaticano II que dice: «Los que, al servicio de la patria, se hallan en el ejercicio, considérense instrumentos de la seguridad y libertad de los pueblos».

Este servicio armado sólo debe ejercerse en defensa propia, nunca para imponer el dominio sobre otras naciones. Siempre observando las convenciones internacionales sobre conflictos. Y ante todo con sagrado respeto a la vida de la Creación.

El Papa a las Fuerzas Armadas: no se dejen seducir por las armas, defiendan siempre la vida

Francisco presidió en la plaza de San Pedro la misa jubilar por los cuerpos militares y de seguridad, destacando su valor en la «lucha contra la criminalidad y las diversas formas ...

Rezar por la paz en las regiones desgarradas por los conflictos

Y confiando su oración a la Virgen, Reina de la Paz, Francisco no olvida dirigir su pensamiento a la «atormentada Ucrania, en Palestina, en Israel, Myanmar, en todo Oriente Medio, en Kivu, en Sudán.

Que en todas partes callen las armas y se escuche el grito de los pueblos que piden la paz.

Las palabras del Papa llegan cuando los escenarios de conflicto en algunas regiones del mundo despiertan la preocupación de cancillerías y pueblos. En relación a la guerra en Ucrania, el presidente de EEUU, Trump, afirmó en una entrevista al New York Post que había hablado por teléfono con su homólogo ruso, Putin, para intentar negociar el fin del conflicto. Por parte rusa ninguna confirmación ni desmentida. En la ex Birmania, donde la Junta Militar lleva casi cuatro años atacando a la población, la situación de los refugiados es desesperada, agravada por las medidas enérgicas de Donald Trump contra la agencia de desarrollo estadounidense USAID, que -como señala la organización humanitaria católica missio Aachen- ya están teniendo un gran impacto, al dejar de financiarse de la noche a la mañana un centro de salud en un campo de refugiados en la frontera entre Tailandia y Myanmar. Mientras tanto, el Presidente de Kenia, que actualmente lidera la Comunidad de África Oriental, organismo que promovió la cumbre de ayer en Dar es Salaam, ha hecho un llamamiento a todas las fuerzas armadas de la República Democrática del Congo para que cesen las hostilidades: que el grupo M23 deje de avanzar y que el ejército congoleño deje de responder.

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Ciudad del Vaticano. - En su primera catequesis del año nuevo 2025, el Santo Padre reflexiona sobre los niños, "don de Dios", y denuncia la triste realidad de muchos menores que mueren a causa del hambre, de las catástrofes y de la guerra. Asimismo, exhorta a no privarlos de sus sueños.

"La plaga del trabajo infantil" fue el tema central de la reflexión del Papa Francisco este miércoles 8 de enero, durante su primera catequesis del año nuevo 2025 en la Audiencia General en el Aula Pablo VI. El Santo Padre destacó que, aunque hoy somos capaces de proyectarnos hacia Marte o de explorar mundos virtuales, nos cuesta reconocer el sufrimiento en los ojos de un niño abandonado, explotado y abusado.

En este contexto, el Pontífice subrayó la contradicción de un siglo que, mientras avanza en la creación de inteligencia artificial y en la posibilidad de existencia multiplanetaria, aún ignora la grave herida de la infancia humillada, explotada y mortalmente dañada. "Pensemos en esto", pidió el Obispo de Roma.

El Santo Padre desarrolló el mensaje que brinda la Sagrada Escritura sobre los niños y planteó que "son un regalo de Dios". No obstante, remarcó que este don no siempre es tratado con respeto. "La Biblia misma, prosiguió, nos conduce por los caminos de la historia donde resuenan cantos de alegría, pero también se elevan los gritos de las víctimas".

A su vez, el Sucesor de Pedro precisó que la tormenta de violencia de Herodes estalla inmediatamente también sobre Jesús recién nacido, que masacra a los niños de Belén. Se trata de "un drama oscuro que se repite de otras formas en la historia", acotó. "Y aquí, para Jesús y sus padres, la pesadilla de convertirse en refugiados en un país extranjero, como les sucede a muchas personas hoy, tantos niños", añadió.

Luego, el Pontífice manifestó que hoy en particular, hay demasiados niños obligados a trabajar. Sin embargo, puntualizó que un niño que no sonríe y no sueña no podrá conocer ni dejar florecer sus talentos.

    “En todas partes de la tierra hay niños explotados por una economía que no respeta la vida; una economía que, al hacerlo, quema nuestro mayor depósito de esperanza y amor.”

Para Francisco, quienes se reconocen hijos de Dios, y especialmente quienes son enviados a llevar a los demás la buena nueva del Evangelio, no pueden permanecer indiferentes.

    “No podemos aceptar que los hermanitos, en lugar de ser amados y protegidos, sean despojados de su infancia, de sus sueños, víctimas de la explotación y la marginación.”

Finalmente, animó a pedir al Señor que abra nuestra mente y nuestro corazón al cuidado y la ternura, y bregó por que "cada niño y niña del mundo pueda crecer en edad, sabiduría y gracia, recibiendo y dando amor".

Publicado en RELIGIÓN
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